Calderón: sólo uno de cada tres
Ocupación: promesas vs hechos
Carlos Fernández-Vega / México SA
Muchísimas y variadas son las promesas incumplidas por el inquilino de Los Pinos que a los mexicanos ofreció vivir mejor. Una de ellas, de forma destacada, es la que a Felipe Calderón llevó a autodenominarse como el presidente del empleo. A escasos meses de que el susodicho, felizmente, pase a retiro, es creciente el déficit de plazas laborales en el sector formal de la economía, y las generadas son de alta precariedad, mientras el outsourcing y la ocupación informal avanzan sostenidamente.
De acuerdo con la promesa original, a estas alturas del sexenio tendrían que estar registrados en el IMSS no menos de 4.2 millones de empleos formales adicionales a los reportados al cierre del gobierno foxista, pero en los hechos tal registro a duras penas se aproxima a 1.6 millones, incluidas las plazas eventuales. Ofreció 800 mil puestos formales por año de estadía en la residencia oficial, el promedio real no pasa de 325 mil, con tendencia a la baja en 2012, el último año del calderonato.
En este sentido, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) divulgó su análisis Situación del empleo en lo que va del sexenio; crecimiento en la informalidad por déficit en la generación de empleos, del que se toman los siguientes pasajes: en lo que va del calderonato, de acuerdo con los datos oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social, el empleo formal se ha expandido en un millón 627 mil 725 de personas, lo que se traduce en 325 mil 545 plazas por año, una proporción muy por debajo de la meta gubernamental. Una parte importante del bajo desempeño fue la crisis económica, que ocasionó una pérdida de 701 mil 317 empleos formales en ocho meses (octubre de 2008-mayo de 2009).
Sin embargo, desde el primer año de gobierno la generación de empleo formal había comenzado a desacelerar; mientras que en 2006 se habían generado 603 mil empleos formales, al final de 2007 el crecimiento se había reducido a 525 mil 386 empleos, o bien, una expansión menor en 78 mil 14 empleos. Llegó la crisis (el catarrito), y en 2008-2009 se registraron saldos negativos anuales de 37 mil 535 y 181 mil 271, respectivamente. En 2010 se logró recuperar el empleo perdido y se cerró con un crecimiento de 730 mil nuevas plazas. Finalmente, dicha aceleración del empleo formal se vio frenada en 2011, cuando cerró el año con 590 mil 797 nuevos empleos, 19 por ciento menos que 12 meses atrás.
Los datos anteriores muestran que en lugar de acercarse a la meta propuesta por el gobierno federal, 2011 presentó un retroceso. Además, el Banco de México espera que en 2012 la expansión del empleo formal sea menor que en 2011, con un crecimiento entre 500 y 600 mil empleos, en el mejor de los casos. También, la encuesta a los especialistas en economía del sector privado, publicada por el Banco de México, ha reportado un deterioro en las expectativas de empleo: mientras que en enero de 2011 esperaba un crecimiento de 655 empleos en 2012, en enero de 2012 su expectativa se redujo a 549 mil.
Por otro lado, si bien la generación de empleo sigue en un nivel aparentemente positivo (590 mil), ésta no ha sido suficiente para reducir la tasa de desocupación, que se mantiene muy por arriba de la que se tenía cuando comenzó el sexenio. De acuerdo con el Inegi, la tasa de desocupación sin efectos estacionales se ubicaba en 3.56 por ciento en diciembre de 2006 y para diciembre de 2011 alcanzó 5.04. Así, al cuarto trimestre de 2011, la población desocupada alcanzó 2 millones 437 mil 409 personas. La economía debe ser capaz no sólo de dar trabajo a las personas que perdieron su empleo, sino también a aquéllas que apenas entran al mercado laboral. De acuerdo con el Inegi, el crecimiento sexenal de la población económicamente activa ha sido de 4 millones 217 mil 512 mexicanos (del cuarto trimestre de 2006 a igual lapso de 2011). La economía formal sólo ha sido capaz de generar un millón 627 mil 725 plazas laborales (incluidas las eventuales). Lo anterior revela que el déficit de empleos formales en el país alcanzó 2 millones 589 mil 787 en 2011.
El empleo informal ha crecido a mayor ritmo que el formal. De hecho, al cierre del cuarto trimestre de 2011, alcanzó récord histórico, al representar 29.2 por ciento de la población ocupada, es decir, 13 millones 966 mil 414 personas. La falta de oportunidades laborales también ha ocasionado un crecimiento de trabajos en modalidades de menor calidad, como el subempleo o el trabajo eventual (en el sector formal). El primero, que representa al grupo de personas que trabajan menos tiempo del que requieren y están dispuesto a ofrecer, pasó de 6.74 a 8.18 por ciento de la población ocupada, alcanzando en el cuarto trimestre de 2011 la cifra de 4 millones 293 mil 705 personas. Al mismo tiempo, el trabajo eventual urbano ha crecido 39 por ciento a lo largo del sexenio, para alcanzar el 13 por ciento de los trabajos formales (10 por ciento en diciembre de 2006).
Por lo anterior, es previsible que los ingresos de la gente hayan empeorado a lo largo del sexenio. Un primer indicador que ayuda a visualizar el efecto negativo en los ingresos es el que mide la distribución por salarios mínimos de las personas ocupadas: las que obtienen un salario mínimo pasaron de representar el 13.04 por ciento en el cuarto trimestre de 2006 a 13.31 por ciento en el cuarto trimestre de 2011, y los que ganan entre uno y dos salarios mínimos de 22.34 a 22.48 por ciento, en el mismo lapso; de tres a cinco salarios mínimos se redujo de 18.05 a 15.89 por ciento, y los que ganan más de cinco salarios de 11.95 a 8.26 por ciento. Es decir, claramente se puede observar un deterioro en la distribución salarial de la gente, habiendo hoy una mayor proporción de personas ganando menos dinero.
Para los que trabajaron en el sector formal las noticias tampoco son alentadoras. Al comparar el salario base de cotización de diciembre de 2006 a diciembre de 2011 se observa una caída real de 0.26 por ciento, que representa una reducción de 19 pesos al mes. Lo anterior implica que el salario en el sector formal ha perdido poder de compra a lo largo del sexenio, debido a que los incrementos anuales no lograron compensar el crecimiento de la inflación. En suma, en lugar de observar un crecimiento importante del empleo formal a lo largo de los primeros cinco años del sexenio, el mercado laboral ha sufrido un profundo deterioro.
Las rebanadas del pastel
Vestida y alborotada, a Mexicana de Aviación la mantienen con el pico clavado en tierra. En la euforia, alguien olvidó que el verdadero obstáculo sigue siendo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Ocupación: promesas vs hechos
Carlos Fernández-Vega / México SA
Muchísimas y variadas son las promesas incumplidas por el inquilino de Los Pinos que a los mexicanos ofreció vivir mejor. Una de ellas, de forma destacada, es la que a Felipe Calderón llevó a autodenominarse como el presidente del empleo. A escasos meses de que el susodicho, felizmente, pase a retiro, es creciente el déficit de plazas laborales en el sector formal de la economía, y las generadas son de alta precariedad, mientras el outsourcing y la ocupación informal avanzan sostenidamente.
De acuerdo con la promesa original, a estas alturas del sexenio tendrían que estar registrados en el IMSS no menos de 4.2 millones de empleos formales adicionales a los reportados al cierre del gobierno foxista, pero en los hechos tal registro a duras penas se aproxima a 1.6 millones, incluidas las plazas eventuales. Ofreció 800 mil puestos formales por año de estadía en la residencia oficial, el promedio real no pasa de 325 mil, con tendencia a la baja en 2012, el último año del calderonato.
En este sentido, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) divulgó su análisis Situación del empleo en lo que va del sexenio; crecimiento en la informalidad por déficit en la generación de empleos, del que se toman los siguientes pasajes: en lo que va del calderonato, de acuerdo con los datos oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social, el empleo formal se ha expandido en un millón 627 mil 725 de personas, lo que se traduce en 325 mil 545 plazas por año, una proporción muy por debajo de la meta gubernamental. Una parte importante del bajo desempeño fue la crisis económica, que ocasionó una pérdida de 701 mil 317 empleos formales en ocho meses (octubre de 2008-mayo de 2009).
Sin embargo, desde el primer año de gobierno la generación de empleo formal había comenzado a desacelerar; mientras que en 2006 se habían generado 603 mil empleos formales, al final de 2007 el crecimiento se había reducido a 525 mil 386 empleos, o bien, una expansión menor en 78 mil 14 empleos. Llegó la crisis (el catarrito), y en 2008-2009 se registraron saldos negativos anuales de 37 mil 535 y 181 mil 271, respectivamente. En 2010 se logró recuperar el empleo perdido y se cerró con un crecimiento de 730 mil nuevas plazas. Finalmente, dicha aceleración del empleo formal se vio frenada en 2011, cuando cerró el año con 590 mil 797 nuevos empleos, 19 por ciento menos que 12 meses atrás.
Los datos anteriores muestran que en lugar de acercarse a la meta propuesta por el gobierno federal, 2011 presentó un retroceso. Además, el Banco de México espera que en 2012 la expansión del empleo formal sea menor que en 2011, con un crecimiento entre 500 y 600 mil empleos, en el mejor de los casos. También, la encuesta a los especialistas en economía del sector privado, publicada por el Banco de México, ha reportado un deterioro en las expectativas de empleo: mientras que en enero de 2011 esperaba un crecimiento de 655 empleos en 2012, en enero de 2012 su expectativa se redujo a 549 mil.
Por otro lado, si bien la generación de empleo sigue en un nivel aparentemente positivo (590 mil), ésta no ha sido suficiente para reducir la tasa de desocupación, que se mantiene muy por arriba de la que se tenía cuando comenzó el sexenio. De acuerdo con el Inegi, la tasa de desocupación sin efectos estacionales se ubicaba en 3.56 por ciento en diciembre de 2006 y para diciembre de 2011 alcanzó 5.04. Así, al cuarto trimestre de 2011, la población desocupada alcanzó 2 millones 437 mil 409 personas. La economía debe ser capaz no sólo de dar trabajo a las personas que perdieron su empleo, sino también a aquéllas que apenas entran al mercado laboral. De acuerdo con el Inegi, el crecimiento sexenal de la población económicamente activa ha sido de 4 millones 217 mil 512 mexicanos (del cuarto trimestre de 2006 a igual lapso de 2011). La economía formal sólo ha sido capaz de generar un millón 627 mil 725 plazas laborales (incluidas las eventuales). Lo anterior revela que el déficit de empleos formales en el país alcanzó 2 millones 589 mil 787 en 2011.
El empleo informal ha crecido a mayor ritmo que el formal. De hecho, al cierre del cuarto trimestre de 2011, alcanzó récord histórico, al representar 29.2 por ciento de la población ocupada, es decir, 13 millones 966 mil 414 personas. La falta de oportunidades laborales también ha ocasionado un crecimiento de trabajos en modalidades de menor calidad, como el subempleo o el trabajo eventual (en el sector formal). El primero, que representa al grupo de personas que trabajan menos tiempo del que requieren y están dispuesto a ofrecer, pasó de 6.74 a 8.18 por ciento de la población ocupada, alcanzando en el cuarto trimestre de 2011 la cifra de 4 millones 293 mil 705 personas. Al mismo tiempo, el trabajo eventual urbano ha crecido 39 por ciento a lo largo del sexenio, para alcanzar el 13 por ciento de los trabajos formales (10 por ciento en diciembre de 2006).
Por lo anterior, es previsible que los ingresos de la gente hayan empeorado a lo largo del sexenio. Un primer indicador que ayuda a visualizar el efecto negativo en los ingresos es el que mide la distribución por salarios mínimos de las personas ocupadas: las que obtienen un salario mínimo pasaron de representar el 13.04 por ciento en el cuarto trimestre de 2006 a 13.31 por ciento en el cuarto trimestre de 2011, y los que ganan entre uno y dos salarios mínimos de 22.34 a 22.48 por ciento, en el mismo lapso; de tres a cinco salarios mínimos se redujo de 18.05 a 15.89 por ciento, y los que ganan más de cinco salarios de 11.95 a 8.26 por ciento. Es decir, claramente se puede observar un deterioro en la distribución salarial de la gente, habiendo hoy una mayor proporción de personas ganando menos dinero.
Para los que trabajaron en el sector formal las noticias tampoco son alentadoras. Al comparar el salario base de cotización de diciembre de 2006 a diciembre de 2011 se observa una caída real de 0.26 por ciento, que representa una reducción de 19 pesos al mes. Lo anterior implica que el salario en el sector formal ha perdido poder de compra a lo largo del sexenio, debido a que los incrementos anuales no lograron compensar el crecimiento de la inflación. En suma, en lugar de observar un crecimiento importante del empleo formal a lo largo de los primeros cinco años del sexenio, el mercado laboral ha sufrido un profundo deterioro.
Las rebanadas del pastel
Vestida y alborotada, a Mexicana de Aviación la mantienen con el pico clavado en tierra. En la euforia, alguien olvidó que el verdadero obstáculo sigue siendo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
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