Jorge Fernández Menéndez
Si Josefina Vázquez Mota no da un manotazo que ponga orden en Acción Nacional, en el transcurso de las próximas semanas se le irá el partido de las manos y con él se puede ir su candidatura. Son demasiados los conflictos que se están generando en el panismo a causa de las candidaturas a diputados y a senadores, y todos ellos se dan en estados que son fundamentales para el blanquiazul y por intereses internos y externos a ese partido.
El capítulo más notable es el de Nuevo León. El panismo viene arrastrando, desde los tiempos del impresentable Adalberto Madero como presidente municipal de Monterrey, una crisis que está marcada por el control partidario de una serie de personajes que poco y nada tienen que ver con Acción Nacional y con su historia en ese estado, personajes que una y otra vez han sido denunciados por actos de corrupción tanto por militantes del partido como por sectores empresariales. El tema de los casinos, los videos de Jonás Larrazabal, la demanda del PAN para que su hermano Fernando se apartara de su cargo mientras era investigado por esos negocios oscuros, parecía que serían suficientes para poner orden y depurar a un partido que, teniendo todo, incluso por la particular coyuntura que vive Nuevo León, para disputarle seriamente el poder al PRI en la entidad, se sigue hundiendo en sus grillas internas controlado por un grupo de personajes. La decisión de Gustavo Madero de colocar a Larrazabal en el número uno de la lista de plurinominales a la Cámara de Diputados en la circunscripción de Nuevo León no sólo no evitó el conflicto, sino que lo catapultó a otro nivel.
No hay ninguna razón plausible para colocar a Larrazabal en esa posición, aun a costa de la renuncia de muchos panistas destacados (quizás el caso más notable sea el de Rogelio Sada Zambrano), salvo el compromiso de recursos para la elección, un compromiso que termina siendo relativo si vemos los resultados que ese grupo político que ha terminado hegemonizando buena parte del panismo en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, ha obtenido en esas entidades: de ser fuerza hegemónica en dos de ellas, y un activo competidor en la tercera, hoy el PAN está muy lejos de refrendar los resultados que obtuvo hace una década en los tres.
Larrazabal y su grupo no tienen compromiso político alguno con Vázquez Mota e incluso en la interna panista operaron abiertamente a favor de Ernesto Cordero. Mucho menos Manuel Clouthier Carrillo, quien anunció que buscará una candidatura presidencial independiente, que legalmente no es viable, pero tiene como objetivo quitarle votos también a la candidata panista. Por cierto, dos de los principales inconformes, Clouthier y Javier Corral, están algo más que cerca del PRD.
Josefina no se puede dar el lujo de seguir durante todo el mes de marzo arrastrando estos conflictos o esperando que una dirigencia nacional que no atina a dar respuesta los resuelva por ella. La candidata deberá dar un manotazo en la mesa para retomar el control de su partido en un contexto en el cual pareciera que existe un serio peligro de balcanización.
¿Blindados contra el narco?
A Manuel Bartlett no sólo se le cayó el sistema en 1988. Tres años antes, en 1985, fue asesinado el agente de la DEA, Enrique Camarena, por narcotraficantes que tenían credenciales y contactos estrechísimos con la Dirección Federal de Seguridad que dependía de la Secretaría de Gobernación. Distintos mandos terminaron inculpados por aquella participación en un crimen que desató, en los hechos, la violencia del narcotráfico en el país. Pero casi al mismo tiempo que era asesinado Camarena, también era muerto el periodista Manuel Buendía, ejecutado por órdenes de uno de los más cercanos colaboradores del entonces secretario de Gobernación, el director de la DFS, José Antonio Zorrilla, aún preso por aquel crimen. Ahora Bartlett es el candidato del PRD al Senado por Puebla.
La entonces gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García, y áreas del gobierno federal, acusaron en diversas ocasiones a David Monreal de estar relacionado con el narcotráfico, incluso hubo acusaciones penales al respecto. Pero no pasó nada. Hoy David Monreal es candidato del PRD al Senado por Zacatecas.
Greg Sánchez salió de la cárcel hace unos meses, donde estuvo detenido acusado de su relación con el cártel de Los Zetas. Hubo multitud de pruebas en su contra, antes, durante y después de su paso por la alcaldía de Benito Juárez, donde se ubica Cancún. Quedó en libertad por la mezcla de una triquiñuela legal y una desconcertante decisión del juez que llevaba el caso (que decidió irse de vacaciones y no contestar un amparo de la PGR, lo que terminó dándole la libertad a Greg Sánchez). Hoy Greg Sánchez es candidato a senador por el PRD en Quintana Roo.
Y luego los partidos dicen que están blindados contra el narcotráfico y que no quieren ninguna relación con esos grupos criminales. ¿Con esos antecedentes, quién puede decirse blindado?
Si Josefina Vázquez Mota no da un manotazo que ponga orden en Acción Nacional, en el transcurso de las próximas semanas se le irá el partido de las manos y con él se puede ir su candidatura. Son demasiados los conflictos que se están generando en el panismo a causa de las candidaturas a diputados y a senadores, y todos ellos se dan en estados que son fundamentales para el blanquiazul y por intereses internos y externos a ese partido.
El capítulo más notable es el de Nuevo León. El panismo viene arrastrando, desde los tiempos del impresentable Adalberto Madero como presidente municipal de Monterrey, una crisis que está marcada por el control partidario de una serie de personajes que poco y nada tienen que ver con Acción Nacional y con su historia en ese estado, personajes que una y otra vez han sido denunciados por actos de corrupción tanto por militantes del partido como por sectores empresariales. El tema de los casinos, los videos de Jonás Larrazabal, la demanda del PAN para que su hermano Fernando se apartara de su cargo mientras era investigado por esos negocios oscuros, parecía que serían suficientes para poner orden y depurar a un partido que, teniendo todo, incluso por la particular coyuntura que vive Nuevo León, para disputarle seriamente el poder al PRI en la entidad, se sigue hundiendo en sus grillas internas controlado por un grupo de personajes. La decisión de Gustavo Madero de colocar a Larrazabal en el número uno de la lista de plurinominales a la Cámara de Diputados en la circunscripción de Nuevo León no sólo no evitó el conflicto, sino que lo catapultó a otro nivel.
No hay ninguna razón plausible para colocar a Larrazabal en esa posición, aun a costa de la renuncia de muchos panistas destacados (quizás el caso más notable sea el de Rogelio Sada Zambrano), salvo el compromiso de recursos para la elección, un compromiso que termina siendo relativo si vemos los resultados que ese grupo político que ha terminado hegemonizando buena parte del panismo en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, ha obtenido en esas entidades: de ser fuerza hegemónica en dos de ellas, y un activo competidor en la tercera, hoy el PAN está muy lejos de refrendar los resultados que obtuvo hace una década en los tres.
Larrazabal y su grupo no tienen compromiso político alguno con Vázquez Mota e incluso en la interna panista operaron abiertamente a favor de Ernesto Cordero. Mucho menos Manuel Clouthier Carrillo, quien anunció que buscará una candidatura presidencial independiente, que legalmente no es viable, pero tiene como objetivo quitarle votos también a la candidata panista. Por cierto, dos de los principales inconformes, Clouthier y Javier Corral, están algo más que cerca del PRD.
Josefina no se puede dar el lujo de seguir durante todo el mes de marzo arrastrando estos conflictos o esperando que una dirigencia nacional que no atina a dar respuesta los resuelva por ella. La candidata deberá dar un manotazo en la mesa para retomar el control de su partido en un contexto en el cual pareciera que existe un serio peligro de balcanización.
¿Blindados contra el narco?
A Manuel Bartlett no sólo se le cayó el sistema en 1988. Tres años antes, en 1985, fue asesinado el agente de la DEA, Enrique Camarena, por narcotraficantes que tenían credenciales y contactos estrechísimos con la Dirección Federal de Seguridad que dependía de la Secretaría de Gobernación. Distintos mandos terminaron inculpados por aquella participación en un crimen que desató, en los hechos, la violencia del narcotráfico en el país. Pero casi al mismo tiempo que era asesinado Camarena, también era muerto el periodista Manuel Buendía, ejecutado por órdenes de uno de los más cercanos colaboradores del entonces secretario de Gobernación, el director de la DFS, José Antonio Zorrilla, aún preso por aquel crimen. Ahora Bartlett es el candidato del PRD al Senado por Puebla.
La entonces gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García, y áreas del gobierno federal, acusaron en diversas ocasiones a David Monreal de estar relacionado con el narcotráfico, incluso hubo acusaciones penales al respecto. Pero no pasó nada. Hoy David Monreal es candidato del PRD al Senado por Zacatecas.
Greg Sánchez salió de la cárcel hace unos meses, donde estuvo detenido acusado de su relación con el cártel de Los Zetas. Hubo multitud de pruebas en su contra, antes, durante y después de su paso por la alcaldía de Benito Juárez, donde se ubica Cancún. Quedó en libertad por la mezcla de una triquiñuela legal y una desconcertante decisión del juez que llevaba el caso (que decidió irse de vacaciones y no contestar un amparo de la PGR, lo que terminó dándole la libertad a Greg Sánchez). Hoy Greg Sánchez es candidato a senador por el PRD en Quintana Roo.
Y luego los partidos dicen que están blindados contra el narcotráfico y que no quieren ninguna relación con esos grupos criminales. ¿Con esos antecedentes, quién puede decirse blindado?
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