México seriamente amenazado por el narco: Galván

Jorge Carrasco / Apro

El diagnóstico no pudo ser peor, ni la autoría más autorizada: Después de cinco años de “guerra contra el narcotráfico”, la seguridad interior de México “se encuentra seriamente amenazada”, con regiones bajo el control de la delincuencia organizada, violencia inusitada y espacios donde la seguridad pública está “totalmente rebasada”.

Con tal reconocimiento, el secretario de la Defensa Nacional (Sedena), el general Guillermo Galván Galván, concluyó las ceremonias del sexenio de Felipe Calderón para conmemorar la Marcha de la Lealtad, que recuerda la fidelidad institucional del Colegio Militar al presidente Francisco I. Madero durante el alzamiento del general Victoriano Huerta.

En el XCIX aniversario de ese hecho histórico, el general Galván también reconoció, aunque con matices, “errores” cometidos por el Ejército en el combate al narcotráfico, por las violaciones a los de derechos humanos cometidas por algunos de sus elementos.

En la ceremonia realizada en el Castillo de Chapultepec, antigua sede del Colegio Militar, el general secretario señaló frente a Calderón: “Es menester reconocer que es la seguridad interior la que hoy se encuentra seriamente amenazada”.

En su diagnóstico sobre la crisis de seguridad en México, el general aseguró que la delincuencia evolucionó sigilosamente durante décadas con apoyo de las policías locales y luego se enquistó en la sociedad apoyada por la propia autoridad.

Continuó: La situación se volvió más grave cuando en algunas regiones del país la delincuencia se apropió de las instituciones del Estado y generó un clima de violencia inusitado.

“Es evidente que en aquellas latitudes del territorio nacional, el espacio de la seguridad pública está totalmente rebasado”, aseveró el general secretario.

En su “incuestionable subordinación” del Ejército a Calderón, Galván lo alabó por ser “un comandante sensible, valiente y honesto, identificado con y por sus tropas”.

Apenas ocupó la presidencia de la República, en diciembre de 2006, Calderón ordenó al Ejército salir a las calles a combatir el narcotráfico, lo que disparó en todo el país las quejas contra militares por violaciones a los derechos humanos.

Ante ello, Galván señaló: “¿Que se han cometido errores? Desde luego que sí. Reconocerlos es lealtad. Como lo es aceptar las recomendaciones que nos hacen los órganos competentes”.

Aunque Calderón y el Ejército se han resistido a acatar plenamente el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obliga al Estado mexicano a juzgar en juzgados civiles a los militares que han violado los derechos humanos de la población civil, Galván dijo que el Ejército ha sido leal “a las víctimas y a sus familias (al) sancionar a los infractores comprobados y reparar el daño causado”.

Galván, de inmediato atajó: “Pero también es lealtad al subalterno investigar a fondo y discernir aquellos casos tendenciosos que buscan desprestigiar a la institución y desviar la acción de la justicia a favor de los delincuentes”.

Como lo hizo en los últimos años, aludió a la reforma a la Ley de Seguridad Nacional detenida en el Congreso. Pidió a los legisladores modificar “el entorno asimétrico y frágil en el que cumplimos nuestras misiones para salvaguardar a nuestros compatriotas”.

Reiteró: “No se trata de arrogarnos privilegio alguno, ni desempeñar funciones que no nos corresponden”.

Y en las reiteraciones, tal como lo hizo el año pasado, Calderón escoltado por cadetes del Colegio Militar, con la banda presidencial cruzada al pecho y la bandera nacional en la mano derecha, montó un caballo tordillo para trasladarse del Alcázar de Chapultepec a Los Pinos, en una imitación del recorrido de Madero a Palacio Nacional el 9 de febrero de 1913.

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