Carstens y las calificadoras

Samuel García

¿Cuál es el nivel óptimo de reservas internacionales que debe poseer México en las circunstancias actuales de alta volatilidad en el mundo?

La pregunta es sumamente complicada de responder para cualquier funcionario público, pero importante de discutir.

En los últimos meses y a raíz del fuerte crecimiento en el monto de las reservas internacionales del país le he formulado esta misma pregunta a más de una docena de economistas del sector privado, funcionarios públicos de alto nivel y banqueros. Las respuestas que he obtenido son tan distintas como los personajes. Hay quienes piensan que el monto de las reservas debe ser un asunto secundario –y por lo tanto deben ser modestas- ante la preeminencia de unas bases económicas sólidas. Otros, en cambio sugieren que la volatilidad actual exige montos elevados de reservas como las que hoy acumulan economías como la brasileña.

Hace unos días atrás cuando entrevisté al gobernador del Banco de México no pude sustraerme a plantearle la misma pregunta. Más allá de su respuesta verbal, noté a un Agustín Carstens preocupado e incluso contrariado con el asunto. Más aún, me atrevería a decir que lo percibí no muy convencido del alto nivel de reservas que posee el país, pero que sin embargo se ve forzado a ello.

El gobernador lo dijo así: “Es un tema muy importante… La cobertura de la reserva es bastante buena, eso quiere decir que desde un punto de vista precautorio, de necesidades de recursos de divisas, creo que estamos bien cubiertos”…y en otra respuesta dijo: “es un tema que me preocupa y lo hemos argumentado con las calificadoras. Nos comparan con China, que tiene reservas del 50 por ciento del PIB, o Brasil y Corea que tienen reservas mucho mayores que nosotros como proporción del PIB. Sin duda no queremos perseguir eso, pero sí cuando menos contar con un cierto monto que deje tranquilas a las calificadoras…”

Queda claro que el gobernador del banco central está preocupado por las calificaciones que emiten estas agencias sobre la deuda del país y, en particular, sobre la exigencia que habrían planteado sobre un nivel determinado de reservas internacionales que debería poseer México.

Por lo dicho por el gobernador también queda claro que estas agencias –con todo y sus problemas de credibilidad a raíz de los cuestionamientos sobre su actuación en Europa y Estados Unidos- siguen dictando la pauta de cuántas reservas debe poseer México para que “estén tranquilas”, como dijo Carstens.

Entonces, parece ser que hoy en día el nivel óptimo de las reservas internacionales no está determinado, como dirían los clásicos, solamente por el análisis de indicadores de vulnerabilidad externa –como podría ser la relación de importaciones al PIB- sino también por percepciones un tanto subjetivas y de comparación internacional que han adoptado las calificadoras, como dijo el gobernador. Cuestión que puede ser caprichosa en un entorno proclive a los llamados choques externos.

Si es así, entonces 150 mil millones de dólares en reservas no parecen ser suficientes para Standard & Poor’s que la semana pasada mantuvo la calificación de México y para que la agencia esté tranquila es probable que el banco central acumule otros 30 o 40 mil millones de dólares en este año.

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