Goldman: especulación e impunidad

John Saxe-Fernández

“Hoy es mi último día en la firma. Después de casi 12 años –en Goldman Sachs (GS)–... digo con honestidad que su ambiente es hoy muy tóxico y destructivo... en síntesis, el problema es que en sus operaciones se abandonó el interés de los clientes... la empresa se desvió tanto... que siendo honesto no puedo identificarme con sus objetivos”. La renuncia de Gregg Smith, director ejecutivo de GS y principal encargado de los mayores y magnos portafolios de derivados en Europa, Medio Oriente, África y Asia, fue destacada por el New York Times del 14 de marzo. Ahí se desnuda, una vez más el desenfreno usurero, el engaño y la impunidad que, dada la magnitud de los negocios de esta firma de inversión, afectan patrimonio, empleo y vida de millones dentro y fuera de Estados Unidos, mostrando de paso la complicidad y simbiosis de la presidencia imperial Bush/Obama, el Congreso y las cortes con este modus operandi.

Prevalece un contexto institucional de corrosiva usura y codicia en instituciones ícono de la alta finanza, bancos y firmas de inversión tipo CitiGroup, Wells Fargo, Bank of America, Morgan Stanley, Goldman Sachs, etcétera, alimentado en 2008 por desmedidos rescates y subsidios de entre 13 y 14 billones (trillions) de dólares. Son negocios y corruptelas que incluyen operaciones de lavado y que hacen aparecer al Fobaproa o al desastre de Mexicana de Aviación como astutas operaciones de roba-gallinas, con el Consejo Coordinador Empresarial tras el botín mayor: lanzar a Pemex-CFE al piso de remates donde operan y apuestan tiburones como GS, parte de la oferta electoral de los Peña Nieto y Vázquez Mota de siempre. Piden el voto para despojar al electorado de un patrimonio legado al pueblo, cada día más valioso por el techo del petróleo y cuando la ecuación energética mundial favorece el control público de recursos vitales. Ofrecen llevar la riqueza nacional ahí donde, gracias a la Commodity Futures Modernization Act –una ley firmada por Bill Clinton en 2000–, se esquilma a clientes y naciones enteras. Según el economista Chris Hedges (TruthDig 4/11/2011) el índice de commodities de GS es el más cotizado en los mercados del mundo. Gracias a Clinton la empresa acapara y especula con el hambre popular: arroz, trigo, maíz, azúcar, carne, incluyéndose minerales, metales y combustibles fósiles.

La renuncia de Smith es reveladora: “En el curso de mi carrera he tenido el privilegio de manejar dos de los mayores hedge funds del planeta, cinco de las mayores administradoras de activos en Estados Unidos y tres de los más prominentes fondos soberanos de Europa, Medio Oriente y de Asia. Los activos de mis clientes han llegado a totalizar un valor base de más de un billón (trillion) de dólares. Me enorgullezco de haberlos aconsejado en lo que más les convenía, aunque ello significara menos ganancia para la firma. Esta perspectiva es más y más rara en GS. Otro indicio de que era el momento de renunciar”. (Ibid)

Aunque el papel de operadores como Robert Rubin, cercano a innombrables presidentes de turno, dejó una huella indeleble en la crisis y posterior saqueo del erario (y del crudo) mexicano durante la magna operación de especulación/rescate que puso de rodillas al país luego de la debacle de diciembre de 1994, para Smith la actuación de Lloyd C. Blankfein y de Gary D. Cohn, director ejecutivo y presidente de Goldman Sachs, también representan la más seria amenaza a la sobrevivencia de esa firma, aunque Blankfein proclamara a The Times de Londres, que GS realizaba el trabajo de Dios, posiblemente porque de ahí salió y se impulsó la idea de securitizar cientos de miles de hipotecas tóxicas que luego GS, como los otros bancos y firmas, vendió a su clientela mientras apostaba contra ellas.

La bonanza de GS no fue por la gracia de Dios sino por los dineros que recibió de subsidios y rescates del Departamento del Tesoro y de la Fed, que procedió a imprimir dinero como pocas veces desde que Tiberio, en el año 33, decidió rescatar las finanzas del Imperio Romano. La Fed funge como banco central, tiene el monopolio para la emisión de moneda, por tanto regula el precio del crédito –las tasas de interés– y determina la cantidad de dinero que fluye en la economía.

Quienes en el Congreso mexicano aprobaron, sin pena y responsabilidad, un inusitado aumento de la cuota al FMI, recuerden dónde van los fondos: bajo Blankfeim, a pocos meses del colapso que dejó en la calle a millones, los altos cargos de Goldman Sachs se recetaron la mayor compensación registrada en su historia de 143 años: 18 mil millones de dólares (mmdd) en 2009; 16 mmdd en 2010 y 10 mmdd en 2011, según cifras oficiales dadas a conocer por Hedges en el parque Zuccotti ante cientos de ocupas. Luego fue arrestado por la policía neoyorquina frente a las oficinas centrales de Goldman Sachs.

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