PRI desmemoriado
El botín panista
Chuchos gananciosos
Julio Hernández López / Astillero
Despojado de su propia historia oscura a base de amnesia oratoria, el PRI octogenario centró sus baterías en el saldo profundamente negativo del panismo en el poder. No fue Enrique Peña Nieto quien desató el fuego conceptual, pues está bajo veda electoral e intelectual, sino el presidente de transición del partido de tres colores, Pedro Joaquín Coldwell. Según esas palabras desmemoriadas, promete poner fin a la pesadilla nacional el ente político que ha sido el villano del pasado inmediato en Los Pinos y del presente en varias gubernaturas y cámaras. No más dolor, violencia, corrupción y pobreza, dijo el dirigente formal del priísmo, que desea caracterizarse como paladín de lo contrario de lo que durante largas décadas produjo e impuso. Todo sea hoy por el hastío ciudadano de lo que significa el PAN, como en 2000 lo fue de lo que significaba el PRI. Alternancia de demagogia y olvidos.
El jefe del sexenio de la muerte y el miedo, según la clasificación que emitió el priísta Coldwell, enfrentaba mientras tanto las turbulencias derivadas de la imposición de candidatos a puestos legislativos. Un panista de medio siglo de militancia, Rogelio Sada Zambrano, renunció a su partido en protesta por el sainete de los Quesos Larrazabal que han acabado por dejar un tufo de podredumbre en la estantería de blanco y azul. Contra la mínima congruencia deseable en los siempre accidentados procesos partidistas de postulación de candidatos, el PAN que meses atrás demandaba al presidente municipal de Monterrey, Fernando Larrazabal, que dejara el cargo para indagar con soltura las acusaciones contra su hermano Jonás (presunto surtidor de favores a casinos, entre ellos el Royale, mediante pagos en efectivo que él adjudicaba con entusiasmo gastronómico a la venta de quesos tipo Oaxaca) ahora le ha colocado en posición privilegiada, de premio, para que sea legislador por la vía plurinominal, y el fallido verdugo de ayer, Gustavo Madero, es ahora un apasionado salvavidas.
Otro panista enjundioso, Juan José Rodríguez Prats, tabasqueño que pasó del PRI al blanco y azul, ha escrito, advirtiendo que respira por la herida, pues quiso ser candidato a diputado federal y no lo logró (en http://bit.ly/A0laXe puede leerse el artículo completo): Percibo hoy un deterioro del sentido común y de los valores panistas, una embestida de las estructuras del poder para someter a los consejeros a la consigna, una manipulación de los órganos colegiados de decisión, una indefinición de perfiles y un liderazgo panista que no ha sabido defender a sus cuadros más valiosos. El Poder Legislativo no puede ser integrado con criterios de prebenda o de afectos, no es un botín. Rodríguez Prats menciona que “el pasado sábado el CEN del PAN dejó fuera a gente de calidad como José Ángel Córdova, Arturo García Portillo, Juan Antonio García Villa, Alfredo Ling Altamirano y Herbert Taylor. Están en el umbral Ana Tere Aranda y Luis Felipe Bravo. Agregaría a esta lista a Javier Corral, Tere Ortuño y Jorge Zermeño, entre los casos más notables”.
La República Amorosa vive lamentaciones parecidas. Como en 2006, los ánimos favorables a votar por López Obrador como perredista están predestinados a quedar en las cuentas legislativas de la Nueva Izquierda, es decir, de los Chuchos, que este fin de semana se alzaron con la mayor parte de las postulaciones plurinominales importantes (entre ellas el arribo virtualmente seguro de Angélica de la Peña, esposa de Jesús Ortega, al Senado). La otra cuenta ganadora es la de Alternativa Democrática Nacional, la organización con sede en el estado de México que ha sido pionera en el reconocimiento de Calderón como presidente de la República, que ha impulsado alianzas con el PAN y es aliada de los Chuchos. Otra carita feliz es la de Amalia García, la responsable de la Toma (del erario) de Zacatecas, a quien su corriente, Foro Nuevo Sol, logró colocar como aspirante a fuero legislativo y a un lavado exprés de imagen.
El propio López Obrador ha sufrido los avatares de los amores contrariados. Los Chuchos no tomaron en cuenta sus propuestas para diputados y senadores por la vía de la representación proporcional, y en el camino quedaron nombres de personajes que a juicio del líder de Morena habrían fortalecido sus aspiraciones presidenciales. Según nota de Alma Muñoz, no tuvieron eco las pretensiones andresinas de colocar en ruta a las cámaras a dirigentes sindicales polémicos pero entendibles dentro de un esquema de izquierda electoral, como Martín Esparza y Francisco Hernández Juárez, e incluso de personajes antitéticos como Napoleón Gómez Urrutia, el líder minero por herencia que ahora estaría en vías de maquillarse de moreno. Tampoco pasaron Manuel Bartlett, Genaro Góngora y Manuel Camacho.
En tanto, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, estará con Felipe Calderón para hablar de cárteles mexicanos, narcotráfico internacional y elecciones 2012. Washington ha clasificado los problemas de nuestro país como asuntos de su seguridad nacional, así que el nativo derecho de elegir gobernantes queda sujeto a esa globalidad imperiosa. Biden se reunirá también con los candidatos presidenciales.
Otro visitante destacado será Benedicto 16, el jefe del Estado Vaticano que viene a México en plan de alentar una suerte de cristiada electoral. Instalado en tierras guanajuatenses y teniendo como acto principal una concentración de fieles con el Cerro del Cubilete como definitorio telón de fondo, el Papa se reserva desde ahora el derecho de hablar de política mexicana, según advirtió ayer de manera firme la cúpula eclesiástica local. Ya sabrán a qué atenerse los partidos y políticos que se opongan a las reformas al artículo 24 constitucional, pues la politizada voz de B16 podrá pagar favores o cobrar agravios.
Y, mientras Calderón saluda con sombrero ajeno en el asunto del pago a ex braceros mexicanos, que lucharon contra los gobiernos panistas hasta que al fin se les autorizaron las ínfimas cantidades que ahora celebra como logro personal el comandante Felipe, ¡hasta mañana!
El botín panista
Chuchos gananciosos
Julio Hernández López / Astillero
Despojado de su propia historia oscura a base de amnesia oratoria, el PRI octogenario centró sus baterías en el saldo profundamente negativo del panismo en el poder. No fue Enrique Peña Nieto quien desató el fuego conceptual, pues está bajo veda electoral e intelectual, sino el presidente de transición del partido de tres colores, Pedro Joaquín Coldwell. Según esas palabras desmemoriadas, promete poner fin a la pesadilla nacional el ente político que ha sido el villano del pasado inmediato en Los Pinos y del presente en varias gubernaturas y cámaras. No más dolor, violencia, corrupción y pobreza, dijo el dirigente formal del priísmo, que desea caracterizarse como paladín de lo contrario de lo que durante largas décadas produjo e impuso. Todo sea hoy por el hastío ciudadano de lo que significa el PAN, como en 2000 lo fue de lo que significaba el PRI. Alternancia de demagogia y olvidos.
El jefe del sexenio de la muerte y el miedo, según la clasificación que emitió el priísta Coldwell, enfrentaba mientras tanto las turbulencias derivadas de la imposición de candidatos a puestos legislativos. Un panista de medio siglo de militancia, Rogelio Sada Zambrano, renunció a su partido en protesta por el sainete de los Quesos Larrazabal que han acabado por dejar un tufo de podredumbre en la estantería de blanco y azul. Contra la mínima congruencia deseable en los siempre accidentados procesos partidistas de postulación de candidatos, el PAN que meses atrás demandaba al presidente municipal de Monterrey, Fernando Larrazabal, que dejara el cargo para indagar con soltura las acusaciones contra su hermano Jonás (presunto surtidor de favores a casinos, entre ellos el Royale, mediante pagos en efectivo que él adjudicaba con entusiasmo gastronómico a la venta de quesos tipo Oaxaca) ahora le ha colocado en posición privilegiada, de premio, para que sea legislador por la vía plurinominal, y el fallido verdugo de ayer, Gustavo Madero, es ahora un apasionado salvavidas.
Otro panista enjundioso, Juan José Rodríguez Prats, tabasqueño que pasó del PRI al blanco y azul, ha escrito, advirtiendo que respira por la herida, pues quiso ser candidato a diputado federal y no lo logró (en http://bit.ly/A0laXe puede leerse el artículo completo): Percibo hoy un deterioro del sentido común y de los valores panistas, una embestida de las estructuras del poder para someter a los consejeros a la consigna, una manipulación de los órganos colegiados de decisión, una indefinición de perfiles y un liderazgo panista que no ha sabido defender a sus cuadros más valiosos. El Poder Legislativo no puede ser integrado con criterios de prebenda o de afectos, no es un botín. Rodríguez Prats menciona que “el pasado sábado el CEN del PAN dejó fuera a gente de calidad como José Ángel Córdova, Arturo García Portillo, Juan Antonio García Villa, Alfredo Ling Altamirano y Herbert Taylor. Están en el umbral Ana Tere Aranda y Luis Felipe Bravo. Agregaría a esta lista a Javier Corral, Tere Ortuño y Jorge Zermeño, entre los casos más notables”.
La República Amorosa vive lamentaciones parecidas. Como en 2006, los ánimos favorables a votar por López Obrador como perredista están predestinados a quedar en las cuentas legislativas de la Nueva Izquierda, es decir, de los Chuchos, que este fin de semana se alzaron con la mayor parte de las postulaciones plurinominales importantes (entre ellas el arribo virtualmente seguro de Angélica de la Peña, esposa de Jesús Ortega, al Senado). La otra cuenta ganadora es la de Alternativa Democrática Nacional, la organización con sede en el estado de México que ha sido pionera en el reconocimiento de Calderón como presidente de la República, que ha impulsado alianzas con el PAN y es aliada de los Chuchos. Otra carita feliz es la de Amalia García, la responsable de la Toma (del erario) de Zacatecas, a quien su corriente, Foro Nuevo Sol, logró colocar como aspirante a fuero legislativo y a un lavado exprés de imagen.
El propio López Obrador ha sufrido los avatares de los amores contrariados. Los Chuchos no tomaron en cuenta sus propuestas para diputados y senadores por la vía de la representación proporcional, y en el camino quedaron nombres de personajes que a juicio del líder de Morena habrían fortalecido sus aspiraciones presidenciales. Según nota de Alma Muñoz, no tuvieron eco las pretensiones andresinas de colocar en ruta a las cámaras a dirigentes sindicales polémicos pero entendibles dentro de un esquema de izquierda electoral, como Martín Esparza y Francisco Hernández Juárez, e incluso de personajes antitéticos como Napoleón Gómez Urrutia, el líder minero por herencia que ahora estaría en vías de maquillarse de moreno. Tampoco pasaron Manuel Bartlett, Genaro Góngora y Manuel Camacho.
En tanto, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, estará con Felipe Calderón para hablar de cárteles mexicanos, narcotráfico internacional y elecciones 2012. Washington ha clasificado los problemas de nuestro país como asuntos de su seguridad nacional, así que el nativo derecho de elegir gobernantes queda sujeto a esa globalidad imperiosa. Biden se reunirá también con los candidatos presidenciales.
Otro visitante destacado será Benedicto 16, el jefe del Estado Vaticano que viene a México en plan de alentar una suerte de cristiada electoral. Instalado en tierras guanajuatenses y teniendo como acto principal una concentración de fieles con el Cerro del Cubilete como definitorio telón de fondo, el Papa se reserva desde ahora el derecho de hablar de política mexicana, según advirtió ayer de manera firme la cúpula eclesiástica local. Ya sabrán a qué atenerse los partidos y políticos que se opongan a las reformas al artículo 24 constitucional, pues la politizada voz de B16 podrá pagar favores o cobrar agravios.
Y, mientras Calderón saluda con sombrero ajeno en el asunto del pago a ex braceros mexicanos, que lucharon contra los gobiernos panistas hasta que al fin se les autorizaron las ínfimas cantidades que ahora celebra como logro personal el comandante Felipe, ¡hasta mañana!
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