¿Cuál Sistema de Partidos?

Joel Hernández Santiago

Con la novedad de que no es novedad. Hace mucho tiempo que lo sabemos y aun así las cosas siguen igual. Fue la falta de costumbre; la inacción democrática por décadas; la dejadez ciudadana; la comodidad del peso de lo político en otros hombros; el creer que como están las cosas aun tienen forma de solución: pero la decadencia está a la vista…

…El costo democrático es alto y por ahora no se nos permite cambiar el ‘estado de la situación’: Son los partidos políticos mexicanos; es el Sistema de Partidos Políticos lo que ya huele a bolas de naftalina, a viejo, a húmedo, a descompuesto y sin cepillar…

Desde 1929 tuvimos el predominio de un partido político en tres etapas reconstruido, pero en el fondo fue una sola organización de hombres con ideas de poder distintas, pero disciplinadas al régimen en turno: algunas de esas ideas eran similares en su concepto burocrático y utilitario del poder; otras eran conservadoras o hasta progresistas las de algunos [i.e. Cárdenas, Mújica…]: Todo estaba ahí cifrado en el PRI que daba-quitaba-ponía-estructuraba y gobernaba eternamente.

De pronto la sociedad civil –tan latosa que puede ser- mostraba signos de irritación y fastidio que pudo llegar a rebelión…

Entre otros avisos hubo los de 1958 y 1959 con las huelgas de maestros, médicos, ferrocarrileros: Hubo represión gubernamental. Luego vino lo del 68 y los muchachos sacrificados porque querían ser ellos y tomar decisiones; en 1971 el ‘halconazo’ en la avenida San Cosme, del DF. En diferentes estados del país se escuchaban murmullos de inconformidad y hasta rezongos y manotazos…

Naturalmente vino la primera Reforma Política en México en 1977, la de don Jesús Reyes Heroles. Esta comenzó, digamos, un proceso de transición democrática de un esquema de partido único a un modelo de intención pluripartidista. Se abría así la válvula de escape de una olla exprés que pudo estallar en cualquier momento…

… Y así se dio acceso a partidos políticos existentes o para su creación. Se les dijo que con carácter de instituciones ‘de interés público’ y poco a poco comenzó el sueño mexicano de una democracia contante y sonante; tangible; dueña de nuestra voluntad mayoritaria; con ideas de libertad, de justicia y de igualdad en lo que todos habríamos de construir a un nuevo gobierno por la vía de nuestra decisión mayoritaria. Pero no: no y no.

De pronto esas mismas instituciones de ‘interés público’ dejaron de ser organismos en los que la sociedad civil podía identificarse en ideales o en doctrinas o en modelo de país a seguir según la fórmula de cada uno… La diferencia entre cada cual es mínima; sus propuestas de solución coyunturales y extremadamente parecidas entre sí… Todo se resume a lo utilitario y la ganancia.

… Porque de pronto estos partidos políticos dejaron sus principios y su aspiraciones de Nación a un lado para convertirse en organismos que buscan el poder por sí mismo, el hedonismo político en México está a la vista, en donde las camarillas cupulares deciden quién va o se queda, son estas las que deciden por quién debe votar cada ciudadano, sin consultarlo a nadie. Ellos, los dueños de los partidos, premian o castigan: ellos mandan: ellos deciden vida o muerte política de sus incondicionales, de quienes les han mostrado fidelidad o sometimiento, de quienes les garantizan que les cuidarán las espaldas y les garantizaran la perpetuidad de su color partidario… El ciudadano, el votante, el gobernado es lo de menos. Obedece, vota y calla: por desgracia es así en muchísimos casos. El pensamiento social no está representado en partidos políticos.

Mal un sistema de partidos que cuenta con ellos y que no representan la voluntad social. Mal un sistema de partidos que hace que el ciudadano tenga que pagar con su trabajo a grupos de ambiciosos de poder que miran con desprecio al gobernado, que no lo representa y que gasta su dinero en opulentas campañas o en opulentos menesteres de interés particular…

Tan sólo en 2010 los mexicanos tuvimos que pagar, por la vía del Instituto Federal Electoral 2 mil novecientos noventa y siete millones de pesos; en 2011 fueron 3 mil 213 millones de pesos y en 2012 serán 5 mil 143 millones de pesos. Eso, decíamos, tan sólo a través del IFE, además de lo que reciben de diferentes fuentes de ingreso, gobierno estatales, organizaciones gremiales, chanchullos… y más… Todo pagado por nosotros para siete partidos por los que los mexicanos deberán votar…

¿Qué quiere el mexicano? ¿Cómo piensa? ¿Cuál es su esquema ideológico o la diversidad del mismo en este momento? El mexicano de a pie, digo: la multitud: la que trabaja: la que no trabaja y no por su culpa: la gente que quiere vivir de forma diferente con una mirada al gato y otra al garabato… ¿Se le ha consultado si estos partidos son los que representan su voluntad social, política, democrática, de gobierno, de país, de nación, de Estado?… No.

Y de ello se aprovechan estas entidades ‘de interés público’ a pesar de que a través del IFE también pagamos por aquello de la capacitación política para la democracia -¿en dónde ha estado esa capacitación todo este tiempo?- y para el fortalecimiento del sistema de partidos -¿se fortalece a estos partidos o al sistema de partidos?-

Las candidaturas ciudadanas son una alternativa. Habrá que estructurar mecanismos por los que el ciudadano común y corriente pueda decidir por quién votar y quién deberá ser el líder de un partido que represente su pensamiento, ideología y aspiraciones de gobierno… De derecha, de izquierda o del color con que se quiera mirar, pero por vía legal y sin restricciones…

…Porque hoy mismo el ciudadano mexicano vive atado a una camisa de fuerza que son estos partidos políticos existentes, que desgastan al país en lo político y que ya no representan el querer participar en democracia, porque esa democracia tiene un dique insospechadamente peligroso en esa dictadura de partidos políticos mexicanos.

Exigir que mientras surja el cambio, estos partidos políticos cumplan con su cometido sería un principio; transformarlos sería otro; cambiar al sistema de partidos con otros partidos que en efecto puedan representar lo que hoy mismo es el mexicano y lo que quiere para el futuro es la otra vía; ¿candidaturas ciudadanas?: Tomemos una. Decidamos. Solucionemos esta desgracia que nos ha caído encima del cuerpo social, como roña, como sarna, como tiña…

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