Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
Cuestión de Debate pretende ser un espacio en que se analicen temas principalmente de carácter político, incluyendo por supuesto cuestiones del ámbito social y económico por estar relacionados de manera natural con aquel. Es decir, en esta colu...
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En la actualidad ya no es extraño ni tampoco resulta novedoso ver a un sinnúmero de mujeres que participan activamente en la vida política del país, circunstancia que permite observar que algunas de ellas se han distinguido por su talento y por la forma en que han sabido enfrentar los difíciles retos que cotidianamente se suelen hacer presentes en este ámbito resbaloso muy propio de la política.
Caso singular en esto, es la conocida participación de Layda Sansores, una mujer inteligente, combativa, altamente respetable, y sin lugar a dudas muy destacada, de gran valía y de una amplia, limpia e incuestionable trayectoria política, cuyos cargos principales se tienen como el de haber sido senadora y diputada federal. Ella, hace algunos años decidió transitar desde las comodidades y privilegios que posiblemente ofrecen el poder político (en aquellos tiempos detentado absolutamente por el que era su partido, el PRI) hacia una izquierda, que si bien ésta había logrado avances importantes, también lo es que aún se encontraba un tanto desarticulada y en proceso de maduración.
Por eso es que, seguramente a Layda le ha tocado batallar con las vicisitudes que significan la construcción desde los cimientos y la organización de la izquierda. Le ha correspondido dar una lucha férrea y sin vacilación desde esta opositora trinchera política, así como padecer los embates y los abusos de un poder autoritario que se ensaña con sus adversarios porque se resiste a los cambios que exige la vida democrática. Pero Layda ha demostrado que es una mujer de temple y de todo corazón, que no se arredra a la primera, ya que en diversas ocasiones ha quedado de manifiesto que en su haber cuenta con suficiente carácter y principios firmes que la hacen continuar con determinación hacía adelante.
Sí, Layda en su actuar ha dado pruebas suficientes de su congruencia con sus principios, pues nomás basta recordar que todavía cuando era senadora por el PRI, en el régimen de Ernesto Zedillo, de manera abierta discrepó con sus correligionarios priistas, porque estos pretendían realizar diversas reformas legales y constitucionales que tenían como intención iniciar el proceso para dar cabida al capital privado tanto en el sector eléctrico como en el petróleo, a lo cual, con tenacidad, ella siempre se opuso y de ahí derivó su salida del PRI.
En la izquierda y en momentos críticos, no se diga, su participación y su lucha ha sido ejemplar, ello sin escatimar tiempo ni esfuerzo alguno.
Lo mismo se le vio defenderse con ahínco de las trampas y del fraude electoral perpetrado por el PRI en su propia elección para gobernadora del estado Campeche, que defender la elección presidencial de Andrés Manuel López Obrador en el 2006 ante las truculencias electorales del PAN.
Una mujer altamente comprometida con las causas de la izquierda, de ello no existe la menor duda, por lo que es seguro que se le volverá a ver como legisladora a nivel nacional, quizá en el Senado de la República, espacio al que habrá de llegar con los ánimos bien renovados para abrir un nuevo capítulo de su incansable lucha política que emprenderá desde esa alta tribuna.
Sin embargo, la izquierda coaligada en los tres partidos políticos, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, primero habrán de definir su candidatura y luego el día de la elección, los que estamos convencidos de Layda, habremos de decir, mi voto va por ti.
Pálida tinta: Y al hablar de la izquierda, en específico del PRD, que difícil ha sido el parto de las candidaturas a jefes delegacionales, diputados locales y federales en el Distrito Federal, pero más que otra cosa como les gusta complicarse la existencia por las desmedidas ambiciones, y lo peor de todo es que se desgastan tanto que pudieran poner hasta en riesgo la elección del virtual candidato Miguel Ángel Mancera a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
Cuestión de Debate pretende ser un espacio en que se analicen temas principalmente de carácter político, incluyendo por supuesto cuestiones del ámbito social y económico por estar relacionados de manera natural con aquel. Es decir, en esta colu...
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En la actualidad ya no es extraño ni tampoco resulta novedoso ver a un sinnúmero de mujeres que participan activamente en la vida política del país, circunstancia que permite observar que algunas de ellas se han distinguido por su talento y por la forma en que han sabido enfrentar los difíciles retos que cotidianamente se suelen hacer presentes en este ámbito resbaloso muy propio de la política.
Caso singular en esto, es la conocida participación de Layda Sansores, una mujer inteligente, combativa, altamente respetable, y sin lugar a dudas muy destacada, de gran valía y de una amplia, limpia e incuestionable trayectoria política, cuyos cargos principales se tienen como el de haber sido senadora y diputada federal. Ella, hace algunos años decidió transitar desde las comodidades y privilegios que posiblemente ofrecen el poder político (en aquellos tiempos detentado absolutamente por el que era su partido, el PRI) hacia una izquierda, que si bien ésta había logrado avances importantes, también lo es que aún se encontraba un tanto desarticulada y en proceso de maduración.
Por eso es que, seguramente a Layda le ha tocado batallar con las vicisitudes que significan la construcción desde los cimientos y la organización de la izquierda. Le ha correspondido dar una lucha férrea y sin vacilación desde esta opositora trinchera política, así como padecer los embates y los abusos de un poder autoritario que se ensaña con sus adversarios porque se resiste a los cambios que exige la vida democrática. Pero Layda ha demostrado que es una mujer de temple y de todo corazón, que no se arredra a la primera, ya que en diversas ocasiones ha quedado de manifiesto que en su haber cuenta con suficiente carácter y principios firmes que la hacen continuar con determinación hacía adelante.
Sí, Layda en su actuar ha dado pruebas suficientes de su congruencia con sus principios, pues nomás basta recordar que todavía cuando era senadora por el PRI, en el régimen de Ernesto Zedillo, de manera abierta discrepó con sus correligionarios priistas, porque estos pretendían realizar diversas reformas legales y constitucionales que tenían como intención iniciar el proceso para dar cabida al capital privado tanto en el sector eléctrico como en el petróleo, a lo cual, con tenacidad, ella siempre se opuso y de ahí derivó su salida del PRI.
En la izquierda y en momentos críticos, no se diga, su participación y su lucha ha sido ejemplar, ello sin escatimar tiempo ni esfuerzo alguno.
Lo mismo se le vio defenderse con ahínco de las trampas y del fraude electoral perpetrado por el PRI en su propia elección para gobernadora del estado Campeche, que defender la elección presidencial de Andrés Manuel López Obrador en el 2006 ante las truculencias electorales del PAN.
Una mujer altamente comprometida con las causas de la izquierda, de ello no existe la menor duda, por lo que es seguro que se le volverá a ver como legisladora a nivel nacional, quizá en el Senado de la República, espacio al que habrá de llegar con los ánimos bien renovados para abrir un nuevo capítulo de su incansable lucha política que emprenderá desde esa alta tribuna.
Sin embargo, la izquierda coaligada en los tres partidos políticos, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, primero habrán de definir su candidatura y luego el día de la elección, los que estamos convencidos de Layda, habremos de decir, mi voto va por ti.
Pálida tinta: Y al hablar de la izquierda, en específico del PRD, que difícil ha sido el parto de las candidaturas a jefes delegacionales, diputados locales y federales en el Distrito Federal, pero más que otra cosa como les gusta complicarse la existencia por las desmedidas ambiciones, y lo peor de todo es que se desgastan tanto que pudieran poner hasta en riesgo la elección del virtual candidato Miguel Ángel Mancera a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.
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