¡Corre Chapo corre!

Jorge Diaz

Si antes el Chapo Guzmán ya era un Rockstar (con la ayuda de Forbes, claro) ahora y coincidentemente en épocas electorales, lo estamos viendo hasta en la sopa. La campaña (consciente o inconsciente) que desde el gobierno federal y los Estados Unidos se le está armando, tiene definitivamente un objetivo a cumplir. Cuál es ese objetivo, es lo que importa saber.

La expectación generada la última semana con tantos titulares en sentido de las intenciones de atraparlo, las pifias y el cerco que se le tiende a la figura del narcotraficante más buscado de todos los tiempos produce:

Miedo: Muchos de los pobladores se dejan influir por la cascada de información y se crea forzosamente en ellos, la idea de la amenaza de tener a los criminales sueltos, no pueden llevar su vida en paz, sobre todo en las poblaciones más golpeadas por el flagelo de la violencia. Para conseguir sus propósitos, a nadie le importa infundir miedo entre la población.

Muchas Hipótesis: Cantidad de ellas apuntan hacia la posibilidad de que el gobierno ya lo tiene capturado y está esperando mejores momentos para sacarlo a la luz pública y que con ello se beneficie la candidatura de Vázquez Mota. De demostrarse, hablaría muy mal del gobierno el que se esté guardando información de ese tipo sólo para obtener una ganancia (hipotética) y esa misma acción podría traerles el efecto contrario al que buscan, puesto que sus rivales políticos lo remarcarían hasta el cansancio.

Burla: Dígame si no, los cuerpos de inteligencia de la nación más poderosa del mundo y la súper sesuda estrategia trazada por Felipe Calderón, no han podido dar con un hombre en años. Y de paso, la supuesta presencia del Chapo en las narices de todos allá en Los Cabos.

Ganancia electoral: Con la idea siempre presente en los medios de la guerra contra el narcotráfico y sus protagonistas, apuntalan (o al menos eso pretenden) el rumbo a seguir en los próximos años y por tanto, proponen el plebiscito de Julio: que se siga combatiendo el mal o que el mal llegue a nosotros, en una muy tramposa deformación de la competencia.

Avisos: Al ventilar tantos detalles y advertencias sobre las acciones para detener al capo, forzosamente lo alertan e invitan a esconderse bien, a no dejarse atrapar, inclusive a refugiarse fuera del país. El sigilo y hermetismo en algo que supuestamente es de seguridad nacional es básico, y por el contrario, nuestras autoridades abren cuanto saben y gritan a los cuatro vientos, situaciones que no deberían filtrarse a la prensa; trabajan para el lucimiento, la declaración y la justificación de sus errores, pero nunca, para ser eficaces. ¿Cuál es la intención?

Por lo pronto yo me quedo con la impresión que desde muchas esferas de México y de Estados Unidos se le está gritando: ¡Corre Chapo corre!

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