Pemex ¿a salvo?

Felipe, el redentor
Paraestatal asfixiada
Otra de jóvenes panistas

Carlos Fernández-Vega / México SA


Pues nada, que Felipe Calderón ya salvó a Petróleos Mexicanos y, por lo mismo, la paraestatal recuperó su viabilidad de largo plazo. Cuando menos eso fue lo que dijo, de tal suerte que si la aseveración proviene de él mismo hay que poner en duda la validez del anuncio. Y no por mala leche (o independientemente de ella), porque Pemex no tendrá salvación alguna mientras no se modifique, realmente y de fondo, el régimen fiscal que la mantiene exprimida fiscalmente, asfixiada en lo financiero y endeudada hasta la coronilla para poder cumplir con la exorbitante cuota que le han impuesto.

Desde la impresionante plataforma Bicentenario, ahora estacionada en aguas tamaulipecas, el inquilino de Los Pinos aseguró que Pemex alcanzó ya una tasa de más de ciento por ciento en la restitución de reservas probadas, con lo cual se garantiza la producción permanente de hidrocarburos, su viabilidad de largo plazo, y con ello que siga siendo palanca para el desarrollo nacional. Esto es algo que no habíamos podido decir (los mexicanos) en los últimos 30 años. Esta es una de las metas más trascendentales de la empresa en varias décadas. Yo no sé cuándo fue la última vez que Pemex tuvo una tasa de reposición del cien por ciento de reservas. Quizá nunca, o quizá se alcanzó a finales de la década de los setenta, para no volverse a alcanzar nuevamente (La Jornada, José Antonio Román).

Si es correcto lo que Calderón anunció, en cuanto a reposición de reservas (si la memoria no falla, la misma notificación victoriosa fue hecha pública desde tiempos de Ernesto Zedillo), entonces México se mantendría internacionalmente entre los grandes productores petroleros. Así, la nación seguiría exportando crudo, importando productos refinados, dilapidando el dinero producto de las ventas de oro negro y exprimiendo, asfixiando y endeudando a la empresa más importante del y para el país. Lo anterior, porque el aviso del inquilino de Los Pinos no conlleva modificación alguna a la política petrolera-fiscal seguida hasta el momento, ergo, Pemex ni de lejos está salvada.

Han sido los dos gobiernos panistas los que mayor saqueo han practicado, vía fiscal, a las finanzas de Petróleos Mexicanos. Alrededor de 5 billones de pesos en una década, la blanquiazul, dilapidados en servicios personales, onerosísimos contratos con trasnacionales del ramo que de tiempo atrás zopilotean a la industria nacional con la venia de los funcionarios gubernamentales y demás gracias totalmente improductivas para la República y para el salvamento de la paraestatal. Más reservas equivalen a mayores exportaciones de crudo, lo que a su vez implica mayores ingresos para Pemex, los cuales serán igualmente exprimidos por la Secretaría de Hacienda para gastarlos en las mismas barbaridades que hasta ahora. Entonces, ¿realmente se salvó Pemex y se recuperó su viabilidad de largo plazo? Dudoso.

La Auditoría Superior de la Federación nos ilustra al respecto (revisión de la Cuenta Pública 2010): “el régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (incluidos sus organismos subsidiarios) si bien se ha modificado no ha logrado mejorar su situación financiera, debido a que se han reportado pérdidas, excepto en 2006, en sus estados financieros consolidados al 31 de diciembre de 2005 a 2010, lo que ha sido influido también por la operación de esas entidades… De 1938 (año de la expropiación cardenista) a 1984 el importe total anual de los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por Pemex y sus organismos subsidiarios no tuvo representatividad en relación con el producto interno bruto. A partir de 1985 comenzó a incrementarse la carga tributaria al igual que la proporción respecto al PIB, al pasar de 0.1 por ciento ese último año a 7.2 por ciento en 2010”.

Han sido los dos gobiernos panistas los que, vía tributaria, han exprimido a Pemex en mayor medida. Con Vicente Fox el saqueo (contribuciones y aprovechamientos pagados por Pemex y sus organismos subsidiarios) equivalió, como promedio anual, a 5.5 por ciento del producto interno bruto, y con Felipe Calderón llegó a 7.12 por ciento (hasta 2010). Para dar una idea de la magnitud, en el sexenio de Ernesto Zedillo (que no se caracterizó precisamente por su defensa del petróleo mexicano), por el mismo concepto, tal promedio anual fue de 2.6 por ciento del PIB; con Carlos Salinas de Gortari de 0.63 por ciento, y con Miguel de la Madrid, de 0.12 por ciento. Cuando José López Portillo administraba la abundancia petrolera, tal indicador no tuvo representatividad en el PIB.

Entonces, abundancia, lo que se llama abundancia petrolera, se ha registrado durante los dos gobiernos panistas, y a cambio el desempleo ha crecido, la pobreza se incrementa, el bienestar de los mexicanos ha caído y el crecimiento económico en ese lapso a duras penas roza el 2 por ciento, con ganas de aminorar. En tiempos de Fox (seis años), de las finanzas de Pemex la Secretaría de Hacienda se quedó con 2.62 billones de pesos (ganancias totales más un plus); en los de Calderón (cuatro años, hasta 2010) la propia Hacienda ha retenido alrededor de 2.5 billones, monto que fácilmente se aproximará a los 4 billones al cierre de su estancia en la residencia oficial. Pero, asegura el actual inquilino de Los Pinos, él salvó a Pemex y recuperó su viabilidad de largo plazo. ¿En serio? Sin reforma fiscal de real y de fondo, que obligue al gran capital a pagar impuestos, la paraestatal está condenada, con o sin reposición de reservas.

Las rebanadas del pastel

Si de aberraciones en Pemex se trata, va la siguiente denuncia de un grupo de sus trabajadores: “más de 100 integrantes de la Dirección de Tecnología y Procesos de Información corren el riesgo de que esta semana les sea negado el acceso a las instalaciones de la paraestatal y se les informe que están despedidos (otros, jubilados anticipadamente). Este grupo especializado en sistemas de información y comunicaciones cuenta en promedio con 15-20 años de servicios y son la cuota necesaria para darle suficiencia a las contrataciones de los jóvenes panistas (con Abraham Galán Ramírez, la debilidad de Juan José Suárez Coppel, a la cabeza), que se están embolsando 30 millones de pesos anuales en salarios. Algunos de los nombres y sus ingresos de las recientes contrataciones: Ninfa Zamora, economista y hermana del finado subsecretario de Gobernación, 2.2 millones de pesos; Salvador de la Mora Real, 1.8 millones de pesos; operador del director de la reorganización, Ernesto Galván, sin profesión, 1.8 millones de pesos; Rosaura Denegre Vaught, ex diputada del PAN, 1.8 millones de pesos. En cambio, a todos los que no tenemos filiación panista ni padrino panista nos mandan a la calle, con todo y nuestros 15-20 años de experiencia en este sector de Pemex”.

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