Jorge Diaz
Una vez más se conmemoró otro aniversario de la expropiación petrolera. Como de costumbre, la cascada de declaraciones por parte de políticos y autoridades no se hace esperar y encuentran eco en los medios de comunicación, aunque supongo que poca atención por parte de los mexicanos.
Sería bueno que le explicaran a las nuevas generaciones de qué están hablando, puesto que esa utopía del petróleo mexicano, catapulta para el desarrollo y pilar de nuestra economía, es un añejo sueño con el que crecimos algunos ilusos y que en estos momentos, ya no significa nada para los jóvenes que sólo sufren las carencias de un país saqueado durante décadas.
Las buenas intenciones, el reparto de culpas y fallidos intentos (como fallido el estado y la industria petrolera nacional) abundan a propósito de la fecha.
Cuauhtémoc Cárdenas declara que ve con buenos ojos la participación de la iniciativa privada en PEMEX, no pasará de una declaración.
Enrique Peña Nieto dice que ni privatización ni estatismo, sino medidas audaces, estaremos esperando propuestas.
Y el que da al traste con todo, es Felipe Calderón. Se pone su disfraz de papá regañón advirtiendo al líder de los petroleros, Carlos Romero Deschamps, que tienen que poner cuidado y soluciones inmediatas a las finanzas sobre todo en el rubro de las pensiones, pero bien sabe que como actualmente actúan los hijos con sus padres, ni quien lo pele.
En el delirio y como ya es su costumbre, presume inversiones por más de un billón de pesos en lo que va de su sexenio sin explicar de qué han servido, porque los supuestos beneficiarios de la “empresa de México”, son todos los mexicanos y en ese sentido, ninguno de nosotros ha visto mejorar su situación durante su gestión, lo mismo que en el pasado.
Así es que señores, sigan administrando sus fierros viejos, que cuando ya no sirvan para nada, Ustedes estarán felices de haberse beneficiado de lo lindo, mientras nosotros nos seguimos recetando cada aniversario de la expropiación petrolera, el rollo de siempre.
Una vez más se conmemoró otro aniversario de la expropiación petrolera. Como de costumbre, la cascada de declaraciones por parte de políticos y autoridades no se hace esperar y encuentran eco en los medios de comunicación, aunque supongo que poca atención por parte de los mexicanos.
Sería bueno que le explicaran a las nuevas generaciones de qué están hablando, puesto que esa utopía del petróleo mexicano, catapulta para el desarrollo y pilar de nuestra economía, es un añejo sueño con el que crecimos algunos ilusos y que en estos momentos, ya no significa nada para los jóvenes que sólo sufren las carencias de un país saqueado durante décadas.
Las buenas intenciones, el reparto de culpas y fallidos intentos (como fallido el estado y la industria petrolera nacional) abundan a propósito de la fecha.
Cuauhtémoc Cárdenas declara que ve con buenos ojos la participación de la iniciativa privada en PEMEX, no pasará de una declaración.
Enrique Peña Nieto dice que ni privatización ni estatismo, sino medidas audaces, estaremos esperando propuestas.
Y el que da al traste con todo, es Felipe Calderón. Se pone su disfraz de papá regañón advirtiendo al líder de los petroleros, Carlos Romero Deschamps, que tienen que poner cuidado y soluciones inmediatas a las finanzas sobre todo en el rubro de las pensiones, pero bien sabe que como actualmente actúan los hijos con sus padres, ni quien lo pele.
En el delirio y como ya es su costumbre, presume inversiones por más de un billón de pesos en lo que va de su sexenio sin explicar de qué han servido, porque los supuestos beneficiarios de la “empresa de México”, son todos los mexicanos y en ese sentido, ninguno de nosotros ha visto mejorar su situación durante su gestión, lo mismo que en el pasado.
Así es que señores, sigan administrando sus fierros viejos, que cuando ya no sirvan para nada, Ustedes estarán felices de haberse beneficiado de lo lindo, mientras nosotros nos seguimos recetando cada aniversario de la expropiación petrolera, el rollo de siempre.
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