Apro
El ministro del Interior de Guatemala, Mauricio López, afirmó que en su país no se puede hablar de “ningún otro cartel con influencia en el país, más que de Los Zetas”.
De acuerdo con el funcionario centroamericano, el fortalecimiento y expansión de las operaciones de la organización delictiva de México en todo el territorio nacional, “hasta situarse como el mayor grupo delictivo del país”, se deben a “la captura de los principales líderes narcotraficantes guatemaltecos”.
En declaraciones a la Agencia Guatemalteca de Noticias, López manifestó que las detenciones de líderes narcos guatemaltecos permitieron a esa organización delictiva de origen mexicano vincularse con bandas dedicadas al robo de vehículos, secuestros y extorsiones.
“Así han extendido su poder operativo. La nueva forma de operar de Los Zetas inicia cuando reclutan integrantes de otras agrupaciones, lo que les permite diversificar sus actividades sin necesidad de crear una estructura básica”, afirmó.
Según la cartera del Interior los departamentos con mayor presencia de la banda narcotraficante son: Chiquimula, Izabal, Petén, Huehuetenango, San Marcos y Jutiapa.
En febrero de 2011, el diario La Jornada publicó una nota en la que señalaba que Cobán, capital del departamento de Alta Verapaz, cayó en manos del cártel de Los Zetas en 2008.
De acuerdo con el diario, con ese territorio las organizaciones de narcotraficantes que se expandieron hacia el sur de México a partir de 2007 tenían ya bajo su control –según un cálculo oficial estadunidense– siete de los 22 departamentos que constituyen Guatemala, los más grandes, más poblados y de mayor importancia económica.
“Sin intervención extranjera, Cobán será uno más en la creciente lista de áreas perdidas ante el avance del narcotráfico.” Ese fue el diagnóstico del embajador de Estados Unidos en Guatemala, Stephen McFarland, el 6 de febrero de 2009, en un despacho enviado al Departamento de Estado.
Un año después, a lo largo de 2010, reportajes en la prensa internacional y estudios académicos de centros especializados confirmaban esa realidad. El entonces presidente Álvaro Colom reconoció en septiembre de 2010, en entrevista con La Jornada, que su país estaba “lleno de zetas”.
La agencia antidrogas estadunidense (DEA) reportaba que por los corredores terrestres de Centroamérica entraban a México, rumbo a la frontera norte, entre 250 y 300 toneladas de cocaína pura al año. Y se tenían contabilizados en todo el país, asentados como residentes, al menos 800 mexicanos pertenecientes a Los Zetas.
El reporte confidencial de 2009 del embajador de EU en Guatemala fue previo a la fractura de Los Zetas con el cártel del Golfo y constituyó una relación de hechos y testimonios recogidos por funcionarios de la misión diplomática que viajaron a la zona de Alta Verapaz para contactar a sus informantes y tener datos de primera mano.
El ministro del Interior de Guatemala, Mauricio López, afirmó que en su país no se puede hablar de “ningún otro cartel con influencia en el país, más que de Los Zetas”.
De acuerdo con el funcionario centroamericano, el fortalecimiento y expansión de las operaciones de la organización delictiva de México en todo el territorio nacional, “hasta situarse como el mayor grupo delictivo del país”, se deben a “la captura de los principales líderes narcotraficantes guatemaltecos”.
En declaraciones a la Agencia Guatemalteca de Noticias, López manifestó que las detenciones de líderes narcos guatemaltecos permitieron a esa organización delictiva de origen mexicano vincularse con bandas dedicadas al robo de vehículos, secuestros y extorsiones.
“Así han extendido su poder operativo. La nueva forma de operar de Los Zetas inicia cuando reclutan integrantes de otras agrupaciones, lo que les permite diversificar sus actividades sin necesidad de crear una estructura básica”, afirmó.
Según la cartera del Interior los departamentos con mayor presencia de la banda narcotraficante son: Chiquimula, Izabal, Petén, Huehuetenango, San Marcos y Jutiapa.
En febrero de 2011, el diario La Jornada publicó una nota en la que señalaba que Cobán, capital del departamento de Alta Verapaz, cayó en manos del cártel de Los Zetas en 2008.
De acuerdo con el diario, con ese territorio las organizaciones de narcotraficantes que se expandieron hacia el sur de México a partir de 2007 tenían ya bajo su control –según un cálculo oficial estadunidense– siete de los 22 departamentos que constituyen Guatemala, los más grandes, más poblados y de mayor importancia económica.
“Sin intervención extranjera, Cobán será uno más en la creciente lista de áreas perdidas ante el avance del narcotráfico.” Ese fue el diagnóstico del embajador de Estados Unidos en Guatemala, Stephen McFarland, el 6 de febrero de 2009, en un despacho enviado al Departamento de Estado.
Un año después, a lo largo de 2010, reportajes en la prensa internacional y estudios académicos de centros especializados confirmaban esa realidad. El entonces presidente Álvaro Colom reconoció en septiembre de 2010, en entrevista con La Jornada, que su país estaba “lleno de zetas”.
La agencia antidrogas estadunidense (DEA) reportaba que por los corredores terrestres de Centroamérica entraban a México, rumbo a la frontera norte, entre 250 y 300 toneladas de cocaína pura al año. Y se tenían contabilizados en todo el país, asentados como residentes, al menos 800 mexicanos pertenecientes a Los Zetas.
El reporte confidencial de 2009 del embajador de EU en Guatemala fue previo a la fractura de Los Zetas con el cártel del Golfo y constituyó una relación de hechos y testimonios recogidos por funcionarios de la misión diplomática que viajaron a la zona de Alta Verapaz para contactar a sus informantes y tener datos de primera mano.
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