Francisco Rodríguez / Índice Político
Me pide don César Augusto Espinosa Ledesma, fiel lector en el estado de Quintana Roo, que transcriba en este espacio un texto de su autoría. Jocoso en su redacción, contiene una grave denuncia que no debe pasarse por alto en este tradicional Año de Hidalgo –sí, ya sé: los panistas no son suizos; son tan corruptos como los políticos de siempre–, último GAD de la fallida gestión calderonista.
Y dice Espinosa Ledesma que “en medio de tanta alharaca al interior de los partidos políticos para elegir democráticamente (jejeje) a quienes los representarán en las futuras elecciones, ya sea como presidente, senador, diputado y/o lo que haiga (Felipe Calderón dixit) o sobre, y los ungidos puedan vivir de las canonjías del servidor público (de que se sirven, se sirven, eso que ni qué); tras las ¿políticas? escatológicas tendientes a denostar, vituperar, calumniar (la calumnia ya no es delito, así que a “embarrarse que hay lodo”) al contrincante/enemigo, arrinconarlo, ponerlo entre las cuerdas y aplicarle el cloroformo (knockout) al más puro estilo del Tyson, Mike, y toda vez que se ‘filtran’ llamadas comprometedoras, donde la carnala incomoda de don Felipe, acepta que es su voz, que sí estuvo en la reunión pero que lo publicado no corresponde al ‘contexto del texto’ (dixit mío, chacotero y ocurrente), se erige tácito y sistemático otro atraco en despoblado a los atribulados bolsillos de los mexicanos. No a todos, sino a los que tienen ‘la suerte’ de estar ejerciendo su crédito del Infonavit.
“Haciendo abstracción de lo difícil que es conservar hoy en día el trabajo, ya no se diga salir a buscarlo (genial mito inventado y patentado por el autoproclamado ‘presidente del empleo’), deseo referirme al crédito a la vivienda otorgado por el Infonavit.
“El ciudadano común –me niego a llamarlo corriente, aunque créanme que algunos hacen todo lo posible para que cambie de opinión– después de cotizar el tiempo necesario (cuotas obrero-patronales) tiene los puntos para adquirir una vivienda. Una vez otorgado el crédito por parte del instituto de los trabajadores, el patrón adquiere la responsabilidad de retener del salario del empleado la cantidad estipulada en el convenio (Factor de Cuota Fija en VSM o veces salario mínimo). El año fiscal se divide en bimestres, representando seis los pagos anuales para ir pagando la deuda.
“Cada año se incrementa una micromadre el salario mínimo. Por ello, la mensualidad aumenta proporcionalmente. Hasta ahí todo bien. Los pagos que realiza el patrón son bimestrales (aunque al empleado se le retenga religiosamente cada vez que cobra).
“En el caso de que el trabajador mantenga su empleo (difícil en estos días) desde la fecha en que adquirió el crédito, no hay manera que su deuda se incremente más allá de la tasa de interés pactada al momento de la firma de escrituras (9% anual sobre saldo insoluto, más una penalización del 9% si no se paga a tiempo).
“Si cada retención se paga en la fecha establecida por la autoridad competente, la deuda tiende a disminuir. Sin embargo, el Infonavit está, literalmente, robando al trabajador.
“¿Cómo? A través de la cuenta 7011 ‘seguro/comisión’, que empezó a ‘cobrar’ a partir del año 2009. Este cargo lo realiza en el sexto bimestre (noviembre/diciembre).
“De tal virtud, el primer bimestre del año en curso la deuda se incrementa según VSM a la fecha de corte.
“La mayoría de los que ejercen los créditos son personas humildes, no entienden lo relacionado a su deuda. La cosa cambia con los que sabemos leer. Al llamar al Instituto y preguntar por qué en el sexto bimestre se aumentó el crédito, la respuesta versa al ‘incremento del salario mínimo, cada año lo hace’. No comentan sobre el cobro 7011. Tampoco saben responder cuando se le aclara que los aumentos a los salarios mínimos empiezan en enero de cada año, siendo el sexto bimestre del año anterior indemne al mismo.
“El Infonavit piensa que es muy inteligente. Por un lado, incrementa la deuda en pesos y por el otro, disminuye la cantidad de VSM. Una rápida investigación arroja que el cobro 7011 seguro/comisión se lo han sacado de la manga, ya que del 2008 para atrás no se cobraba, estaba incluido dentro del crédito total.
“Ando sospechismiando que alguien está haciendo caja con el dinero indebidamente cobrado a los trabajadores. En tiempos electorales, dinero es lo que falta para aceitar los engranes de la maquinaria rapaz. Si no me creen, les dejo esta tareíta.”
¿Tendrá algo qué decir al respecto el señor Víctor Manuel Borrás, director de ad perpetuam de ese Instituto? ¿Dinerito para las campañas? ¿En serio?
Índice Flamígero: O tempora, o mores. “En aquel entonces recuerdo exigíamos muchas cosas, hoy tenemos muchas cosas qué hacer, es una gran diferencia de hace cuatro años, hoy tenemos modelos de la reforma, modelos policiales, modelos de las oficinas antisecuestro, muchas, muchas implementaciones que ya fácilmente la podemos tomar como actos de buena práctica y replicados a nivel de todos los estados. Estamos muchísimo más adelantos que hace cuatro años y medio, eso no me cabe la menor duda y lo quiero venir a confesar”. Las palabras, de Alejandro Martí en un escenario similar al de aquél donde instó a renunciar a quienes, todavía hoy, no pueden con el problema de la inseguridad. Los tiempo$ cambian. Las costumbres, por ende, también.
Me pide don César Augusto Espinosa Ledesma, fiel lector en el estado de Quintana Roo, que transcriba en este espacio un texto de su autoría. Jocoso en su redacción, contiene una grave denuncia que no debe pasarse por alto en este tradicional Año de Hidalgo –sí, ya sé: los panistas no son suizos; son tan corruptos como los políticos de siempre–, último GAD de la fallida gestión calderonista.
Y dice Espinosa Ledesma que “en medio de tanta alharaca al interior de los partidos políticos para elegir democráticamente (jejeje) a quienes los representarán en las futuras elecciones, ya sea como presidente, senador, diputado y/o lo que haiga (Felipe Calderón dixit) o sobre, y los ungidos puedan vivir de las canonjías del servidor público (de que se sirven, se sirven, eso que ni qué); tras las ¿políticas? escatológicas tendientes a denostar, vituperar, calumniar (la calumnia ya no es delito, así que a “embarrarse que hay lodo”) al contrincante/enemigo, arrinconarlo, ponerlo entre las cuerdas y aplicarle el cloroformo (knockout) al más puro estilo del Tyson, Mike, y toda vez que se ‘filtran’ llamadas comprometedoras, donde la carnala incomoda de don Felipe, acepta que es su voz, que sí estuvo en la reunión pero que lo publicado no corresponde al ‘contexto del texto’ (dixit mío, chacotero y ocurrente), se erige tácito y sistemático otro atraco en despoblado a los atribulados bolsillos de los mexicanos. No a todos, sino a los que tienen ‘la suerte’ de estar ejerciendo su crédito del Infonavit.
“Haciendo abstracción de lo difícil que es conservar hoy en día el trabajo, ya no se diga salir a buscarlo (genial mito inventado y patentado por el autoproclamado ‘presidente del empleo’), deseo referirme al crédito a la vivienda otorgado por el Infonavit.
“El ciudadano común –me niego a llamarlo corriente, aunque créanme que algunos hacen todo lo posible para que cambie de opinión– después de cotizar el tiempo necesario (cuotas obrero-patronales) tiene los puntos para adquirir una vivienda. Una vez otorgado el crédito por parte del instituto de los trabajadores, el patrón adquiere la responsabilidad de retener del salario del empleado la cantidad estipulada en el convenio (Factor de Cuota Fija en VSM o veces salario mínimo). El año fiscal se divide en bimestres, representando seis los pagos anuales para ir pagando la deuda.
“Cada año se incrementa una micromadre el salario mínimo. Por ello, la mensualidad aumenta proporcionalmente. Hasta ahí todo bien. Los pagos que realiza el patrón son bimestrales (aunque al empleado se le retenga religiosamente cada vez que cobra).
“En el caso de que el trabajador mantenga su empleo (difícil en estos días) desde la fecha en que adquirió el crédito, no hay manera que su deuda se incremente más allá de la tasa de interés pactada al momento de la firma de escrituras (9% anual sobre saldo insoluto, más una penalización del 9% si no se paga a tiempo).
“Si cada retención se paga en la fecha establecida por la autoridad competente, la deuda tiende a disminuir. Sin embargo, el Infonavit está, literalmente, robando al trabajador.
“¿Cómo? A través de la cuenta 7011 ‘seguro/comisión’, que empezó a ‘cobrar’ a partir del año 2009. Este cargo lo realiza en el sexto bimestre (noviembre/diciembre).
“De tal virtud, el primer bimestre del año en curso la deuda se incrementa según VSM a la fecha de corte.
“La mayoría de los que ejercen los créditos son personas humildes, no entienden lo relacionado a su deuda. La cosa cambia con los que sabemos leer. Al llamar al Instituto y preguntar por qué en el sexto bimestre se aumentó el crédito, la respuesta versa al ‘incremento del salario mínimo, cada año lo hace’. No comentan sobre el cobro 7011. Tampoco saben responder cuando se le aclara que los aumentos a los salarios mínimos empiezan en enero de cada año, siendo el sexto bimestre del año anterior indemne al mismo.
“El Infonavit piensa que es muy inteligente. Por un lado, incrementa la deuda en pesos y por el otro, disminuye la cantidad de VSM. Una rápida investigación arroja que el cobro 7011 seguro/comisión se lo han sacado de la manga, ya que del 2008 para atrás no se cobraba, estaba incluido dentro del crédito total.
“Ando sospechismiando que alguien está haciendo caja con el dinero indebidamente cobrado a los trabajadores. En tiempos electorales, dinero es lo que falta para aceitar los engranes de la maquinaria rapaz. Si no me creen, les dejo esta tareíta.”
¿Tendrá algo qué decir al respecto el señor Víctor Manuel Borrás, director de ad perpetuam de ese Instituto? ¿Dinerito para las campañas? ¿En serio?
Índice Flamígero: O tempora, o mores. “En aquel entonces recuerdo exigíamos muchas cosas, hoy tenemos muchas cosas qué hacer, es una gran diferencia de hace cuatro años, hoy tenemos modelos de la reforma, modelos policiales, modelos de las oficinas antisecuestro, muchas, muchas implementaciones que ya fácilmente la podemos tomar como actos de buena práctica y replicados a nivel de todos los estados. Estamos muchísimo más adelantos que hace cuatro años y medio, eso no me cabe la menor duda y lo quiero venir a confesar”. Las palabras, de Alejandro Martí en un escenario similar al de aquél donde instó a renunciar a quienes, todavía hoy, no pueden con el problema de la inseguridad. Los tiempo$ cambian. Las costumbres, por ende, también.
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