Jorge Zepeda Patterson
No tengo idea si Florence Cassez es inocente o culpable. Y probablemente no lo sepa nunca. No hay manera jurídica de saberlo porque los procedimientos judiciales fueron de tal manera alterados que la posibilidad de que las pruebas y testimonios arrojen un resultado categórico son nulas.
Desde luego hay víctimas que dicen haber sido secuestradas. Pero también está documentada la intervención de la autoridad para fabricar un montaje para inculpar a la francesa, desde el mismo día en que se escenificó su detención. Lo que Jenaro Villamil ha llamado el "reality judicial". Y por definición entendemos que en todo reality show hay mitad verdad mitad ficción.
Olvídense del aviso consular que la autoridad estaba obligada a hacer en el caso de la detención de una ciudadana extranjera (el consulado llegó a asistirla 36 horas después). Cassez fue secuestrada varias horas por la Policía para luego ser exhibida como culpable ante los medios en una presunta detención que no sólo fue posterior a la aprehensión real, sino con todas las circunstancias cambiadas, propia de una escenificación falsificada.
El ministro Zaldívar ha documentado paso a paso las inconsistencias del caso en un proyecto que habrá de votarse en la primera sala del poder judicial el 21 de marzo. Un fallo favorable de 3 de los 5 ministros liberaría a Florence Cassez de manera inmediata.
He podido ver en las redes una gran cantidad de comentarios contrarios a esa posibilidad. Tuiteros que se preguntan si no estamos olvidando a las víctimas, en el caso de que se libere a Cassez. Hay un discurso popular que asume que una extranjera secuestradora no puede estar por encima de varios mexicanos secuestrados.
Otros afirman que no se vale liberarla simplemente porque no se cumplió el debido proceso, cuando tantos mexicanos están en la cárcel a pesar de encontrarse en la misma situación.
Me parece que ese enfoque está equivocado. En realidad muchos mexicanos están siendo víctimas de la autoridad. La guerra contra el crimen ha desatado una violencia inusitada en contra de la población civil. Buena parte del norte del país es tratado por el ejército y las policías como territorio ocupado. Cateos ilegales, siembra de evidencia, tortura y detenciones arbitrarias. Se ha vuelto una costumbre que la Policía exhiba como delincuentes a personas que no han sido procesadas.
Ciertamente es lamentable que muchos otros casos no adquieran la celebridad que ha merecido el de Cassez. Miles de mexicanos están en cárceles sin el debido proceso y seguramente muchos de ellos son inocentes. Por lo mismo es importante que se pase el mensaje a la autoridad de que estas arbitrariedades no pueden continuar.
Un fallo a favor de Cassez será un fallo a favor de muchos mexicanos que todos los días son víctimas de infundios por parte de la autoridad. El mensaje que los jueces pasarían es que el Estado de Derecho se construye desde la investigación policiaca y el principio de presunción de inocencia debe sostenerse hasta que se demuestre lo contrario. Necesitamos procedimientos judiciales creíbles, en beneficio de todos.
Me causa extrañeza la oposición de algunos analistas en contra de la liberación de Cassez, a pesar de que algunos de ellos han denunciado las irregularidades que ha cometido Genaro García Luna, en su afán de presentarse como un superpolicía. Él era el director de la AFI cuando la detención de la francesa, y fue su brazo derecho Luis Cárdenas Palomino, quien organizó el "reality judicial". Y para nadie es un secreto la obsesión de García Luna en demostrar la culpabilidad de esta mujer a partir de la denuncia que ella hizo de haber sido objeto de un montaje.
La investigación del ministro Zaldívar muestra que Cristina Ríos y su hijo, las víctimas secuestradas, no acusaron a Cassez en sus primeras declaraciones sino "a posteriori". Es revelador que Israel Vallarta, el novio y presunto líder de la banda, no haya sido llevado a juicio 6 años después de su detención. Está documentado que Vallarta fue torturado (pese a lo cual nunca inculpó a Cassez) y la autoridad teme que la sentencia se desplome por este vicio de origen. Eso, a su vez, podría debilitar el caso de la francesa.
No hay certidumbre de cuál podría ser el desenlace. Ha trascendido que dos de los jueces podrían favorecer el dictamen de liberación (el propio ministro Zaldívar y Olga Sánchez Cordero) y dos estarían en contra (Jorge Pardo y Ortiz Mayagoitia, cercanos al área de influencia de Calderón). El ministro Cossío sería el fiel de la balanza. Pero tales cálculos no dejan de ser especulación.
De lo que podemos estar seguros es que si el fallo es en contra, sólo quedaría a la francesa recurrir a tribunales internacionales y éstos necesariamente condenarían a la justicia mexicana. Otra vez.
No tengo idea si Florence Cassez es inocente o culpable. Y probablemente no lo sepa nunca. No hay manera jurídica de saberlo porque los procedimientos judiciales fueron de tal manera alterados que la posibilidad de que las pruebas y testimonios arrojen un resultado categórico son nulas.
Desde luego hay víctimas que dicen haber sido secuestradas. Pero también está documentada la intervención de la autoridad para fabricar un montaje para inculpar a la francesa, desde el mismo día en que se escenificó su detención. Lo que Jenaro Villamil ha llamado el "reality judicial". Y por definición entendemos que en todo reality show hay mitad verdad mitad ficción.
Olvídense del aviso consular que la autoridad estaba obligada a hacer en el caso de la detención de una ciudadana extranjera (el consulado llegó a asistirla 36 horas después). Cassez fue secuestrada varias horas por la Policía para luego ser exhibida como culpable ante los medios en una presunta detención que no sólo fue posterior a la aprehensión real, sino con todas las circunstancias cambiadas, propia de una escenificación falsificada.
El ministro Zaldívar ha documentado paso a paso las inconsistencias del caso en un proyecto que habrá de votarse en la primera sala del poder judicial el 21 de marzo. Un fallo favorable de 3 de los 5 ministros liberaría a Florence Cassez de manera inmediata.
He podido ver en las redes una gran cantidad de comentarios contrarios a esa posibilidad. Tuiteros que se preguntan si no estamos olvidando a las víctimas, en el caso de que se libere a Cassez. Hay un discurso popular que asume que una extranjera secuestradora no puede estar por encima de varios mexicanos secuestrados.
Otros afirman que no se vale liberarla simplemente porque no se cumplió el debido proceso, cuando tantos mexicanos están en la cárcel a pesar de encontrarse en la misma situación.
Me parece que ese enfoque está equivocado. En realidad muchos mexicanos están siendo víctimas de la autoridad. La guerra contra el crimen ha desatado una violencia inusitada en contra de la población civil. Buena parte del norte del país es tratado por el ejército y las policías como territorio ocupado. Cateos ilegales, siembra de evidencia, tortura y detenciones arbitrarias. Se ha vuelto una costumbre que la Policía exhiba como delincuentes a personas que no han sido procesadas.
Ciertamente es lamentable que muchos otros casos no adquieran la celebridad que ha merecido el de Cassez. Miles de mexicanos están en cárceles sin el debido proceso y seguramente muchos de ellos son inocentes. Por lo mismo es importante que se pase el mensaje a la autoridad de que estas arbitrariedades no pueden continuar.
Un fallo a favor de Cassez será un fallo a favor de muchos mexicanos que todos los días son víctimas de infundios por parte de la autoridad. El mensaje que los jueces pasarían es que el Estado de Derecho se construye desde la investigación policiaca y el principio de presunción de inocencia debe sostenerse hasta que se demuestre lo contrario. Necesitamos procedimientos judiciales creíbles, en beneficio de todos.
Me causa extrañeza la oposición de algunos analistas en contra de la liberación de Cassez, a pesar de que algunos de ellos han denunciado las irregularidades que ha cometido Genaro García Luna, en su afán de presentarse como un superpolicía. Él era el director de la AFI cuando la detención de la francesa, y fue su brazo derecho Luis Cárdenas Palomino, quien organizó el "reality judicial". Y para nadie es un secreto la obsesión de García Luna en demostrar la culpabilidad de esta mujer a partir de la denuncia que ella hizo de haber sido objeto de un montaje.
La investigación del ministro Zaldívar muestra que Cristina Ríos y su hijo, las víctimas secuestradas, no acusaron a Cassez en sus primeras declaraciones sino "a posteriori". Es revelador que Israel Vallarta, el novio y presunto líder de la banda, no haya sido llevado a juicio 6 años después de su detención. Está documentado que Vallarta fue torturado (pese a lo cual nunca inculpó a Cassez) y la autoridad teme que la sentencia se desplome por este vicio de origen. Eso, a su vez, podría debilitar el caso de la francesa.
No hay certidumbre de cuál podría ser el desenlace. Ha trascendido que dos de los jueces podrían favorecer el dictamen de liberación (el propio ministro Zaldívar y Olga Sánchez Cordero) y dos estarían en contra (Jorge Pardo y Ortiz Mayagoitia, cercanos al área de influencia de Calderón). El ministro Cossío sería el fiel de la balanza. Pero tales cálculos no dejan de ser especulación.
De lo que podemos estar seguros es que si el fallo es en contra, sólo quedaría a la francesa recurrir a tribunales internacionales y éstos necesariamente condenarían a la justicia mexicana. Otra vez.
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