Nuevos y renovados riesgos
Frágil contexto internacional
Carlos Fernández-Vega / México SA
Pese al recurrente cuan optimista discurso global (la crisis pudo ser peor, pero ya vamos de salida), el horno no está para bollos por la simple razón de que la economía mundial se mantiene bajo fuego y nada se ha hecho para corregir las causas de origen de la sacudida. Desde la capital uruguaya, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, advierte que, como en otras áreas del planeta, el ritmo de crecimiento de América Latina se ralentiza, por mucho que los motores del crecimiento regional no se han apagado. Eso sí, claramente nos encontramos cada vez más en un contexto internacional incierto y frágil.
Como en 2008-2009, en esta fase de la crisis ningún país saldrá ileso, aunque en el discurso algunos mañosos insistan en que estamos mejor preparados que otros. ¿Cómo afecta a México este segundo tiempo de la sacudida económica? Los analistas del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados nos ofrecen un paseo sobre el particular, con base en sus proyecciones, no sin antes advertir que a tres años de la última crisis que golpeó a la economía mundial, nuevos y renovados riesgos amenazan su ritmo de recuperación. Por un lado, permanecen los asociados a las economías avanzadas dadas su abultada deuda y elevado desempleo. Por el otro, los nuevos riesgos que envuelven a la economía proceden de la pérdida de dinamismo que muestran las economías emergentes y de los elevados precios del petróleo.
La crisis de deuda en Europa aún no se supera. Aunque recientemente se aprobó el segundo rescate para Grecia por 130 mil millones de euros, lo cierto es que los programas de ajuste que se están implementando en los países más golpeados pueden jugar en contra del crecimiento económico y el empleo (escaso de por sí), dando lugar a que se reproduzca la retroalimentación negativa entre la actividad económica, la consolidación fiscal y la estabilidad financiera de los mercados globales. De hecho, ya se pronostica una recesión para la eurozona en 2012, y el propio Banco Central Europeo estima que su PIB puede contraerse hasta en 0.5 por ciento. Adicionalmente, la evolución futura de la economía estadunidense, amén de estar presionada a la baja por la incertidumbre derivada de la falta de acuerdos políticos para alcanzar su consolidación fiscal, continúa acechada por los problemas estructurales que disminuyen la capacidad del consumo para dinamizarla, ya que los ingresos personales se mantienen limitados por el alto desempleo, el elevado endeudamiento y el deprimido mercado de la vivienda.
Con relación a los mercados emergentes, concretamente China y Brasil, registraron una pérdida de dinamismo en 2011, expandiéndose a tasas de 9.2 y 2.7 por ciento respectivamente, frente al 10.4 y 7.5 por ciento que en cada caso se reportó en 2010. Más aún, en el caso del país asiático, las autoridades recortaron la meta de crecimiento anual a 7.5 por ciento, en tanto que las autoridades brasileñas han señalado que su economía puede debilitarse debido a ajustes de inventarios en el sector industrial y al deterioro de las condiciones externas que afectarían adversamente las expectativas de los consumidores e inversionistas, así como los flujos comerciales y de inversión que llegan al país. A la vez, los elevados precios del petróleo, que han repuntado por los conflictos en Medio Oriente, son un factor de riesgo que están incorporando los bancos centrales en sus previsiones de inflación y crecimiento económico. El aumento del precio del petróleo y la gasolina presionarán al alza la inflación, si bien por el momento se considera que el efecto será temporal.
Ante este panorama incierto, el Fondo Monetario Internacional estima que la economía global crecerá 3.3 por ciento, frente al 3.8 por ciento esperado para 2011. En consecuencia, anotan los analistas de la Cámara de Diputados, dada la apertura comercial y financiera de la economía mexicana es menester preguntarse sobre las perspectivas para la inversión extranjera y la posibilidad de que continúe la pérdida de dinamismo que registró en 2011, pues podría profundizar la desaceleración económica. En ese sentido, no hay que olvidar que la inversión extranjera que arribó a México en 2011 sufrió una importante moderación al crecer sólo en 2 por ciento, frente al 86.3 por ciento de 2010, lo cual estuvo alentado por el deterioro de las perspectivas económicas mundiales y la creciente volatilidad en los mercados financieros, que se hicieron más presentes hacia la segunda mitad de 2011, y que condujo a los inversionistas a internacionales a refugiarse en títulos y mercados más seguros ante la posibilidad de un evento catastrófico.
Específicamente, anota el CEFP, el freno de la inversión extranjera se debió a la menor llegada de capitales al mercado de dinero, aunque ascendieron a 31 mil 651.5 millones de dólares en 2011 (su crecimiento resultó muy inferior al de un año antes: 36.9 por ciento, contra 564.8 por ciento en 2010). Asimismo, estuvo influido por 6 mil 244 millones de dólares que salieron del mercado de capitales y por la caída de 3.8 por ciento que registró la inversión extranjera directa. La última información disponible sobre la entrada de capitales al mercado de dinero marca una clara tendencia hacia recursos de corto plazo en detrimento de los de más largo plazo, lo cual vuelve más vulnerable a la economía mexicana ante salida de capitales.
Hacia delante, puntualiza el CEFP, es necesario no sólo garantizar la continuidad del arribo de capitales a México (de mayor plazo e inversión extranjera directa con mayor impacto en el sector productivo), que en el caso de la inversión de cartera (especulativa) ha obedecido al amplio diferencial que priva entre la tasa de interés doméstica y la externa, ello en un ambiente de abundante liquidez; es necesario que nuestra economía dinamice su crecimiento para que le permita superar el atraso social y la desigualdad, y aprovechar los beneficios que le puede brindar el ahorro externo mediante la inversión extranjera. Por lo tanto, se requieren impulsar las reformas encaminadas a incrementar la productividad y el despliegue de una política industrial que promueva a este sector, permitiéndole avances en competitividad que le permitan abastecer al mercado interno e, inclusive, ir más allá conquistando nuevos mercados.
Las rebanadas del pastel
Ayer, casi en automático, millones de chilangos nos remitimos al 19 de septiembre de 1985, aunque felizmente en esta ocasión no pasó del susto.
Frágil contexto internacional
Carlos Fernández-Vega / México SA
Pese al recurrente cuan optimista discurso global (la crisis pudo ser peor, pero ya vamos de salida), el horno no está para bollos por la simple razón de que la economía mundial se mantiene bajo fuego y nada se ha hecho para corregir las causas de origen de la sacudida. Desde la capital uruguaya, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, advierte que, como en otras áreas del planeta, el ritmo de crecimiento de América Latina se ralentiza, por mucho que los motores del crecimiento regional no se han apagado. Eso sí, claramente nos encontramos cada vez más en un contexto internacional incierto y frágil.
Como en 2008-2009, en esta fase de la crisis ningún país saldrá ileso, aunque en el discurso algunos mañosos insistan en que estamos mejor preparados que otros. ¿Cómo afecta a México este segundo tiempo de la sacudida económica? Los analistas del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados nos ofrecen un paseo sobre el particular, con base en sus proyecciones, no sin antes advertir que a tres años de la última crisis que golpeó a la economía mundial, nuevos y renovados riesgos amenazan su ritmo de recuperación. Por un lado, permanecen los asociados a las economías avanzadas dadas su abultada deuda y elevado desempleo. Por el otro, los nuevos riesgos que envuelven a la economía proceden de la pérdida de dinamismo que muestran las economías emergentes y de los elevados precios del petróleo.
La crisis de deuda en Europa aún no se supera. Aunque recientemente se aprobó el segundo rescate para Grecia por 130 mil millones de euros, lo cierto es que los programas de ajuste que se están implementando en los países más golpeados pueden jugar en contra del crecimiento económico y el empleo (escaso de por sí), dando lugar a que se reproduzca la retroalimentación negativa entre la actividad económica, la consolidación fiscal y la estabilidad financiera de los mercados globales. De hecho, ya se pronostica una recesión para la eurozona en 2012, y el propio Banco Central Europeo estima que su PIB puede contraerse hasta en 0.5 por ciento. Adicionalmente, la evolución futura de la economía estadunidense, amén de estar presionada a la baja por la incertidumbre derivada de la falta de acuerdos políticos para alcanzar su consolidación fiscal, continúa acechada por los problemas estructurales que disminuyen la capacidad del consumo para dinamizarla, ya que los ingresos personales se mantienen limitados por el alto desempleo, el elevado endeudamiento y el deprimido mercado de la vivienda.
Con relación a los mercados emergentes, concretamente China y Brasil, registraron una pérdida de dinamismo en 2011, expandiéndose a tasas de 9.2 y 2.7 por ciento respectivamente, frente al 10.4 y 7.5 por ciento que en cada caso se reportó en 2010. Más aún, en el caso del país asiático, las autoridades recortaron la meta de crecimiento anual a 7.5 por ciento, en tanto que las autoridades brasileñas han señalado que su economía puede debilitarse debido a ajustes de inventarios en el sector industrial y al deterioro de las condiciones externas que afectarían adversamente las expectativas de los consumidores e inversionistas, así como los flujos comerciales y de inversión que llegan al país. A la vez, los elevados precios del petróleo, que han repuntado por los conflictos en Medio Oriente, son un factor de riesgo que están incorporando los bancos centrales en sus previsiones de inflación y crecimiento económico. El aumento del precio del petróleo y la gasolina presionarán al alza la inflación, si bien por el momento se considera que el efecto será temporal.
Ante este panorama incierto, el Fondo Monetario Internacional estima que la economía global crecerá 3.3 por ciento, frente al 3.8 por ciento esperado para 2011. En consecuencia, anotan los analistas de la Cámara de Diputados, dada la apertura comercial y financiera de la economía mexicana es menester preguntarse sobre las perspectivas para la inversión extranjera y la posibilidad de que continúe la pérdida de dinamismo que registró en 2011, pues podría profundizar la desaceleración económica. En ese sentido, no hay que olvidar que la inversión extranjera que arribó a México en 2011 sufrió una importante moderación al crecer sólo en 2 por ciento, frente al 86.3 por ciento de 2010, lo cual estuvo alentado por el deterioro de las perspectivas económicas mundiales y la creciente volatilidad en los mercados financieros, que se hicieron más presentes hacia la segunda mitad de 2011, y que condujo a los inversionistas a internacionales a refugiarse en títulos y mercados más seguros ante la posibilidad de un evento catastrófico.
Específicamente, anota el CEFP, el freno de la inversión extranjera se debió a la menor llegada de capitales al mercado de dinero, aunque ascendieron a 31 mil 651.5 millones de dólares en 2011 (su crecimiento resultó muy inferior al de un año antes: 36.9 por ciento, contra 564.8 por ciento en 2010). Asimismo, estuvo influido por 6 mil 244 millones de dólares que salieron del mercado de capitales y por la caída de 3.8 por ciento que registró la inversión extranjera directa. La última información disponible sobre la entrada de capitales al mercado de dinero marca una clara tendencia hacia recursos de corto plazo en detrimento de los de más largo plazo, lo cual vuelve más vulnerable a la economía mexicana ante salida de capitales.
Hacia delante, puntualiza el CEFP, es necesario no sólo garantizar la continuidad del arribo de capitales a México (de mayor plazo e inversión extranjera directa con mayor impacto en el sector productivo), que en el caso de la inversión de cartera (especulativa) ha obedecido al amplio diferencial que priva entre la tasa de interés doméstica y la externa, ello en un ambiente de abundante liquidez; es necesario que nuestra economía dinamice su crecimiento para que le permita superar el atraso social y la desigualdad, y aprovechar los beneficios que le puede brindar el ahorro externo mediante la inversión extranjera. Por lo tanto, se requieren impulsar las reformas encaminadas a incrementar la productividad y el despliegue de una política industrial que promueva a este sector, permitiéndole avances en competitividad que le permitan abastecer al mercado interno e, inclusive, ir más allá conquistando nuevos mercados.
Las rebanadas del pastel
Ayer, casi en automático, millones de chilangos nos remitimos al 19 de septiembre de 1985, aunque felizmente en esta ocasión no pasó del susto.
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