Álvaro Cepeda Neri
No hubo transición a más democracia, sino regresión a mucho más autoritarismo, al grado que el PAN y los panistas-calderonistas ya superaron al priismo que mantuvo un férreo control represivo durante 54 años. En escasos 12 años y con 60 mil homicidios por la mala estrategia para combatir a los delincuentes, especialmente a los narcotraficantes que dominan la mitad del territorio y represiones incluso de desgobernadores, los panistas echaron a perder la alternancia. Yendo Peña en picada, el PRI necesitará candidato sustituto que –dicen– lo renovará; y sólo falta que si ese PRI regresa de la oposición, sea el que consume la alternancia y empuje la ansiada transición para resolver con más democracia, los problemas que han dejado el PAN y Calderón.
De aquí a que esto suceda, sus desgobernadores arremeten contra las legítimas y legales protestas ciudadanas. Es el caso de Sonora, donde aparte del saqueo a los dineros públicos, van para tres años las cada vez más violentas represiones contra los sonorenses del sur que, con resoluciones federales a su favor para cancelar la construcción de un acueducto e impedir que el desgobernador Padrés Elías se robe el agua, escasa, de la presa El Novillo, con la que apenas alcanza para un cultivo anual en el Valle del Yaqui (en Navojoa ya no hay agua) y para consumo de la población. Con el apoyo de Calderón, el ya enlistado Cordero (quien perdió la postulación por mediocre) y el prepotente Luege Tamargo, director de Conagua (quien constantemente le quita el agua a la capital del país, con la anuencia de Calderón), Padrés insiste en llevarse el agua del sur para surtir a Hermosillo, en lugar de usar una desaladora y controlar los 500 pozos que explotan salvajemente empresarios que apoyan el robo de Cajeme.
Siguiendo el abuso del poder, Padrés Elías ordenó que 200 policías fueran a la Notaría número 52, domiciliada en Ciudad Obregón, a cargo del abogado Adrián Manjarrez Díaz, para llevarse toda la documentación. En ese asalto policiaco, 40 patrullas se abrieron paso entre los ciudadanos que defendían la notaría, golpeándolos con la barbarie de un despotismo y como si no hubiera derechos humanos. Sólo el diario cajemense Tribuna (18/II/12), con su reportera Rachel García Vega publicó esta información. El resto de la prensa sonorense, amordazada por Padrés mediante publicidad y otros favores, nada dijeron de la represión. El notario había protocolizado el acta del Módulo de Riego, la cual fundamentó que los obregonenses obtuvieran el amparo para frenar la construcción del acueducto.
Eso bastó para la venganza sangrienta del desgobernador, que pisoteando toda juridicidad obtuvo del Tribunal de lo Contencioso Administrativo la orden para clausurar la notaría… que además ordenó saquear. Padrés está en desacato de resoluciones federales que no se han cumplido porque Calderón impide que la fuerza federal las haga valer. Eso significa que en Sonora veremos más violencia, pues sus arremetidas han subido de tono y está dispuesto a robarse el agua, aún al precio de encarcelar y matar sonorenses.
No hubo transición a más democracia, sino regresión a mucho más autoritarismo, al grado que el PAN y los panistas-calderonistas ya superaron al priismo que mantuvo un férreo control represivo durante 54 años. En escasos 12 años y con 60 mil homicidios por la mala estrategia para combatir a los delincuentes, especialmente a los narcotraficantes que dominan la mitad del territorio y represiones incluso de desgobernadores, los panistas echaron a perder la alternancia. Yendo Peña en picada, el PRI necesitará candidato sustituto que –dicen– lo renovará; y sólo falta que si ese PRI regresa de la oposición, sea el que consume la alternancia y empuje la ansiada transición para resolver con más democracia, los problemas que han dejado el PAN y Calderón.
De aquí a que esto suceda, sus desgobernadores arremeten contra las legítimas y legales protestas ciudadanas. Es el caso de Sonora, donde aparte del saqueo a los dineros públicos, van para tres años las cada vez más violentas represiones contra los sonorenses del sur que, con resoluciones federales a su favor para cancelar la construcción de un acueducto e impedir que el desgobernador Padrés Elías se robe el agua, escasa, de la presa El Novillo, con la que apenas alcanza para un cultivo anual en el Valle del Yaqui (en Navojoa ya no hay agua) y para consumo de la población. Con el apoyo de Calderón, el ya enlistado Cordero (quien perdió la postulación por mediocre) y el prepotente Luege Tamargo, director de Conagua (quien constantemente le quita el agua a la capital del país, con la anuencia de Calderón), Padrés insiste en llevarse el agua del sur para surtir a Hermosillo, en lugar de usar una desaladora y controlar los 500 pozos que explotan salvajemente empresarios que apoyan el robo de Cajeme.
Siguiendo el abuso del poder, Padrés Elías ordenó que 200 policías fueran a la Notaría número 52, domiciliada en Ciudad Obregón, a cargo del abogado Adrián Manjarrez Díaz, para llevarse toda la documentación. En ese asalto policiaco, 40 patrullas se abrieron paso entre los ciudadanos que defendían la notaría, golpeándolos con la barbarie de un despotismo y como si no hubiera derechos humanos. Sólo el diario cajemense Tribuna (18/II/12), con su reportera Rachel García Vega publicó esta información. El resto de la prensa sonorense, amordazada por Padrés mediante publicidad y otros favores, nada dijeron de la represión. El notario había protocolizado el acta del Módulo de Riego, la cual fundamentó que los obregonenses obtuvieran el amparo para frenar la construcción del acueducto.
Eso bastó para la venganza sangrienta del desgobernador, que pisoteando toda juridicidad obtuvo del Tribunal de lo Contencioso Administrativo la orden para clausurar la notaría… que además ordenó saquear. Padrés está en desacato de resoluciones federales que no se han cumplido porque Calderón impide que la fuerza federal las haga valer. Eso significa que en Sonora veremos más violencia, pues sus arremetidas han subido de tono y está dispuesto a robarse el agua, aún al precio de encarcelar y matar sonorenses.
Comentarios