Candidaturas diferentes

Octavio Rodríguez Araujo

Una de las diferencias, además de las obvias, entre Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, es que con la primera la gente no aguantó estar bajo el sol y se fue antes de que ella llegara a rendir protesta como candidata del PAN, en tanto que con López Obrador la gente aguanta sol, calor, frío, lluvia y hasta granizadas sin salir corriendo del sitio donde él va a hablar. Peña Nieto prefirió rendir protesta en una reunión incompleta del Consejo Político Nacional del PRI, a puerta cerrada y con cinco ciudadanos espontáneos que le dijeron, como si se hubieran puesto de acuerdo: Enrique, creo en ti (no se arriesgó a un acto masivo como sus competidores: cinco seleccionados del pueblo y algunos dinosaurios fueron más que suficientes).

Lo de la señora Vázquez Mota no fue un asunto de logística, como ha querido presentarlo su coordinador de campaña, Roberto Gil Zuarth, sino de insuficiente simpatía de los acarreados por su candidata y de falta de templanza militante.

Los panistas, finalmente de derecha, no son tan aguantadores como los de izquierda ni como el pueblo en general. Éste ha aguantado décadas de injusticias y malos tratos, aunque ocasionalmente se rebela. La gente de izquierda es, a la vez que rebelde por naturaleza, aguantadora como pocos, estoica y sufridora, entre otras razones porque sabe que las luchas que tiene enfrente dependen mucho de su paciencia y de su capacidad para resistir todo tipo de adversidades. Si no fuera así, hace mucho que las izquierdas hubieran dejado de existir.

Como las derechas han sido favorecidas por los gobiernos tanto priístas como panistas (ambos de derecha), no están acostumbradas a las circunstancias desfavorables: se cansan, se sofocan, se sienten humilladas si pierden las comodidades a que están acostumbradas y a la prepotencia con que fueron criadas en la familia y en la escuela (privada, of course).

Cuando vi las fotos del estadio vacío en el que rindió protesta Vázquez Mota sentí, al mismo tiempo, gusto y pena ajena. Gusto porque su partido y sus supuestos seguidores no se esperaron a que ella hablara, pena ajena porque debe haber sentido el enorme desaire, ni más ni menos que de aquellos que supuestamente la apoyan (por algo los llevaron al estadio). Como no es ni puede ser mi candidata pienso que lo que le ocurrió demuestra que su partido ya tuvo su oportunidad en 2000 y que gracias a Calderón la perdió. Pienso, asimismo, que los cuatro puntos de las falsas encuestas del ocupante de Los Pinos se pusieron a prueba en ese acto; es decir, no existen y la candidata va a la baja, como también el candidato del PRI-PVEM.

He asistido a varios mítines de López Obrador, desde las famosas concentraciones en el Zócalo en 2006 hasta otras más recientes. Él llena por igual las plazas y los auditorios y la gente ahí ha estado, con ánimo y con esperanza (aunque esto suene cursilón). Vi algo muy similar, aunque con menos gente, en los tiempos de auge del zapatismo. La diferencia, creo, es que los panistas no tienen suficientes convicciones, mientras que las izquierdas y la gente que las siguen sí las tienen. Esta diferencia es la que nos va a llevar al triunfo una vez más. Y digo una vez más pues tanto en 1988 como en 2006 nos lo quitaron haciendo trampas.

Si por el momento las encuestas nos dicen que la coalición Movimiento Progresista no levanta, también nos señalan que el PRI ha disminuido y el PAN ha subido en preferencias electorales gracias a la precampaña de sus tres precandidatos que, por lo mismo, tuvieron más publicidad que los precandidatos únicos. Pero ahora que empiecen las campañas propiamente dichas es posible que las cosas cambien. No será fácil para Andrés Manuel pues su partido (el PRD) ha cometido errores muy graves, y éstos están en la memoria de millones de mexicanos. En lugar de haberse refundado, como ofrecieron sus dirigentes después del gran descalabro electoral de 2009, mantuvieron sus prácticas viciadas y, en el colmo del pragmatismo más ramplón, llegaron a proponer alianzas con el PAN en varios comicios locales, incluyendo el del estado de México. Sin embargo, queda la esperanza, como ocurrió con Cuauhtémoc Cárdenas en marzo de 1988, de que la candidatura del Movimiento Progresista se levante con fuerza. Así es la política, llena de sorpresas y de altibajos.

Poco a poco, como que no quiere la cosa, el candidato de las izquierdas ha venido estableciendo consensos con empresarios, productores del campo, científicos, intelectuales, artistas, estudiantes y, lo más importante, con gente de a pie que se sabe mover sin necesidad de que la lleven a estadios, plazas o auditorios para escuchar a quienes ve como sus líderes y candidatos.

El lunes, por ejemplo, estuve en una reunión de científicos de varias disciplinas convocados por René Drucker. Ahí estuvo López Obrador. Todos fuimos por nuestros propios medios y aunque creo que no todos son lopezobradoristas el ambiente me pareció favorable tanto a las propuestas de Drucker como a la candidatura del Movimiento Progresista. Fue una reunión de propuestas relacionadas con la urgente necesidad de fortalecer el desarrollo científico del país y, por lo mismo, pareció apolítica. Pero no lo fue, pues los que ahí estábamos sabemos que el desarrollo de las ciencias tiene mucho que ver con la importancia que les dé un gobierno y que esto depende de los criterios con los que se establecen las políticas públicas y las prioridades de la nación. Un país en el que no se aliente el desarrollo de las ciencias, se dijo, es un país destinado a seguir siendo subdesarrollado y dependiente. Esto lo entendió López Obrador y lo hizo suyo como un tema prioritario del desarrollo que requiere México. Me imagino que algo muy similar ocurrirá en otros campos del conocimiento y de la creación artística que en el país, por cierto, es muy rica a pesar de los gobiernos incultos que hemos tenido. ¿Vázquez Mota y Peña Nieto tendrán la capacidad para convocar también a lo más relevante de los círculos intelectuales, científicos y artísticos del país? No lo creo. Una porque su mensaje y sus intereses son empresariales, el otro porque es casi analfabeto además de compartir los mismos intereses que la candidata panista.

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