Cassez: mentiras de la Corte

Ricardo Alemán

El pasado domingo 11 de marzo, titulamos así el Itinerario Político: “Cassez, el otro montaje”, en alusión a que —igual que la AFI— la Corte habría recurrido a un montaje en el tema Cassez.

Dijimos, entre muchas otras cosas, que la Suprema Corte recurrió al “manoseo mediático” del caso, cuando el ministro ponente —del amparo de Florence Cassez— Arturo Zaldívar “diseñó y ejecutó el nuevo montaje”, con la aparente intención “de tomar partido” e inducir un juicio político contra los gobiernos de Fox y Calderón.

Por eso, concluimos que “el ministro ponente y la Corte toda están jugando el juego del juicio mediático”. En apego a su derecho de réplica, la dirección de Comunicación Social de la Corte aclaró.

Punto “primero”. Que “la Suprema Corte no ha promovido ningún ‘manoseo mediático’ del caso Cassez”; que el proyecto de resolución se hizo público por “la transparencia con la que los jueces constitucionales se conducen frente a temas de relevancia” y “porque fue el Pleno de la Suprema Corte el que decidió subir a su página dicho proyecto”.

En el primer punto de la réplica de la Corte, Comunicación Social miente, de cabo a rabo. ¿Por qué? Porque cuando reporteamos para preparar la columna del domingo 11 de marzo, confirmamos lo siguiente.

1. Que el comunicado difundido el 7 de marzo —en el que se adelantan los puntos sustanciales del proyecto de resolución del ministro Zaldívar y que fue escondido de la página de la Corte— no fue conocido por la mayoría —cuando menos cuatro— de los cinco ministros de la Primera Sala. Más aún, no sólo no conocieron el comunicado, sino que tampoco les fue entregado —en copia— el proyecto del ministro Arturo Zaldívar antes de que se difundiera el comunicado. Lo cierto es que se enteraron por los medios.

2. Que el Pleno de la Corte tampoco autorizó que el proyecto se subiera a la página de la Corte, porque el Pleno no se reunió hasta el jueves 8 —24 horas después de que se difundió el comunicado que detonó todo el escándalo—, sin contar con el hecho de que Comunicación Social no depende del Pleno, sino de la presidencia de la Corte.

3. Que el comunicado salió de la oficina del ministro Zaldívar para ser entregado a la prensa, a través de Comunicación Social. ¿Y cómo sabemos eso? Porque el ministro Zaldívar no confía en los redactores de Comunicación Social. Todo ello, con el agravante de que la difusión se hizo sin el conocimiento y menos el consentimiento del resto de los ministros de la Primera Sala. ¿Y cómo se le llama a eso? ¿No es el diseño y la ejecución de un nuevo montaje?

En el punto “quinto” de su réplica, la Corte dice que “es una regla de esa Sala —la Primera Sala, que casualmente su presidente es el ministro Zaldívar— entregar a los ministros los proyectos que habrán de analizarse, con 15 días de anticipación, a fin de dar espacio al análisis”. Como ya dijimos, le preguntamos a tres de los cinco ministros y confirmaron que no recibieron copia del proyecto sino hasta después de que se difundió por los medios, vía la oficina de Comunicación Social. ¿Quién miente? ¿A quién quieren engañar?

Por otro lado, la réplica de la Corte concluye con una perla. Dice que “en contrario a lo que se afirma en la columna —Itinerario Político del domingo 11 de marzo—, los proyectos de resolución son una interpretación fundada en leyes y la Constitución, no es un compendio de mensajes subliminales”.

Más allá de la deficiente redacción, la conclusión es fundamental. Es decir, la Corte reconoce que el proyecto del ministro Zaldívar no es más que “una interpretación” fundada en leyes. ¿Y qué significa que el ministro utilice el área de Comunicación Social para difundir su “interpretación” del caso, sin el conocimiento y menos el consentimiento del resto de los ministros de la Primera Sala? ¿No es eso un montaje?

El ministro Zaldívar quiere notoriedad y activismo político. Y para ello engañó a sus pares y a la opinión pública.

Pero hay más. En los puntos “segundo”, “tercero” y “cuarto” de su réplica, la Corte critica al autor del Itinerario Político por valerse de “interpretaciones”, cuando afirma que Zaldívar “parece haber tomado partido en la elección presidencial”, y que por eso “diseñó y ejecutó el nuevo montaje”.

Valdría la pena que la Corte organice un cursillo de periodismo para que ministros y ujieres entiendan que el género periodístico de opinión se sustenta, fundamentalmente, en “interpretaciones” personales —y por tanto parciales— de los profesionales del periodismo, sobre un suceso, acto de autoridad, hecho o noticia.

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