Jorge Diaz
En las campañas los candidatos intentan a toda costa diferenciarse de sus adversarios. Contrastan proyectos, historiales, reputación, etc. Pero en esta ocasión los tres candidatos con posibilidades de ganar las elecciones presidenciales, se igualaron. Izquierda, derecha y centro tienen bien claro quién manda y quién decide y no lo disimularon.
Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
A la visita de Biden, vicepresidente de la nación más intervencionista de la era moderna, todos los candidatos por igual corrieron para estar puntuales en la cita que éste les dio (¿ordenó?) para presentarle el proyecto de gobierno que cada uno tiene de resultar ganador. ¿Tenían uno? ¿Por qué no nos lo han presentado a nosotros?
López Obrador hasta se peinó. El otrora rebelde líder del pueblo bueno no desdeñó la invitación al besa manos. Lo hubiera querido ver y escuchar en otros tiempos. De los otros, pues no es de extrañarse. Lo dicho: se igualaron, no hay diferencia en cómo se perciben a sí mismos frente a la potencia mundial en consumo de estupefacientes y fabricación de armas, eso que tanto nos ha lastimado y no hemos sido capaces ni de reclamárselos.
Que nadie se llame extrañado el día de mañana que cualquiera de los tres candidatos asuma la presidencia de nuestro país, las políticas se seguirán dictando desde Washington. El futuro presidente de México, ya se subordinó por anticipado, el resto es irrelevante.
Por supuesto, Calderón también se dio cita, pero más que asuntos de gobierno a tratar, creo que la intención fue la de encontrar asilo.
Por otro lado, el candidato del PANAL, Quadri, elevó su molestia a los medios decomunicación por no haber sido tomado en cuenta para el besa manos. En estos momentos las más influyentes esferas de poder en los Estados Unidos se encuentran sumamente nerviosas por el desprecio al candidato de la “profe”, no vaya siendo que en una de esas Quadri se cuele y gane la presidencia ¿con qué cara lo van a ver el día que quieran venir a visitarlo?
En las campañas los candidatos intentan a toda costa diferenciarse de sus adversarios. Contrastan proyectos, historiales, reputación, etc. Pero en esta ocasión los tres candidatos con posibilidades de ganar las elecciones presidenciales, se igualaron. Izquierda, derecha y centro tienen bien claro quién manda y quién decide y no lo disimularon.
Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
A la visita de Biden, vicepresidente de la nación más intervencionista de la era moderna, todos los candidatos por igual corrieron para estar puntuales en la cita que éste les dio (¿ordenó?) para presentarle el proyecto de gobierno que cada uno tiene de resultar ganador. ¿Tenían uno? ¿Por qué no nos lo han presentado a nosotros?
López Obrador hasta se peinó. El otrora rebelde líder del pueblo bueno no desdeñó la invitación al besa manos. Lo hubiera querido ver y escuchar en otros tiempos. De los otros, pues no es de extrañarse. Lo dicho: se igualaron, no hay diferencia en cómo se perciben a sí mismos frente a la potencia mundial en consumo de estupefacientes y fabricación de armas, eso que tanto nos ha lastimado y no hemos sido capaces ni de reclamárselos.
Que nadie se llame extrañado el día de mañana que cualquiera de los tres candidatos asuma la presidencia de nuestro país, las políticas se seguirán dictando desde Washington. El futuro presidente de México, ya se subordinó por anticipado, el resto es irrelevante.
Por supuesto, Calderón también se dio cita, pero más que asuntos de gobierno a tratar, creo que la intención fue la de encontrar asilo.
Por otro lado, el candidato del PANAL, Quadri, elevó su molestia a los medios decomunicación por no haber sido tomado en cuenta para el besa manos. En estos momentos las más influyentes esferas de poder en los Estados Unidos se encuentran sumamente nerviosas por el desprecio al candidato de la “profe”, no vaya siendo que en una de esas Quadri se cuele y gane la presidencia ¿con qué cara lo van a ver el día que quieran venir a visitarlo?
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