A golpe de encuestas

Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate

Engañar a la sociedad e inducir su voluntad hacía un fin determinado, es el rol perverso que en materia político electoral, desde hace algún tiempo para acá, generalmente vienen jugando las encuestadoras con sus mediciones o sondeos. Esto sucede con un descaro inaudito y cuya práctica ha sido recurrente en el sentido de que tales encuestadoras sin restricción alguna y olvidándose de los principios de imparcialidad que establece la ley, se montan en los procesos electorales que están en juego, y a partir de ahí, con un apabullante bombardeo de cifras manipuladas, tratan desde un inicio de influir en los resultados que al final arrojará una determinada elección política.

Sí, las encuestadoras, salvo algunas excepciones, con frecuencia se han convertido en instrumentos al servicio del mejor postor, o como quien dice, se han prostituido, ya que quien paga más por ellas, seguro es al que le reportarán los resultados que desea, como si fuera un traje a la medida. El contratante estratégicamente las utiliza durante el desarrollo de una campaña política para falsear la información y distorsionar una realidad en su beneficio, con lo cual flagrantemente se atenta contra los derechos y libertades del ciudadano y consecuentemente contra la democracia.

Dichas encuestas no respetan el espíritu de la ley, porque en sus sondeos no se conducen con la debida imparcialidad y objetividad, y en cambio sí se han convertido en una nueva forma sutil y disfrazada de coaccionar indirectamente el voto. Ante esto, habrá quienes se preguntan, qué importancia tiene votar, si ya anticipadamente y de manera repetitiva se hace pública la información de quien será el aparente ganador de una contienda política.

Este es justo el efecto principal que tácticamente buscan alcanzar quienes se promueven a través de falsas encuestas, ya que con ello muchas de las veces también logran causar desánimo, resignación y el inhibir el voto en gran parte del electorado que no simpatiza con sus candidaturas. Además de que con ese perverso método pretenden inducir a los votantes que se clasifican como indecisos para que al final se inclinen por un aparente puntero en preferencias electorales. Esto sucede porque tienen la creencia de que esta franja de electores indecisos, psicológicamente siempre tiende a emitir su voto, no por el candidato que les convenza, sino por el que aparentemente saldría triunfador, no importa quien sea.

Pero sí creen que la sociedad se tragará esa píldora de las encuestas amañadas, se equivocan, ya que el ciudadano ha madurado lo suficiente como para emitir libremente su voto.

Esto de la encuestas viene a colación, porque ahora resulta que no nada más al candidato priista, Enrique Peña Nieto, mediante estos mecanismos artificiosos lo han situado por los cielos en cuanto a preferencias electorales, sino que ahora también, bajo ese idéntico esquema engañoso pretenden hacer lo mismo con la panista, Josefina Vázquez Mota.

Para ello, irresponsablemente el Presidente de la República, Felipe Calderón, marcó la pauta, al presentar en días pasados ante consejeros de Banamex, una lámina que mostraba una gráfica de supuestas preferencias electorales referentes a los tres candidatos presidenciales, Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador. En tal encuesta, patito por cierto, porque es sacada de la manga sin dar mayores datos que la simple ocurrencia, en la que se señala que Josefina está a tan sólo cuatro puntos porcentuales de Peña Nieto, y lo esperado, que según esa medición, a López Obrador lo mandan a un lejano e increíble tercer lugar.

Esa información no podría ser más falsa que una moneda de quince pesos, pero qué creen, que llama la atención que los priistas no respingaron respecto de la autenticidad o no de tal encuesta, y saben por qué, porque seguro las suyas, las que han subido a Peña Nieto, tampoco pasarían los filtros de la verdad. Lo único que les queda claro, es que la competencia entre ellos, PRI y PAN, se va a dar a modo de una guerra de mentiras. En cuanto a AMLO, conjuntamente ellos tratarán de borrarlo de la contienda política, no con base en el voto, sino a golpe de encuestas.

Pálida tinta: A propósito de encuestas y del PRI, como que se nota que este partido empieza a desinflarse, evidencia de ello es la escaza convocatoria que tuvo Beatriz Paredes el domingo pasado, cuando se llevó a cabo un acto político en su apoyo con el gremio del transporte público en Distrito Federal, evento totalmente deslucido por la escasa asistencia, lo que refleja que ya no es tanta la confianza ni el entusiasmo que los priistas venían manifestando, o ¿será verdad que pudieran venir a la baja, como se asegura por ahí?

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