Mensaje tarasco

La obsesión del hermano
Maletas de tuiteo sucio
Fepade de la discordia

Julio Hernández López / Astillero


La hora de cierre de esta columna impidió conocer el desenlace del tribunal electoral federal sobre la gubernatura de Michoacán. Una serie de circunstancias inusuales dotan al caso de un carácter extremadamente significativo. Para empezar, el imperioso ejercicio de Felipe Calderón destinado a beneficiar el interés jurídico, político y electoral de su hermana Luisa María, conocida con el sobrenombre de Cocoa (quien ya tiene en su camino una de las candidaturas seguras al Senado que asigna el comité nacional panista). Esa obsesión fraterna desde el poder ha generado, además, una permanente guerra política contra la administración de origen perredista encabezada por el vulnerable Leonel Godoy, incluyendo la histórica aberración jurídica conocida como michoacanazo.

Otro terreno con peculiaridades es el netamente procesal que pareciera sugerir presiones o, cuando menos, vaivenes irregulares. Para empezar, el proyecto de dictamen fue hecho público con notable anticipación, como si los autores quisieran fijar abiertamente su posición para no someterla a flujos subterráneos que buscaran trastocar su sentido original. Ayer mismo, la hora de la sesión pública en que se trataría el delicado tema fue cambiada cuando menos en tres ocasiones, hasta quedar en agenda nocturna, como si en el curso del día aún se hubieran producido marejadas políticas. Otro elemento especial es el hecho de que la elección del municipio de la capital, Morelia, fue anulada de manera sumamente discutible pero, aun así, constituye un antecedente a tomar en cuenta. Y, aun cuando no es un elemento judicial en sí, enrareció el de por sí muy viciado cuadro michoacano el amago militar de miles de elementos que el hermano Felipe ha enviado a la entidad a pocos días de la impugnada toma de posesión de Fausto Vallejo. A fin de cuentas, todo en el contexto de la narcoguerra electoral de Calderón contra el PRI.

Hace unas semanas, el peñanietismo dio muestra de las formas de guerra por Internet que nos esperan a lo largo de la temporada electoral en curso. Usando el nombre de batalla de #Ectivismo (un supuesto movimiento nacional ciudadano que impulsa el activismo en favor de Enrique) fueron lanzados por Twitter miles de mensajes en masa en apoyo del aspirante presidencial priísta.

Los emisores de esa producción en maquila fueron usuarios que tenían pocos seguidores y estaban virtualmente inaugurándose como redactores en sus cuentas que, además, habían sido abiertas pocos días atrás. Pero abundan los partícipes en el mundo tuitero con esas características, así es que no estriba en ello la identificación del asunto, sino en la reproducción masiva y veloz de textos absolutamente similares. El tecleador astillado osó fijar la atención de los tuiteros en tal catarata de mensajes en general y, para confirmar sus denuncias, los organizadores de esos centros de mensajería masiva le enviaron centenares de textos dirigidos a @julioastillero específicamente (pa’ que aprendiera a respetar).

Con esos artificios, el peñanietismo se evidenció con torpeza como beneficiario o propietario de centros de manipulación tuitera: es evidente que de esa manera se pueden simular avalanchas de apoyos a posiciones del promovido o, por el contrario, de críticas o rechazos a otras. También se pueden generar falsos índices de importancia de determinados asuntos (trending topics: TT), lo que manejado con un equipo paralelo de impacto en los medios tradicionales de comunicación puede ser usado como prueba de que determinadas circunstancias políticas son avaladas o desechadas por los tuiteros.

Pues bien, ayer se produjo otra oleada de tuiteo por encargo. Con una localización bastante significativa: Veracruz. En dos distintas entregas se denuncia a la alcaldesa del puerto (Elizabeth Morales, priísta pero distanciada del gobernador Javier Duarte, como sucede en otras entidades donde el gobernador tiene celos o rechazo al único personaje que en la capital le hace sombra o pretende jugar por su lado, el presidente municipal) y a los ninis panistas que quieren ser senadores (el destinatario es el hijo de Miguel Ángel Yunes Linares).

La nueva emisión de tuiteo sucio, desde Veracruz, coincide con el sentido de la primera aparición de los seguidores del #Ectivismo, aunque no es posible asegurar que detrás de todo esto se encuentra la mano de algún gobernador que esté enviando a su candidato favorito algo más que 25 millones de tuiteos sesgados. Los mensajes envenenados dan cuenta de videos en los que se deturpa a ciertos personajes políticos (esta vez, @julioastillero también fue destinatario de esos mensajes de redacción idéntica, aunque ahora por decenas, no por cientos). Recuérdese que en Veracruz se dio un paso pionero para encarcelar a tuiteros individuales que generasen perturbación social con sus tecleos. Ahora es sede de tuiteos masivos, tóxicos y cargados al interés priísta de la entidad o de quienes allí manejan la política de tres colores.

Astillas

Los priístas se levantan en armas retóricas contra los indicios que tienen de que Felipe Calderón nombrará a un personaje más a modo para que se encargue de una nueva fase de la narcoguerra electoral, a través de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales. Al respecto, PGR-M&M evade preguntas…

¿Qué hacer (y qué no hacer) en este raro periodo de intercampañas que es otra de las aportaciones indefendibles de la legislación electoral vigente? Ya el IFE ha hecho las precisiones formales, pero resulta aberrante este lapso de parcial silenciamiento al que se somete a los aspirantes que ya iban tomando paso en la carrera. En el fondo, el breve plazo de competencia verdadera acabará beneficiando a quien tenga suficiente dinero líquido para hacerse propaganda sin recibos y a quienes carezcan de capacidades políticas duraderas y, por tanto, sean beneficiados por las escaramuzas más que por las batallas en forma…

Y, mientras López Obrador valida en público la apertura a Manuel Clouthier hijo, ¡hasta mañana, en estos días grises!

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