Jesús Cantú
Durante los nueve meses de la efímera presidencia de Humberto Moreira en el CEN del PRI, repitió hasta el cansancio, en promocionales, discursos y demás, que él era parte de “una nueva generación de políticos que escuchan, se comprometen y cumplen”, de la cual desde luego también formaba parte, y en forma prominente, su virtual candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo apenas tres meses después de que Moreira renunció a esa posición, dicha generación también fue desplazada del reparto de candidaturas. Como claramente explicaron los dirigentes priistas, en la configuración de las listas se privilegió la experiencia, los votos que pueden aportar las organizaciones que representan los candidatos y los compromisos con las televisoras. Y los integrantes de la nueva generación de políticos no cumplían con ninguna de las características, por lo cual quedaron fuera de las listas.
Las candidaturas de mayoría relativa y las listas de representación proporcional incluyen a viejos exgobernadores (pues según explicó en conferencia de prensa el dirigente nacional tricolor Pedro Joaquín Coldwell, todos los exgobernadores que concluyeron recientemente su gestión quedaron fuera por regla general), viejos líderes sindicales (porque según el mismo Coldwell eso le da al PRI la oportunidad de ratificar la alianza entre su partido y el sindicalismo mexicano) y los representantes del duopolio televisivo (ya que según Emilio Gamboa, dirigente nacional de la CNOP, como “vamos a tener que tocar temas como la televisión… fuimos buscando personajes que conozcan el tema”).
En general son los mismos polémicos personajes que desde hace más de tres décadas aparecen alternadamente como candidatos a un puesto de elección popular. En las listas plurinominales destacan entre otros: Emilio Gamboa Patrón, que encabeza la lista al Senado y que desde 1982 ocupa puestos relevantes en la política mexicana, primero en la administración pública federal y después, a partir de la derrota del PRI en 2000, en las Legislaturas, con un receso de tres años, que aprovecho para dirigir la CNOP; Manlio Fabio Beltrones, exgobernador de Sonora, dos veces diputado federal, actualmente senador de la República y también exdirigente de la CNOP; Jesús Murillo Karam, exgobernador de Hidalgo, actualmente senador; el controvertido líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps; y dos directivos de TV-Azteca, Jorge Mendoza y Tristán Canales, actual presidente de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión. Y en las candidaturas de mayoría relativa al Senado van siete exgobernadores.
Es obvio que la ausencia de espacios para otros sectores generó inconformidades, aunque hasta hoy todos han moderado las protestas y mantienen al margen de la litis al candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. El dirigente del Frente Juvenil Revolucionario, Canek Vázquez, quien rechazó ocupar el lugar 17 en la lista al Senado y cercano a Beltrones, declaró al grupo Reforma que el CEN actual pasará a la historia como el que enterró las propuestas de los jóvenes y puntualizó: “A diferencia de priistas con mayor experiencia y que han presionado para asegurarse un lugar en el Congreso, los jóvenes del PRI estamos seguros que Enrique Peña será presidente y le cumplirá a las nuevas generaciones”.
Por su parte Carlos Flores Rico, dirigente del Movimiento Territorial, quién rechazó la posición 15 en la lista al Senado, sentenció que el mecanismo de selección está agotado e indicó al mismo diario: “Como está, no deja satisfecho a nadie. Desgasta a los dirigentes, deslegitima a los candidatos, irrita a la militancia y confunde a los electores. El modelo ya no funciona porque está basado en la discrecionalidad y ésta tiende a responder a compromisos, buenos o malos, de quien esté al mando, a las presiones de todo orden y a la hegemonía de quienes tengan mejor posición de cabildeo y relevancia económica”.
Así, de acuerdo con Flores Rico, el nuevo PRI no sólo desapareció de las listas de candidatos sino también de los modelos de selección y para intentar asegurar el triunfo de su candidato a la Presidencia de la República recurrieron a las viejas prácticas que les permitieron sobrevivir en Los Pinos más de 70 años. Sin embargo, la pluralidad reinante en México dificulta más el éxito de éstas y a pesar de que en general imperó la disciplina, sufrió bajas que le pueden significar votos importantes, particularmente la de María Elena Orantes, quien renunció a su militancia tricolor para aceptar ser postulada por el Movimiento Progresista como candidata al gobierno de Chiapas; o la de Manuel Bartlett Díaz, exgobernador priista de Puebla y exsenador por el mismo partido, quien también renunció a su militancia tricolor y ya aceptó la postulación de la coalición de izquierda al Senado.
Sin duda las renuncias de tricolores afectarán el caudal de votos tricolores, pero el mayor problema que enfrentará el PRI y, particularmente su candidato Enrique Peña Nieto con la colección de dinosaurios que postuló para el Congreso de la Unión, es la gran contradicción entre su discurso y la realidad, lo que le hará perder credibilidad, particularmente entre los jóvenes, que en los procesos electorales más recientes habían prácticamente abandonado al PRI. Además de que también le restará viabilidad a algunas de sus propuestas de campaña, pues muchos de los futuros integrantes de la bancada tricolor no comparten varias de sus ofertas políticas, como la apertura de Pemex a la inversión privada.
Los candidatos al Congreso son muy importantes durante la campaña electoral, pero quizá más para gobernar y eso no parece haberlo calculado Peña Nieto.
Durante los nueve meses de la efímera presidencia de Humberto Moreira en el CEN del PRI, repitió hasta el cansancio, en promocionales, discursos y demás, que él era parte de “una nueva generación de políticos que escuchan, se comprometen y cumplen”, de la cual desde luego también formaba parte, y en forma prominente, su virtual candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Sin embargo apenas tres meses después de que Moreira renunció a esa posición, dicha generación también fue desplazada del reparto de candidaturas. Como claramente explicaron los dirigentes priistas, en la configuración de las listas se privilegió la experiencia, los votos que pueden aportar las organizaciones que representan los candidatos y los compromisos con las televisoras. Y los integrantes de la nueva generación de políticos no cumplían con ninguna de las características, por lo cual quedaron fuera de las listas.
Las candidaturas de mayoría relativa y las listas de representación proporcional incluyen a viejos exgobernadores (pues según explicó en conferencia de prensa el dirigente nacional tricolor Pedro Joaquín Coldwell, todos los exgobernadores que concluyeron recientemente su gestión quedaron fuera por regla general), viejos líderes sindicales (porque según el mismo Coldwell eso le da al PRI la oportunidad de ratificar la alianza entre su partido y el sindicalismo mexicano) y los representantes del duopolio televisivo (ya que según Emilio Gamboa, dirigente nacional de la CNOP, como “vamos a tener que tocar temas como la televisión… fuimos buscando personajes que conozcan el tema”).
En general son los mismos polémicos personajes que desde hace más de tres décadas aparecen alternadamente como candidatos a un puesto de elección popular. En las listas plurinominales destacan entre otros: Emilio Gamboa Patrón, que encabeza la lista al Senado y que desde 1982 ocupa puestos relevantes en la política mexicana, primero en la administración pública federal y después, a partir de la derrota del PRI en 2000, en las Legislaturas, con un receso de tres años, que aprovecho para dirigir la CNOP; Manlio Fabio Beltrones, exgobernador de Sonora, dos veces diputado federal, actualmente senador de la República y también exdirigente de la CNOP; Jesús Murillo Karam, exgobernador de Hidalgo, actualmente senador; el controvertido líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps; y dos directivos de TV-Azteca, Jorge Mendoza y Tristán Canales, actual presidente de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión. Y en las candidaturas de mayoría relativa al Senado van siete exgobernadores.
Es obvio que la ausencia de espacios para otros sectores generó inconformidades, aunque hasta hoy todos han moderado las protestas y mantienen al margen de la litis al candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. El dirigente del Frente Juvenil Revolucionario, Canek Vázquez, quien rechazó ocupar el lugar 17 en la lista al Senado y cercano a Beltrones, declaró al grupo Reforma que el CEN actual pasará a la historia como el que enterró las propuestas de los jóvenes y puntualizó: “A diferencia de priistas con mayor experiencia y que han presionado para asegurarse un lugar en el Congreso, los jóvenes del PRI estamos seguros que Enrique Peña será presidente y le cumplirá a las nuevas generaciones”.
Por su parte Carlos Flores Rico, dirigente del Movimiento Territorial, quién rechazó la posición 15 en la lista al Senado, sentenció que el mecanismo de selección está agotado e indicó al mismo diario: “Como está, no deja satisfecho a nadie. Desgasta a los dirigentes, deslegitima a los candidatos, irrita a la militancia y confunde a los electores. El modelo ya no funciona porque está basado en la discrecionalidad y ésta tiende a responder a compromisos, buenos o malos, de quien esté al mando, a las presiones de todo orden y a la hegemonía de quienes tengan mejor posición de cabildeo y relevancia económica”.
Así, de acuerdo con Flores Rico, el nuevo PRI no sólo desapareció de las listas de candidatos sino también de los modelos de selección y para intentar asegurar el triunfo de su candidato a la Presidencia de la República recurrieron a las viejas prácticas que les permitieron sobrevivir en Los Pinos más de 70 años. Sin embargo, la pluralidad reinante en México dificulta más el éxito de éstas y a pesar de que en general imperó la disciplina, sufrió bajas que le pueden significar votos importantes, particularmente la de María Elena Orantes, quien renunció a su militancia tricolor para aceptar ser postulada por el Movimiento Progresista como candidata al gobierno de Chiapas; o la de Manuel Bartlett Díaz, exgobernador priista de Puebla y exsenador por el mismo partido, quien también renunció a su militancia tricolor y ya aceptó la postulación de la coalición de izquierda al Senado.
Sin duda las renuncias de tricolores afectarán el caudal de votos tricolores, pero el mayor problema que enfrentará el PRI y, particularmente su candidato Enrique Peña Nieto con la colección de dinosaurios que postuló para el Congreso de la Unión, es la gran contradicción entre su discurso y la realidad, lo que le hará perder credibilidad, particularmente entre los jóvenes, que en los procesos electorales más recientes habían prácticamente abandonado al PRI. Además de que también le restará viabilidad a algunas de sus propuestas de campaña, pues muchos de los futuros integrantes de la bancada tricolor no comparten varias de sus ofertas políticas, como la apertura de Pemex a la inversión privada.
Los candidatos al Congreso son muy importantes durante la campaña electoral, pero quizá más para gobernar y eso no parece haberlo calculado Peña Nieto.
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