Jorge Fernández Menéndez
La caída de Erick Valencia, El 85, jefe del cártel Jalisco Nueva Generación, es un golpe muy duro para el cártel de Joaquín El Chapo Guzmán, mientras que el círculo en torno suyo parece cerrarse cada día más. El cártel Nueva Generación, que se hizo más conocido por su grupo de sicarios que se llamaron los matazetas, se había hecho cargo de varias tareas fundamentales en esa organización: por una parte, la de reconstruir la organización en el estado, al reemplazar a Ignacio Nacho Coronel, incluso desde antes de su muerte (cuando comenzaron los enfrentamientos en ese territorio que Coronel había hegemonizado desde hacía mucho tiempo) y, por la otra, asumieron buena parte de la batalla contra los Zetas.
El cártel Jalisco Nueva Generación no es en absoluto una organización criminal nueva. Sino, en realidad, la transformación de una de las más viejas organizaciones del narcotráfico en México (comenzaron en el negocio de la mariguana en los 70), el llamado cártel de los Valencia, que luego se transformó en el cártel del Milenio. Ambos nacieron en Michoacán e incluso uno de los hermanos Valencia llegó a ser presidente municipal de Aguililla, en Michoacán, en 1989, por el naciente PRD.
Fue José Valencia quien empezó la siembra de mariguana y amapola en la sierra. Los Valencia se dedicaban a la venta de aguacate y de ahí pasaron al negocio de las drogas. Hasta el inicio de los 90, los Valencia cultivaban drogas en los municipios colindantes de Michoacán y Jalisco para otros cárteles, pero posteriormente comienzan a tratar de trabajar en forma independiente, con sus proveedores colombianos, como parte del cártel del Milenio: que eran en realidad ellos mismos con una nueva configuración.
Su primer líder fue Armando Valencia Cornelio, El Maradona, y sus principales operadores sus primos, los hermanos Luis y Ventura Valencia Valencia. Erick, el ahora detenido, es uno de los hermanos más jóvenes, que fue ascendiendo en la medida en que los otros líderes iban cayendo.
Los Valencia eran el grupo criminal que trabajaba con Zhenli Ye Gon; habían iniciado esa relación desde 2003 para que Ye Gon los aprovisionara de precursores químicos para la producción de drogas sintéticas. Los golpes que recibieron los terminaron acercando al cártel del Pacífico, con el que se terminaron asociando en Michoacán y, para retomar el control de Jalisco y Colima, en contra de los Zetas. Esos dos estados, junto con Michoacán y parte de Guerrero, son fundamentales para el cártel del Pacífico y para cualquiera que desee disputarle su hegemonía, por muchas razones, pero la fundamental es que allí se concentra la mayor parte de la producción de drogas sintéticas y los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, que reciben los precursores químicos desde Asia son clave en toda esa operación.
Las drogas sintéticas son las drogas del futuro y probablemente el mejor negocio que tiene en estos momentos el cártel del Pacífico: es la droga que más está creciendo en su consumo en Estados Unidos; los componentes químicos se consiguen con facilidad, provienen de los laboratorios clandestinos y los legales que operan fundamentalmente en China e India; esos mismos precursores se pueden ocultar bajo denominaciones de muchos otros productos químicos y es una droga fácil de producir, que no huele, resulta fácil de transportar y ocultar y que, incluso, entre muchos jóvenes, se tiene la idea errónea de que no es adictiva y puede ser consumida socialmente sin daños. Y las mejores redes de distribución en Estados Unidos son del cártel del Chapo Guzmán.
Los constantes golpes que está recibiendo la organización del Chapo Guzmán, con la caída de importantes y numerosos laboratorios clandestinos, sobre todo en Jalisco y Sinaloa, lo mismo que de algunos de sus principales operadores logísticos y de lavado de dinero (e incluso de cantidades en efectivo muy fuertes que han sido decomisadas en los últimos meses), sin duda debilitan a esa organización y comienzan a poner cada vez más en riesgo a Guzmán Loera. La confirmación de que estuvo a punto de ser detenido hace unos días en Los Cabos demuestra que el círculo económico, logístico, policial, militar, se está cerrando en torno al Chapo. Y la virulencia de la respuesta al intentar impedir, primero, la detención, y luego, el traslado de Erick Valencia y de su lugarteniente, el viernes en Guadalajara, confirma también la importancia de los líderes detenidos, pero también lo duro del golpe recibido por esa organización criminal. El círculo en torno al Chapo se cierra y quizás su captura no está tan lejana como algunos creen.
La caída de Erick Valencia, El 85, jefe del cártel Jalisco Nueva Generación, es un golpe muy duro para el cártel de Joaquín El Chapo Guzmán, mientras que el círculo en torno suyo parece cerrarse cada día más. El cártel Nueva Generación, que se hizo más conocido por su grupo de sicarios que se llamaron los matazetas, se había hecho cargo de varias tareas fundamentales en esa organización: por una parte, la de reconstruir la organización en el estado, al reemplazar a Ignacio Nacho Coronel, incluso desde antes de su muerte (cuando comenzaron los enfrentamientos en ese territorio que Coronel había hegemonizado desde hacía mucho tiempo) y, por la otra, asumieron buena parte de la batalla contra los Zetas.
El cártel Jalisco Nueva Generación no es en absoluto una organización criminal nueva. Sino, en realidad, la transformación de una de las más viejas organizaciones del narcotráfico en México (comenzaron en el negocio de la mariguana en los 70), el llamado cártel de los Valencia, que luego se transformó en el cártel del Milenio. Ambos nacieron en Michoacán e incluso uno de los hermanos Valencia llegó a ser presidente municipal de Aguililla, en Michoacán, en 1989, por el naciente PRD.
Fue José Valencia quien empezó la siembra de mariguana y amapola en la sierra. Los Valencia se dedicaban a la venta de aguacate y de ahí pasaron al negocio de las drogas. Hasta el inicio de los 90, los Valencia cultivaban drogas en los municipios colindantes de Michoacán y Jalisco para otros cárteles, pero posteriormente comienzan a tratar de trabajar en forma independiente, con sus proveedores colombianos, como parte del cártel del Milenio: que eran en realidad ellos mismos con una nueva configuración.
Su primer líder fue Armando Valencia Cornelio, El Maradona, y sus principales operadores sus primos, los hermanos Luis y Ventura Valencia Valencia. Erick, el ahora detenido, es uno de los hermanos más jóvenes, que fue ascendiendo en la medida en que los otros líderes iban cayendo.
Los Valencia eran el grupo criminal que trabajaba con Zhenli Ye Gon; habían iniciado esa relación desde 2003 para que Ye Gon los aprovisionara de precursores químicos para la producción de drogas sintéticas. Los golpes que recibieron los terminaron acercando al cártel del Pacífico, con el que se terminaron asociando en Michoacán y, para retomar el control de Jalisco y Colima, en contra de los Zetas. Esos dos estados, junto con Michoacán y parte de Guerrero, son fundamentales para el cártel del Pacífico y para cualquiera que desee disputarle su hegemonía, por muchas razones, pero la fundamental es que allí se concentra la mayor parte de la producción de drogas sintéticas y los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, que reciben los precursores químicos desde Asia son clave en toda esa operación.
Las drogas sintéticas son las drogas del futuro y probablemente el mejor negocio que tiene en estos momentos el cártel del Pacífico: es la droga que más está creciendo en su consumo en Estados Unidos; los componentes químicos se consiguen con facilidad, provienen de los laboratorios clandestinos y los legales que operan fundamentalmente en China e India; esos mismos precursores se pueden ocultar bajo denominaciones de muchos otros productos químicos y es una droga fácil de producir, que no huele, resulta fácil de transportar y ocultar y que, incluso, entre muchos jóvenes, se tiene la idea errónea de que no es adictiva y puede ser consumida socialmente sin daños. Y las mejores redes de distribución en Estados Unidos son del cártel del Chapo Guzmán.
Los constantes golpes que está recibiendo la organización del Chapo Guzmán, con la caída de importantes y numerosos laboratorios clandestinos, sobre todo en Jalisco y Sinaloa, lo mismo que de algunos de sus principales operadores logísticos y de lavado de dinero (e incluso de cantidades en efectivo muy fuertes que han sido decomisadas en los últimos meses), sin duda debilitan a esa organización y comienzan a poner cada vez más en riesgo a Guzmán Loera. La confirmación de que estuvo a punto de ser detenido hace unos días en Los Cabos demuestra que el círculo económico, logístico, policial, militar, se está cerrando en torno al Chapo. Y la virulencia de la respuesta al intentar impedir, primero, la detención, y luego, el traslado de Erick Valencia y de su lugarteniente, el viernes en Guadalajara, confirma también la importancia de los líderes detenidos, pero también lo duro del golpe recibido por esa organización criminal. El círculo en torno al Chapo se cierra y quizás su captura no está tan lejana como algunos creen.
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