Francisco Garfias
Miguel Osorio Chong es otro ex gobernador del PRI que es investigado por el gobierno federal en época de elecciones. Al hidalguense parece que lo traen de encargo. No acaba de librar una cuando ya tiene otra.
El secretario de Organización del CEN del PRI, hombre muy cercano a Peña Nieto, nos asegura que una denuncia anónima dio pie a que se abriera una averiguación sobre sus propiedades.
Es la segunda. A Osorio le abrieron un primer expediente, del tamaño de un tabique, sobre vínculos con el narcotráfico. Acabó siendo un fiasco. El caso está cerrado. “Lo firmaron el ex procurador Arturo Chávez Chávez, pero también la actual titular, Marisela Morales”, asegura el ex mandatario.
El hidalguense se enteró de la nueva investigación hace apenas 15 días. Otra vez las pesquisas, su nombre en riesgo, su familia lastimada.
“Ya me tienen hasta la madre. Si ya estaba cerrado, ¿por qué otra vez?” pregunta, en tono de hartazgo. Y lamenta: “Hoy tienen más valor las denuncias anónimas y los testigos protegidos”.
El caso Osorio se agrega al de los ex mandatarios tamaulipecos Miguel Cavazos Lerma, Eugenio Hernández, Tomás Yarrington, quienes también son investigados.
Y no es que los priistas sean madres de la caridad. Lo extraño es que les truenan los escándalos en medio del proceso electoral.
Osorio Chong sabe que en política no hay casualidades.
“Se están utilizando las instituciones. Estas cosas siempre coinciden con procesos electorales importantes”, destaca.
El ex gobernador de Hidalgo asegura que no se va a esconder. Mucho menos a fugar. Quiere dejar limpio su nombre. Va a pedir, incluso, que lo llamen a declarar. Por lo menos es lo que dice. “Voy a dar la cara en la PGR en cuanto tenga más información”, afirma.
Y remata: “Es urgente desvincular la seguridad de la política. Lo que sigue es que haya más confianza”.
Felipe Calderón anda “campañeando” —el copyright es de Mónica Garza y Carolina Rocha— en plena veda electoral.
A los consejeros de Banamex, el primer mandatario les dijo que Vázquez Mota ya está a cuatro puntos del candidato del PRI, según encuesta realizada por la Presidencia de la República.
Felipe vaticinó incluso que la elección de julio va a estar “muy reñida” entre dos contendientes: Josefina y Peña Nieto, reportaron asistentes a ese evento. A López Obrador de plano lo dejó fuera.
La confusión que reina en torno a lo que la Ley Electoral permite o no hacer en la famosa intercampaña no impide ver la intromisión del Presidente en el delicado tema electoral.
Hay coincidencia entre los analistas en que Felipe “infló” a la candidata del PAN, minimizó la ventaja del priista y, de plano, borró al abanderado de las izquierdas.
Las reacciones en la oposición no se hicieron esperar.
Algunas fueron de buen humor. Otras, no tanto. “Ya tiene vocero Josefina”, nos dijo, mordaz, Osorio Chong.
El estado mayor de AMLO tampoco le dio mucha importancia. “Es una buena puntada”, comentó el senador Ricardo Monreal, coordinador de la campaña del Peje.
El mismísimo Enrique Peña declaró su sorpresa por los números que manejó el Presidente. “Hay que cambiar de encuestador”, sugirió.
La encuesta que dio a conocer el Presidente coincidió con la evaluación que realiza, cada 15 días, Roy Campos, mero mero de Consulta Mitofsky. Los números en nada se parecen a los del presidente: Peña Nieto, 40.6 puntos; Josefina, 24.7 y, Andrés, 17.4.
Monreal, por cierto, calificó de “desinformada, falsa y perversa” la versión, publicada en este espacio, de que el candidato diabético al que se refirió la periodista Maxine Woodside, en su programa Todo para la Mujer, es López Obrador.
“Es una especie de desafuero médico para sacarlo de la jugada, pero el candidato que algunos quieren enfermar goza de cabal salud”, declaró.
Le decimos a don Ricardo, político respetable, que no queremos enfermar a López Obrador. Mucho menos desaforarlo médicamente. Si publicamos que Woodside se refirió, sin nombrarlo, a Andrés Manuel, es porque lo tenemos verificado.
Eso decía la columna. Nada más.
Monreal sabe que lo buscamos con insistencia antes de publicar nada. Le enviamos, incluso, un mensaje a su celular para “rebotar” la versión. No tuvimos éxito. Luis Videgaray, jefe de la campaña de Peña, y Miguel Ángel Sánchez de Armas, vocero del Panal, aclararon de inmediato que sus candidatos no tenían nada.
Miguel Osorio Chong es otro ex gobernador del PRI que es investigado por el gobierno federal en época de elecciones. Al hidalguense parece que lo traen de encargo. No acaba de librar una cuando ya tiene otra.
El secretario de Organización del CEN del PRI, hombre muy cercano a Peña Nieto, nos asegura que una denuncia anónima dio pie a que se abriera una averiguación sobre sus propiedades.
Es la segunda. A Osorio le abrieron un primer expediente, del tamaño de un tabique, sobre vínculos con el narcotráfico. Acabó siendo un fiasco. El caso está cerrado. “Lo firmaron el ex procurador Arturo Chávez Chávez, pero también la actual titular, Marisela Morales”, asegura el ex mandatario.
El hidalguense se enteró de la nueva investigación hace apenas 15 días. Otra vez las pesquisas, su nombre en riesgo, su familia lastimada.
“Ya me tienen hasta la madre. Si ya estaba cerrado, ¿por qué otra vez?” pregunta, en tono de hartazgo. Y lamenta: “Hoy tienen más valor las denuncias anónimas y los testigos protegidos”.
El caso Osorio se agrega al de los ex mandatarios tamaulipecos Miguel Cavazos Lerma, Eugenio Hernández, Tomás Yarrington, quienes también son investigados.
Y no es que los priistas sean madres de la caridad. Lo extraño es que les truenan los escándalos en medio del proceso electoral.
Osorio Chong sabe que en política no hay casualidades.
“Se están utilizando las instituciones. Estas cosas siempre coinciden con procesos electorales importantes”, destaca.
El ex gobernador de Hidalgo asegura que no se va a esconder. Mucho menos a fugar. Quiere dejar limpio su nombre. Va a pedir, incluso, que lo llamen a declarar. Por lo menos es lo que dice. “Voy a dar la cara en la PGR en cuanto tenga más información”, afirma.
Y remata: “Es urgente desvincular la seguridad de la política. Lo que sigue es que haya más confianza”.
Felipe Calderón anda “campañeando” —el copyright es de Mónica Garza y Carolina Rocha— en plena veda electoral.
A los consejeros de Banamex, el primer mandatario les dijo que Vázquez Mota ya está a cuatro puntos del candidato del PRI, según encuesta realizada por la Presidencia de la República.
Felipe vaticinó incluso que la elección de julio va a estar “muy reñida” entre dos contendientes: Josefina y Peña Nieto, reportaron asistentes a ese evento. A López Obrador de plano lo dejó fuera.
La confusión que reina en torno a lo que la Ley Electoral permite o no hacer en la famosa intercampaña no impide ver la intromisión del Presidente en el delicado tema electoral.
Hay coincidencia entre los analistas en que Felipe “infló” a la candidata del PAN, minimizó la ventaja del priista y, de plano, borró al abanderado de las izquierdas.
Las reacciones en la oposición no se hicieron esperar.
Algunas fueron de buen humor. Otras, no tanto. “Ya tiene vocero Josefina”, nos dijo, mordaz, Osorio Chong.
El estado mayor de AMLO tampoco le dio mucha importancia. “Es una buena puntada”, comentó el senador Ricardo Monreal, coordinador de la campaña del Peje.
El mismísimo Enrique Peña declaró su sorpresa por los números que manejó el Presidente. “Hay que cambiar de encuestador”, sugirió.
La encuesta que dio a conocer el Presidente coincidió con la evaluación que realiza, cada 15 días, Roy Campos, mero mero de Consulta Mitofsky. Los números en nada se parecen a los del presidente: Peña Nieto, 40.6 puntos; Josefina, 24.7 y, Andrés, 17.4.
Monreal, por cierto, calificó de “desinformada, falsa y perversa” la versión, publicada en este espacio, de que el candidato diabético al que se refirió la periodista Maxine Woodside, en su programa Todo para la Mujer, es López Obrador.
“Es una especie de desafuero médico para sacarlo de la jugada, pero el candidato que algunos quieren enfermar goza de cabal salud”, declaró.
Le decimos a don Ricardo, político respetable, que no queremos enfermar a López Obrador. Mucho menos desaforarlo médicamente. Si publicamos que Woodside se refirió, sin nombrarlo, a Andrés Manuel, es porque lo tenemos verificado.
Eso decía la columna. Nada más.
Monreal sabe que lo buscamos con insistencia antes de publicar nada. Le enviamos, incluso, un mensaje a su celular para “rebotar” la versión. No tuvimos éxito. Luis Videgaray, jefe de la campaña de Peña, y Miguel Ángel Sánchez de Armas, vocero del Panal, aclararon de inmediato que sus candidatos no tenían nada.
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