El principio y el fin

Jorge Fernández Menéndez

No fue la ceremonia del adiós pero sí fue un corte de caja que de una u otra forma todos los presidentes han hecho antes de las elecciones que decidirán a quién le entregarán el poder. El acto del miércoles en el Auditorio fue eso y probablemente más para Felipe Calderón porque es el primer Presidente que se tendrá que enfrentar a una veda tan severa en el periodo previo a las elecciones. Los comicios, como siempre sucede, sirven para elegir a su sucesor, pero también son, en muchos sentidos, una suerte de plebiscito sobre su mandato.

Ya habrá tiempo para juzgar la gestión de Felipe Calderón. La elección es el capítulo que falta para colocar en su justa perspectiva lo realizado. Mientras tanto, creo que Calderón ha sido un Presidente tozudo y valiente, que acertó al decidir enfrentar de lleno a una delincuencia organizada que amenazaba con controlar regiones completas del país; creo que lo que falló no fue la estrategia, sino la política de seguridad y la política en general porque nunca se pudo superar el conflicto poselectoral de 2006 (y paradójicamente el que más ha ganado de ese estancamiento fue el que no fue parte de ese conflicto, que fue el PRI) y no haberlo superado es un error que se le debe atribuir a su administración, no a sus adversarios; creo que su estilo personal de gobernar, duro, concentrando demasiadas cosas en sus personas y desconfiando de muchos potenciales aliados o adversarios, lo llevó a errores e insuficiencias que se vieron sobre todo en el ámbito de la seguridad y la política; creo que fraseología aparte, lo hecho en el ámbito económico, sin reformas y sin un verdadero respaldo legislativo, en un contexto de brutal crisis económica y financiera mundial, y asumiendo errores y fallas de coordinación interna, ha sido muy positivo y debe ser valorado y conservado; creo que no fue suficiente lo avanzado en educación o en desarrollo social; creo que, con todos sus grises, estamos ante un presidente que no se enriqueció ni corrompió en el cargo, que tampoco deja a la nación endeudada y al que se responsabiliza de una violencia que, lo verá quien sea su sucesor o sucesora, tiene dinámica y responsabilidades ajenas. Por lo pronto, Felipe Calderón hizo su corte de caja y creo que tenía derecho a hacerlo; a presentar públicamente su visión de las cosas antes de que comenzara la campaña.

Mientras tanto, los cuatro aspirantes presidenciales van a lo suyo e iniciarán apuntando a sus objetivos y sus estilos. Ninguno lo tiene tan claro, porque lleva mucho tiempo trabajándolo, como Enrique Peña Nieto. El priista comenzará en Jalisco, en Guadalajara: sabe que allí hay una enorme cantidad de votos y que los gobiernos panistas se han desgastado mucho en la entidad. Sabe que puede ganar Jalisco y ahí comenzará para ir luego a Chiapas, otra entidad que, bien gobernada por Juan Sabines, un mandatario independiente, tendrá ahora que decidir por una opción partidaria. Ahí acompañará Peña el inicio de campaña al Senado de nuestro muy buen amigo Luis Armando Melgar. Peña es pragmático, no se aparta de su script y busca votos, quiere ganar y lo demuestra. Con un agregado que no es menor: ante las expectativas de triunfo, ha impuesto la disciplina en su partido como no había ocurrido en los tres o cuatro últimos sexenios.

Josefina Vázquez Mota logró finalmente, y un día antes de comenzar la campaña, poner orden en su partido, colocar sus fichas y organizarlo en torno a su comité de campaña. No podía empezar sin eso y ahora tendrá que arriesgar, apostar duro, demostrar que puede alcanzar y ganar. Sigo pensando que para hacerlo es necesario ver en torno suyo al panismo histórico que representa en muchos sentidos Diego Fernández de Cevallos, al ex presidente Fox y a su gente y, por supuesto, al calderonismo, que creo que nadie refleja mejor en estos momentos como Margarita Zavala. Josefina comienza con un acto en el DF y de allí a Teziutlán, en Puebla, al origen familiar, pero creo que más allá de eso a un estado en el que cree que puede crecer y afianzarse.

Andrés Manuel López Obrador cambió de tono y de lógica de campaña en este 2012. Muchos siguen pensando que se traicionó a cambio de nada. Puede ser, pero es un candidato, se esté o no de acuerdo con él, formidable, que dará sin duda la pelea hasta el último minuto y al que el pasado le da, pero también le quita. Como él mismo dijo en la Universidad Anáhuac, el 2006 lo dejó marcado para siempre. Y es verdad. Ha dicho que quiere dialogar y debatir con quienes son sus adversarios. Debe hacerlo: tiene muchas más puertas abiertas para hacerlo de lo que él mismo cree. Ésta es una de ellas. Comienza en Macuspana, en su tierra.

Gabriel Quadri me parece un gran tipo. Comenzará buceando en Veracruz. No sé qué buscará en las profundidades, pero estoy seguro que será el que más se va a divertir en esta campaña.

PD: le dejamos todo el terreno a los candidatos. Nos vamos diez días de vacaciones de Semana Santa. Estaremos con ustedes el próximo 10 de abril. Gracias.

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