Lo que viene: las campañas negativas...

José Carreño Figueras

Las elecciones en Estados Unidos y México coinciden este año y de cumplirse los pronósticos, va a coincidir sobre todo en una característica: van a ser negativas. O como se diría en México, de “guerra sucia”.

En otras palabras, las campañas serán menos en términos de propuestas y planes que en la condena o la exhibición del otro, a veces hasta con información verdadera, no tergiversada.

Y no es que sea malo. Todos los políticos, sea los individuos o los partidos, tienen un historial que muestra lo que son, lo que han podido hacer, o lo que prometido y dejado de cumplir. Se vale, es más, es importante mantener la contabilidad.

Pero hay ahora temor sobre los posibles excesos, que en los Estados Unidos ya son una realidad: de creer a los expertos, un 92 por ciento de los anuncios transmitidos en Florida durante la primaria republicana fueron negativos. Lo peor del caso es que funcionaron.

Mitt Romney, el mas viable aspirante presidencial republicano, tuvo en Florida una enorme ventaja en recursos económicos -de hecho gastó 15.4 millones de dólares por 3.4 millones de su principal adversario, Newt Gingrich- que se reflejó en la cantidad de anuncios divulgados. El resultado: Gingrich fue demolido.

De acuerdo con todos los pronósticos, Romney será al final el candidato presidencial republicano pero a diferencia de la actual temporada de selección, en la que su ventaja en dinero recaudado es enorme respecto a lo colectado por sus rivales, la tesorería del presidente Barack Obama es de tamaño similar y hasta un poco mayor.

En otras palabras, cada anuncio negativo de uno tendrá pago del otro en la misma cantidad y la misma moneda de negatividad.

En México la situación no parece tan clara pero al mismo tiempo se sabe que el gobierno del presidente Felipe Calderón ve con muy poca simpatía la posibilidad de entregar palacio presidencial al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y va a tratar de evitar hacerlo.

Y eso implica entre otras cosas el uso de las ventajas de gobierno, como lo hizo el PRI en su momento -y lo sigue haciendo en los estados que gobierna- y como han hecho y hacen donde pueden tanto el Partido de Acción Nacional como los miembros de la coalición de “las izquierdas”.

Los recursos del gobierno incluyen los organismos policiales y de inteligencia, lo que ciertamente presagia muchos momentos complicados para el PRI y tal vez para la coalición de izquierda. Pero ninguno de los grupos en contienda está indefenso y mucho menos fuera de combate.

Al mismo tiempo, el mero intercambio de acusaciones en tiempo electoral no puede bastar, a menos que se transforme en indagaciones serias y un uso no-político de los mecanismos de vigilancia del Estado.

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