Carlos Ramírez / Indicador Político
La nominación de Manuel Bartlett Díaz como candidato de la “izquierda” neopopulista-lopezobradorista no se agotó en una venta de indulgencias en la nueva Iglesia del Amor sino que tuvo el mensaje de que el defensor de los recursos naturales por parte del PRD no será Cuauhtémoc Cárdenas sino en político salinista.
En este contexto, la nominación de Bartlett, decidida directamente por López Obrador y en contra de la opinión perredista, sería el paso definitivo para echar del discurso perredista a Cuauhtémoc; como el tabasqueño dijo, refiriéndose a Cuauhtémoc, que “no me peleo con la historia”, entonces optó por indultar a Bartlett de todos sus pecados políticos y lo recibió con los brazos abiertos en la República Amorosa.
Sin embargo, la sola nominación de Bartlett demostró que la venta de indulgencias del pastor López Obrador no es suficiente porque ahora el PRD se va a significar por la entrega del partido a todos los salinistas que le aplicaron el fraude electoral en 1988 a Cárdenas y luego desataron una represión con más de 500 perredistas muertos. Hoy el PRD quedó marcado con el sello de Bartlett.
En todo caso, lo que no se ha dicho es que Bartlett fue recibido en el seno del lopezobradorismo no como un acto de amor sino como la decisión estratégica con tres aristas: Convertirlo en el defensor del petróleo, desfondar al PRI quitándole votos y hacerse de todos los secretos del poder priísta y salinista que atesoró en sus años de servir al poder absolutista del priísmo en el poder.
Ahora el PRD y López Obrador tendrán que compartir la agenda del poder oscuro de Bartlett en la que son pecados menores el fraude electoral en Chihuahua en 1986, el fraude presidencial de 1988 y el fraude municipal en Huejotzingo en 1996, en tanto que los pecados mortales --según el evangelio de la República Amorosa-- son mucho más graves:
--El asesinato del columnista Manuel Buendía cuando Bartlett era secretario de Gobernación y jefe directo de José Antonio Zorrilla Pérez, director de la Federal de Seguridad y cuando Buendía se disponía a publicar columnas sobre la alianza de la DFS con el narco.
--El asesinato de José Luis Esqueda después de que le entregó a Bartlett pruebas de que Zorrilla Pérez estaba al servicio del narco y la permanencia de Zorrilla Pérez en su cargo de jefe de la Policía Política que protegía a los cárteles.
--La alianza criminal con Zorrilla Pérez y sus amenazas a Proceso.
--El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar por el que tiene un juicio en los EU y no sólo Bartlett tiene miedo de pisar territorio estadounidense, sino que no se atreve a cruzar su espacio aéreo.
--La corrupción de la Federal de Seguridad durante su gestión en Gobernación y las credenciales oficiales de Gobernación que acreditaban con nombres falsos a capos del narco, entre ellos a Rafael Caro Quintero. Este asunto de las credenciales también involucró al entonces procurador general Sergio García Ramírez, hoy consejero electoral del IFE. Las credenciales las tuvo en su poder García Ramírez e ilegalmente se las entregó a Bartlett para, ahí, perderse de vista.
--La complicidad de Bartlett con la represión criminal al PRD en los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, en los que sirvió en silencio y con disciplina. Como secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral, Bartlett dejó sin explicar el asesinato de los asesores electorales de Cárdenas en 1988.
--El apoyo incondicional de Salinas y el papel decisivo de Joseph-Marie Córdoba Montoya en la operación dedazo para imponerlo como gobernador de Puebla.
--El papel de Bartlett en la represión política contra quienes violaran la disciplina del poder: Bartlett fue el autor de la guerra sucia contra Jesús Silva Herzog en 1986, por instrucciones de De la Madrid, para consolidar a Carlos Salinas como el responsable del modelo económico neoliberal. Asimismo, Bartlett tuvo participación en la guerra política del PRI de De la Madrid contra Cárdenas y Muñoz Ledo para imponer a Salinas como candidato y Bartlett compró indulgencias con Salinas para ser secretario de Educación y luego gobernador, aunque con el chantaje de la información del fraude de 1988.
Ahora Bartlett es el símbolo de la “izquierda” perredista-lopezobradorista. ¿Ganará Bartlett las elecciones de gobernador? Los datos colocan al PRD en un lejano tercer lugar:
--En la elección de senador de 2006, el PAN ganó el 36.1% de los votos, el PRI sacó 31.3% y el PRD apenas 24.4%.
--En la elección de diputados federales del 2009, la alianza PRI-PVEM acumuló 46.3% de los votos, contra 27.3% del PAN y apenas 12.8% de PRD-PT-Convergencia.
--En la elección de gobernador del 2010, el PRD se benefició de la alianza con el PAN y los dos ganaron con el 50.4%, contra el 40.1% del PRI.
--Y en la elección de diputados locales de 2010, el PRI-PVEM logró 40.8% de los votos, contra 44.8% de la alianza PRD-PAN-Convergencia-Panal.
El PRD y sus aliados están abajo del PRI y del PAN, pero López Obrador espera que Bartlett logre jalar a su causa al priísmo marinista con el anzuelo del perdón de todos sus pecados; inclusive, Bartlett ha prometido posiciones en el gabinete del tabasqueño, pero sin generar entusiasmo por la colocación de López Obrador en un distante tercer lugar en las encuestas presidenciales.
Lo que queda por evaluar es el hecho de que López Obrador haya convertido a Bartlett, con toda su biografía priísta de abusos, represión y agenda oscura, en el personaje que represente a la “izquierda”, si al final Bartlett apenas ha elaborado un burdo discurso nada creativo vinculado al priísmo nacionalista de la burocracia populista de los sesenta, setenta y ochenta, cuando comenzó su carrera en el poder al servicio de la Secretaría de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz, sí, el Díaz Ordaz de la estela represiva de 1968 donde combatieron al PRI y fueron reprimidos algunos legisladores y políticos hoy en el… PRD.
La nominación de Manuel Bartlett Díaz como candidato de la “izquierda” neopopulista-lopezobradorista no se agotó en una venta de indulgencias en la nueva Iglesia del Amor sino que tuvo el mensaje de que el defensor de los recursos naturales por parte del PRD no será Cuauhtémoc Cárdenas sino en político salinista.
En este contexto, la nominación de Bartlett, decidida directamente por López Obrador y en contra de la opinión perredista, sería el paso definitivo para echar del discurso perredista a Cuauhtémoc; como el tabasqueño dijo, refiriéndose a Cuauhtémoc, que “no me peleo con la historia”, entonces optó por indultar a Bartlett de todos sus pecados políticos y lo recibió con los brazos abiertos en la República Amorosa.
Sin embargo, la sola nominación de Bartlett demostró que la venta de indulgencias del pastor López Obrador no es suficiente porque ahora el PRD se va a significar por la entrega del partido a todos los salinistas que le aplicaron el fraude electoral en 1988 a Cárdenas y luego desataron una represión con más de 500 perredistas muertos. Hoy el PRD quedó marcado con el sello de Bartlett.
En todo caso, lo que no se ha dicho es que Bartlett fue recibido en el seno del lopezobradorismo no como un acto de amor sino como la decisión estratégica con tres aristas: Convertirlo en el defensor del petróleo, desfondar al PRI quitándole votos y hacerse de todos los secretos del poder priísta y salinista que atesoró en sus años de servir al poder absolutista del priísmo en el poder.
Ahora el PRD y López Obrador tendrán que compartir la agenda del poder oscuro de Bartlett en la que son pecados menores el fraude electoral en Chihuahua en 1986, el fraude presidencial de 1988 y el fraude municipal en Huejotzingo en 1996, en tanto que los pecados mortales --según el evangelio de la República Amorosa-- son mucho más graves:
--El asesinato del columnista Manuel Buendía cuando Bartlett era secretario de Gobernación y jefe directo de José Antonio Zorrilla Pérez, director de la Federal de Seguridad y cuando Buendía se disponía a publicar columnas sobre la alianza de la DFS con el narco.
--El asesinato de José Luis Esqueda después de que le entregó a Bartlett pruebas de que Zorrilla Pérez estaba al servicio del narco y la permanencia de Zorrilla Pérez en su cargo de jefe de la Policía Política que protegía a los cárteles.
--La alianza criminal con Zorrilla Pérez y sus amenazas a Proceso.
--El asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar por el que tiene un juicio en los EU y no sólo Bartlett tiene miedo de pisar territorio estadounidense, sino que no se atreve a cruzar su espacio aéreo.
--La corrupción de la Federal de Seguridad durante su gestión en Gobernación y las credenciales oficiales de Gobernación que acreditaban con nombres falsos a capos del narco, entre ellos a Rafael Caro Quintero. Este asunto de las credenciales también involucró al entonces procurador general Sergio García Ramírez, hoy consejero electoral del IFE. Las credenciales las tuvo en su poder García Ramírez e ilegalmente se las entregó a Bartlett para, ahí, perderse de vista.
--La complicidad de Bartlett con la represión criminal al PRD en los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, en los que sirvió en silencio y con disciplina. Como secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral, Bartlett dejó sin explicar el asesinato de los asesores electorales de Cárdenas en 1988.
--El apoyo incondicional de Salinas y el papel decisivo de Joseph-Marie Córdoba Montoya en la operación dedazo para imponerlo como gobernador de Puebla.
--El papel de Bartlett en la represión política contra quienes violaran la disciplina del poder: Bartlett fue el autor de la guerra sucia contra Jesús Silva Herzog en 1986, por instrucciones de De la Madrid, para consolidar a Carlos Salinas como el responsable del modelo económico neoliberal. Asimismo, Bartlett tuvo participación en la guerra política del PRI de De la Madrid contra Cárdenas y Muñoz Ledo para imponer a Salinas como candidato y Bartlett compró indulgencias con Salinas para ser secretario de Educación y luego gobernador, aunque con el chantaje de la información del fraude de 1988.
Ahora Bartlett es el símbolo de la “izquierda” perredista-lopezobradorista. ¿Ganará Bartlett las elecciones de gobernador? Los datos colocan al PRD en un lejano tercer lugar:
--En la elección de senador de 2006, el PAN ganó el 36.1% de los votos, el PRI sacó 31.3% y el PRD apenas 24.4%.
--En la elección de diputados federales del 2009, la alianza PRI-PVEM acumuló 46.3% de los votos, contra 27.3% del PAN y apenas 12.8% de PRD-PT-Convergencia.
--En la elección de gobernador del 2010, el PRD se benefició de la alianza con el PAN y los dos ganaron con el 50.4%, contra el 40.1% del PRI.
--Y en la elección de diputados locales de 2010, el PRI-PVEM logró 40.8% de los votos, contra 44.8% de la alianza PRD-PAN-Convergencia-Panal.
El PRD y sus aliados están abajo del PRI y del PAN, pero López Obrador espera que Bartlett logre jalar a su causa al priísmo marinista con el anzuelo del perdón de todos sus pecados; inclusive, Bartlett ha prometido posiciones en el gabinete del tabasqueño, pero sin generar entusiasmo por la colocación de López Obrador en un distante tercer lugar en las encuestas presidenciales.
Lo que queda por evaluar es el hecho de que López Obrador haya convertido a Bartlett, con toda su biografía priísta de abusos, represión y agenda oscura, en el personaje que represente a la “izquierda”, si al final Bartlett apenas ha elaborado un burdo discurso nada creativo vinculado al priísmo nacionalista de la burocracia populista de los sesenta, setenta y ochenta, cuando comenzó su carrera en el poder al servicio de la Secretaría de Gobernación de Gustavo Díaz Ordaz, sí, el Díaz Ordaz de la estela represiva de 1968 donde combatieron al PRI y fueron reprimidos algunos legisladores y políticos hoy en el… PRD.
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