Los problemas de Obama...

José Carreño Figueras

Con toda la atención puesta sobre las tribulaciones de la etapa de elecciones primarias en el partido republicano, apenas es de extrañar que los problemas del presidente Barack Obama pasen desapercibidos, pero son reales y pueden tener un enorme costo para su reelección.


De acuerdo con la visión política tradicional, cuando un presidente estadounidense se presenta a reelección, lo normal es que el acto electoral mismo se convierta en un referendo sobre su actuación en los cuatro años previos. Y el caso de Obama no tiene porqué ser la excepción.


Cierto que los republicanos están empeñados actualmente en una campaña primaria que a todas luces les resulta negativa, tanto por el tipo de conversación en que se han empeñado como por la extraordinaria acrimonia y enormes tensiones que se han revelado en las filas del partido conservador estadounidense.


Y aunque pocos dudan de que al final el exgobernador Mitt Romney será el candidato, son menos los que dejan de preguntarse respecto a lo que los republicanos y el propio Romney podrán hacer para convencer a los grupos que han alejado de que deben reflexionar y votar por ellos a pesar de haber sido pateados y escupidos.


La receta, según los propios republicanos, está en la economía y los problemas del país. Cierto, la actual crisis económica no comenzó con Obama y cierto, tiene su génesis y fruto en un régimen republicano y sus políticas. Pero ya en el cuarto año de gobierno del mandatario en turno, el problema es su “propiedad” y responsabilidad. Y con el mas clásico estilo político, los autores originales de la situación reclaman a quien trata de resolverla porque los métodos de solución no hayan producido frutos inmediatos.


En ese sentido, el mandatario no tiene todas las ventajas consigo. Puede alegarse que la economía parece en mejoría, pero ni siquiera los demócratas mas partidarios de Obama creen que la recuperación sea tan sólida como todos quisieran y que no haya la posibilidad de una fractura en el futuro inmediato.
La situación internacional podría salirse fuera de control, especialmente en oriente medio, donde la animosidad religiosa y la retórica política hacen real la posibilidad de un conflicto entre Israel e Iran. Y aunque trabajan en contra del choque, los Estados Unidos no sólo son el principal aliado israelí sino que tienen cuentas que cobrarles a los iraníes.

Para muchos, sin embargo, el problema está sobre todo en las expectativas que Obama despertó pero no pudo cumplir. Y si bien sería correcto señalar que muchas de esas esperanzas fueron mas resultado de ilusiones que de promesas directas, también es importante recordar que Obama llegó a la Casa Blanca sobre la oferta de un cambio.
Pero en un sistema como el estadounidense, el cambio no es fácil. Díganlo si no los problemas que ha enfrentó para lograr una reforma del sistema de salud que tan debilitada como es resulta ahora una medida “socializante” y por tanto entre las bases para la campaña en su contra.

Y eso afecta a sus votantes. Obama no pudo “partir las aguas” y sus esfuerzos, tardíos pero esfuerzos al fin, de impulsar una reforma migratoria no satisfacieron a los latinos.

El entusiasmo, y aún fervor, que rodearon la campaña y la elección de Obama en 2008 están ausentes ahora y eso puede ser un problema, toda vez que los republicanos parecen estar mucho mas motivados que los demócratas por participar en los comicios.

A cambio, Obama cuenta con los republicanos y su retórica para preocupar a hispanos y mujeres, a estudiantes y a sindicalistas que conservarlo sería su mejor ventaja. Pero Obama no puede conformarse con eso…

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