Jorge Diaz
No cabe duda que en política las cosas cambian. No hay ideología, decencia o congruencia que mande. Hoy se critica lo que mañana, sin pudor alguno, se imitará de forma corregida y aumentada.
Ayer en entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, se presentaron Luis Videgaray, coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto y Roberto Gil Zuarth, su contraparte en el equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota. Se discutía, entre otras cosas, la denuncia de hechos presentada por los panistas respecto de la llamada telefónica filtrada a un medio de comunicación, en dónde se ventila una conversación privada entre la candidata azul y uno de sus colaboradores en los tiempos de la precampaña, pero sobre todo, se debatía sobre las declaraciones panistas vertidas como control de daños, acusando a los priistas de haber sido ellos los responsables de dicha filtración e intervención telefónica.
Pues ahí tienen, el que un día fue presentado como una joven promesa en la política por parte de Acción Nacional, Gil Zuarth, se comportó al mejor estilo perredista de 2006. Aquel que saltó del barco de la oficina de la presidencia para unirse al equipo de campaña de Vázquez Mota en algo que pudo haber sido interpretado como una traición a Calderón y su delfín, Cordero; el mismo que rápido se coló en las listas para el Senado de la república (14 de Febrero) en clara muestra de oportunismo, y ese que intentó su inmolación cuando presentó su renuncia como coordinador, al adjudicarse la responsabilidad del papelón de la toma de protesta de Vázquez Mota como candidata con un estadio azul vacio, abandonado; ahora se presentó con todo lo que tiene: nada.
La falta de humildad para reconocer errores, el miedo terrible que se tiene para deslindarse de la administración de Felipe Calderón, la urgencia que se tiene para descalificar todo, son poca cosa ante la vulgar maniobra de querer desviar la atención de lo verdaderamente importante. El hablar de una cosa cuando se está hablando de otra, es un insulto para quien atiende sus palabras: el auditorio.
No obstante la negación de Gil Zuarth y lo ilegal de la grabación, la opinión pública -a través de los medios y las redes sociales- ya las registró y lo dicho ahí por Josefina se quedará: Que García Luna y Alejandra Sota la espían en lugar de ocuparse del Chapo (¿qué insinúa?) y que no sabe qué va a hacer al ganar la candidatura (ojalá y a estas alturas, Agus ya haya pensado en algo).
En dicha entrevista, Gil Zuarth dio un adelanto de lo que serán los argumentos de campaña de la abanderada blanquiazul: hablar de cualquier cosa menos del presente. Aludiendo al pasado remoto e ignorando el inmediato, se quedarán solos, puesto que el mexicano busca cómo remediar su presente derivado de las políticas puestas en marcha por las administraciones panistas. ¿No hay propuestas de cómo cambiar nuestra realidad? entonces no hay votos. Ultimadamente, qué le importa a los jóvenes recordar el 68, cuando muchos de los que son sus padres ni siquiera lo vivieron (échenle cuentas), y hoy padecen una falta de oportunidades agobiante.
Si es así como la campaña panista se dará a partir del último día de Marzo, tendrán pocas posibilidades. No es volteando hacia otro lado, negando los errores y señalando cualquier cosa para salir del paso como conquistarán al elector. No cabe duda que la sordera característica de Calderón en muchos temas, es el sello de quienes lo han acompañado.
No cabe duda que en política las cosas cambian. No hay ideología, decencia o congruencia que mande. Hoy se critica lo que mañana, sin pudor alguno, se imitará de forma corregida y aumentada.
Ayer en entrevista radiofónica con Carmen Aristegui, se presentaron Luis Videgaray, coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto y Roberto Gil Zuarth, su contraparte en el equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota. Se discutía, entre otras cosas, la denuncia de hechos presentada por los panistas respecto de la llamada telefónica filtrada a un medio de comunicación, en dónde se ventila una conversación privada entre la candidata azul y uno de sus colaboradores en los tiempos de la precampaña, pero sobre todo, se debatía sobre las declaraciones panistas vertidas como control de daños, acusando a los priistas de haber sido ellos los responsables de dicha filtración e intervención telefónica.
Pues ahí tienen, el que un día fue presentado como una joven promesa en la política por parte de Acción Nacional, Gil Zuarth, se comportó al mejor estilo perredista de 2006. Aquel que saltó del barco de la oficina de la presidencia para unirse al equipo de campaña de Vázquez Mota en algo que pudo haber sido interpretado como una traición a Calderón y su delfín, Cordero; el mismo que rápido se coló en las listas para el Senado de la república (14 de Febrero) en clara muestra de oportunismo, y ese que intentó su inmolación cuando presentó su renuncia como coordinador, al adjudicarse la responsabilidad del papelón de la toma de protesta de Vázquez Mota como candidata con un estadio azul vacio, abandonado; ahora se presentó con todo lo que tiene: nada.
La falta de humildad para reconocer errores, el miedo terrible que se tiene para deslindarse de la administración de Felipe Calderón, la urgencia que se tiene para descalificar todo, son poca cosa ante la vulgar maniobra de querer desviar la atención de lo verdaderamente importante. El hablar de una cosa cuando se está hablando de otra, es un insulto para quien atiende sus palabras: el auditorio.
No obstante la negación de Gil Zuarth y lo ilegal de la grabación, la opinión pública -a través de los medios y las redes sociales- ya las registró y lo dicho ahí por Josefina se quedará: Que García Luna y Alejandra Sota la espían en lugar de ocuparse del Chapo (¿qué insinúa?) y que no sabe qué va a hacer al ganar la candidatura (ojalá y a estas alturas, Agus ya haya pensado en algo).
En dicha entrevista, Gil Zuarth dio un adelanto de lo que serán los argumentos de campaña de la abanderada blanquiazul: hablar de cualquier cosa menos del presente. Aludiendo al pasado remoto e ignorando el inmediato, se quedarán solos, puesto que el mexicano busca cómo remediar su presente derivado de las políticas puestas en marcha por las administraciones panistas. ¿No hay propuestas de cómo cambiar nuestra realidad? entonces no hay votos. Ultimadamente, qué le importa a los jóvenes recordar el 68, cuando muchos de los que son sus padres ni siquiera lo vivieron (échenle cuentas), y hoy padecen una falta de oportunidades agobiante.
Si es así como la campaña panista se dará a partir del último día de Marzo, tendrán pocas posibilidades. No es volteando hacia otro lado, negando los errores y señalando cualquier cosa para salir del paso como conquistarán al elector. No cabe duda que la sordera característica de Calderón en muchos temas, es el sello de quienes lo han acompañado.
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