Excélsior
Las osamentas de tres personas −dos niños y una mujer− fueron desenterrados por agentes policiacos en el municipio de Nacozari de García, Sonora. Las primeras investigaciones apuntan a sacrificios humanos realizados por una familia en honor a la Santa Muerte.
Los cuerpos sin vida fueron identificados como los de Jesús Octavio Martínez Yáñez, un niño de 10 años apodado “Tete”, quien fue reportado como desaparecido el 6 de marzo del 2012; Clotilde Pacheco, de 55 años, desaparecida desde el mes de septiembre del 2009, y Martín Ríos Chaparro, de 10 años, desaparecido en julio del 2010.
El director de la Policía Municipal de aquel poblado serreño, José Miguel Espinoza Osuna, detalló que la corporación a su mando, en coordinación con un grupo de agentes especiales de la Policía Estatal Investigadora (PEI), resolvió este caso luego de seguirle la pista a dos de los sujetos involucrados en las muertes.
Hasta el momento hay ocho miembros de una misma familia detenidos por estos hechos, los cuales llevaron a los agentes policiacos hasta el lugar donde estaban enterradas sus víctimas y confesaron haber perpetrado los crímenes en honor a la Santa Muerte.
Los detenidos son Silvia Meras Moreno, de 44 años de edad, quien es matriarca de la familia; su cónyugue, Eduardo Sánchez, de 37 años de edad; Francisca Magdalena Barrón Meras, de 21 años, a quien apodan la “Nena”; Georgina Guadalupe Barrón Meras, de 20 años, a quien apodan la “Cookies”, y su marido, Martín Barrón López, de 48 años de edad; Ramón Omar Palacios Meras, de 28 años de edad, y su pareja sentimental Zoila Santacruz; también fue detenida una menor, de 15 años de edad, de nombre Yajaira.
Espinoza Osuna indicó que realizaron cateos en dos domicilios particulares, pero que las osamentas fueron desenterradas de un predio ubicado al noroeste de Nacozari, donde encontraron el cuerpo sin vida del pequeño “Tete” y varios restos humanos envueltos en una cobija que por sus vestimentas fueron identificados positivamente como los de Clotilde Pacheco y el menor Ríos Chapa.
Se mencionó que, en el lugar donde fueron desenterradas las osamentas, los inculpados narraban sin reservas o arrepentimiento evidente que pertenecían a una secta y que mataron a la mujer de 55 años de edad golpeándola en la parte trasera de la cabeza con un hacha, para después darle varias puñaladas en el abdomen y obtener su sangre para ofrecerla como ofrenda a la Santísima Muerte.
Las osamentas de tres personas −dos niños y una mujer− fueron desenterrados por agentes policiacos en el municipio de Nacozari de García, Sonora. Las primeras investigaciones apuntan a sacrificios humanos realizados por una familia en honor a la Santa Muerte.
Los cuerpos sin vida fueron identificados como los de Jesús Octavio Martínez Yáñez, un niño de 10 años apodado “Tete”, quien fue reportado como desaparecido el 6 de marzo del 2012; Clotilde Pacheco, de 55 años, desaparecida desde el mes de septiembre del 2009, y Martín Ríos Chaparro, de 10 años, desaparecido en julio del 2010.
El director de la Policía Municipal de aquel poblado serreño, José Miguel Espinoza Osuna, detalló que la corporación a su mando, en coordinación con un grupo de agentes especiales de la Policía Estatal Investigadora (PEI), resolvió este caso luego de seguirle la pista a dos de los sujetos involucrados en las muertes.
Hasta el momento hay ocho miembros de una misma familia detenidos por estos hechos, los cuales llevaron a los agentes policiacos hasta el lugar donde estaban enterradas sus víctimas y confesaron haber perpetrado los crímenes en honor a la Santa Muerte.
Los detenidos son Silvia Meras Moreno, de 44 años de edad, quien es matriarca de la familia; su cónyugue, Eduardo Sánchez, de 37 años de edad; Francisca Magdalena Barrón Meras, de 21 años, a quien apodan la “Nena”; Georgina Guadalupe Barrón Meras, de 20 años, a quien apodan la “Cookies”, y su marido, Martín Barrón López, de 48 años de edad; Ramón Omar Palacios Meras, de 28 años de edad, y su pareja sentimental Zoila Santacruz; también fue detenida una menor, de 15 años de edad, de nombre Yajaira.
Espinoza Osuna indicó que realizaron cateos en dos domicilios particulares, pero que las osamentas fueron desenterradas de un predio ubicado al noroeste de Nacozari, donde encontraron el cuerpo sin vida del pequeño “Tete” y varios restos humanos envueltos en una cobija que por sus vestimentas fueron identificados positivamente como los de Clotilde Pacheco y el menor Ríos Chapa.
Se mencionó que, en el lugar donde fueron desenterradas las osamentas, los inculpados narraban sin reservas o arrepentimiento evidente que pertenecían a una secta y que mataron a la mujer de 55 años de edad golpeándola en la parte trasera de la cabeza con un hacha, para después darle varias puñaladas en el abdomen y obtener su sangre para ofrecerla como ofrenda a la Santísima Muerte.
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