Jacobo Zabludovsky / Bucareli
No se trata de hablar francés, sino de rescatar lo que le queda a México del ridículo en que lo han puesto.
Como escogido a propósito, en medio del escándalo mundial el acontecimiento sobresaliente de la agenda del presidente de México es la inauguración de un búnker omnipresente, omnisapiente, y a juzgar por la experiencia, omnisuperfluo, homenaje a su constructor, el actual Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien, al mismo tiempo, es próximo a la mayor trampa en que ha caído la justicia mexicana en toda su historia.
Justicia: cuantos crímenes se cometen en tu nombre, nombre de mujer, como el de Florence Cassez. En nombre de la primera, la segunda tendrá que ser puesta en libertad el 21 de este mes, cuando 5 magistrados de la Suprema Corte de Justicia voten sobre el proyecto de resolución de uno de ellos, Arturo Zaldívar, en el que no se juzga la culpabilidad o inocencia de la señora Cassez sino el quebranto de tres derechos que protegen, supuestamente, a cualquier persona en México: asistencia consular si es extranjera, ser puesta de inmediato a la disposición de un agente del Ministerio Público y presunción de inocencia. Los tres se violaron y causaron una distorsión grotesca desde el inicio de la investigación y el proceso pseudo jurídico.
En diciembre de 2005, agentes de la Agencia Federal de Investigación, AFI, a cargo de García Luna, simularon una detención en flagrancia, en vivo, en directo y a todo color, para colgarse medallas de policías eficientes y subir el rating de la televisión. Todos ganamos. Una mentira descubierta tres meses después pero que no le costó el puesto a don Genaro sino un premio: el señor Fox lo ratificó y se lo heredó al señor Calderón quien lo ascendió a secretario de Estado y la Cassez fue condenada a 60 años de prisión. Y el viernes fue la gran fiesta de la credibilidad, la seguridad y la ley bajo la avenida llamada, ironías de la vida, Constituyentes.
Espero que la Suprema Corte avale la resolución porque, dice: “…las pruebas contra Cassez carecen de fiabilidad, ya que los testimonios… producto de una deformación de la realidad provocada por la AFI… produjeron una indefensión total de FC”. El dictamen del magistrado Zaldívar, que no juzga la culpa de Florence sino la colosal falta de respeto a la verdad, tiende a defendernos, a usted y a mí, de los abusos del poder. No se puede partir de una mentira para encontrar fundamentos ciertos en asunto tan grave como un proceso penal.
Quien fraguó, avaló o consintió el engaño tiene en sus manos nuestra seguridad y en gran medida nuestro destino como ciudadanos. Debió haberse ido a su casa bajo el mandato de Fox. En ese momento era el venadito aquel que salió una mañana al bosque sin darse cuenta de que estaba muerto.
En otras épocas y lugares el respeto a la ley era un principio inviolable. Recuérdese que Sócrates rechazó el consejo de sus amigos que le habían preparado una fuga, porque la ley vigente lo condenaba y congruente con los principios éticos de su vida bebió la cicuta. Se necesita ser Sócrates y ser Atenas. Y recuérdese también que en otro país el presidente más poderoso del mundo hubo de renunciar a su cargo por mentir. Pero se necesita haber sido Nixon en un sistema jurídico en el que fraguar una mentira obscena “como un efecto corruptor en el proceso penal que vició la evidencia incriminatoria”, según el magistrado Zaldívar, debía no sólo ser causa inmediata de una renuncia, o mejor un cese, si no de un proceso culposo.
En un afán febril de tapar el hoyo, autoridades implicadas lo ahondan, agrandan y plantean la solución al problema como si cubrir errores fuera misión sagrada. Doña Marisela Morales, nada menos que procuradora General de la República, encargada por ley de procurar justicia y aconsejar al Presidente, dijo que la pantomima no puede llevar a la absolución de la sentenciada, “sino en todo caso a ¡reponer el procedimiento!”. ¡Pácatelas: a juzgarla otra vez por lo mismo! Nada de auto crítica, nada de hacer responder a los implicados, nada de pensar en México. Nada de nada. Gracias por procurarnos protección, licenciada.
Escribo estas líneas el viernes en simultaneidad con la ceremonia inaugural de la División de Investigación de la SSPF, En este fin de semana pudo registrarse alguna decisión sobre lo descrito arriba. De cualquier manera sólo sería un remedio casero al daño sufrido por el prestigio de México. La medida decisiva será tomada el día 21 por jueces que, si no se alejan del espíritu del derecho, estarán defendiendo a sus compatriotas. Y recetando un tratamiento drástico.
La imagen de los países es como la mujer del César: no basta que sea honrada; debe parecer honrada.
No se trata de hablar francés, sino de rescatar lo que le queda a México del ridículo en que lo han puesto.
Como escogido a propósito, en medio del escándalo mundial el acontecimiento sobresaliente de la agenda del presidente de México es la inauguración de un búnker omnipresente, omnisapiente, y a juzgar por la experiencia, omnisuperfluo, homenaje a su constructor, el actual Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien, al mismo tiempo, es próximo a la mayor trampa en que ha caído la justicia mexicana en toda su historia.
Justicia: cuantos crímenes se cometen en tu nombre, nombre de mujer, como el de Florence Cassez. En nombre de la primera, la segunda tendrá que ser puesta en libertad el 21 de este mes, cuando 5 magistrados de la Suprema Corte de Justicia voten sobre el proyecto de resolución de uno de ellos, Arturo Zaldívar, en el que no se juzga la culpabilidad o inocencia de la señora Cassez sino el quebranto de tres derechos que protegen, supuestamente, a cualquier persona en México: asistencia consular si es extranjera, ser puesta de inmediato a la disposición de un agente del Ministerio Público y presunción de inocencia. Los tres se violaron y causaron una distorsión grotesca desde el inicio de la investigación y el proceso pseudo jurídico.
En diciembre de 2005, agentes de la Agencia Federal de Investigación, AFI, a cargo de García Luna, simularon una detención en flagrancia, en vivo, en directo y a todo color, para colgarse medallas de policías eficientes y subir el rating de la televisión. Todos ganamos. Una mentira descubierta tres meses después pero que no le costó el puesto a don Genaro sino un premio: el señor Fox lo ratificó y se lo heredó al señor Calderón quien lo ascendió a secretario de Estado y la Cassez fue condenada a 60 años de prisión. Y el viernes fue la gran fiesta de la credibilidad, la seguridad y la ley bajo la avenida llamada, ironías de la vida, Constituyentes.
Espero que la Suprema Corte avale la resolución porque, dice: “…las pruebas contra Cassez carecen de fiabilidad, ya que los testimonios… producto de una deformación de la realidad provocada por la AFI… produjeron una indefensión total de FC”. El dictamen del magistrado Zaldívar, que no juzga la culpa de Florence sino la colosal falta de respeto a la verdad, tiende a defendernos, a usted y a mí, de los abusos del poder. No se puede partir de una mentira para encontrar fundamentos ciertos en asunto tan grave como un proceso penal.
Quien fraguó, avaló o consintió el engaño tiene en sus manos nuestra seguridad y en gran medida nuestro destino como ciudadanos. Debió haberse ido a su casa bajo el mandato de Fox. En ese momento era el venadito aquel que salió una mañana al bosque sin darse cuenta de que estaba muerto.
En otras épocas y lugares el respeto a la ley era un principio inviolable. Recuérdese que Sócrates rechazó el consejo de sus amigos que le habían preparado una fuga, porque la ley vigente lo condenaba y congruente con los principios éticos de su vida bebió la cicuta. Se necesita ser Sócrates y ser Atenas. Y recuérdese también que en otro país el presidente más poderoso del mundo hubo de renunciar a su cargo por mentir. Pero se necesita haber sido Nixon en un sistema jurídico en el que fraguar una mentira obscena “como un efecto corruptor en el proceso penal que vició la evidencia incriminatoria”, según el magistrado Zaldívar, debía no sólo ser causa inmediata de una renuncia, o mejor un cese, si no de un proceso culposo.
En un afán febril de tapar el hoyo, autoridades implicadas lo ahondan, agrandan y plantean la solución al problema como si cubrir errores fuera misión sagrada. Doña Marisela Morales, nada menos que procuradora General de la República, encargada por ley de procurar justicia y aconsejar al Presidente, dijo que la pantomima no puede llevar a la absolución de la sentenciada, “sino en todo caso a ¡reponer el procedimiento!”. ¡Pácatelas: a juzgarla otra vez por lo mismo! Nada de auto crítica, nada de hacer responder a los implicados, nada de pensar en México. Nada de nada. Gracias por procurarnos protección, licenciada.
Escribo estas líneas el viernes en simultaneidad con la ceremonia inaugural de la División de Investigación de la SSPF, En este fin de semana pudo registrarse alguna decisión sobre lo descrito arriba. De cualquier manera sólo sería un remedio casero al daño sufrido por el prestigio de México. La medida decisiva será tomada el día 21 por jueces que, si no se alejan del espíritu del derecho, estarán defendiendo a sus compatriotas. Y recetando un tratamiento drástico.
La imagen de los países es como la mujer del César: no basta que sea honrada; debe parecer honrada.
Comentarios