Las esposas de los gobernantes de México

Otto Schober / La Línea del Tiempo

En la conferencia que clausuró el coloquio nacional “La mujer mexicana, 200 años de historia”, a cargo de Sara Sefchovich, miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, celebrado del 2 al 4 de septiembre de 2010 en Morelia, Michoacán, que versó sobre el tránsito por la vida y obra de las mujeres que compartieron una vida junto a hombres del poder: Desde el origen de México hasta los últimos regímenes gubernamentales.

Habló sobre las esposas de los gobernantes de México, del periodo de la Independencia y la Revolución, hasta nuestros días, la historiadora puso sobre la mesa el debate político cuestiones como la legitimidad, la rendición de cuentas, el papel del Estado, la ley, las instituciones y los medios de información, la separación entre lo público y lo privado, la participación ciudadana, la agenda para las mujeres, la justicia social, la educación y el proyecto para el mañana, entre otros.

En su investigación se muestran las contradicciones de nuestro país, de las dificultades y la alegría de acompañar las carreras políticas de sus maridos. Esposas ricas, pobres, educadas, analfabetas, como sujeto de estudio, en la frontera de lo público y lo privado, han sido investigadas desde diferentes fuentes, incluso con el testimonio de los descendientes de las parejas en el poder, durante más de 15 años.

Las mujeres del siglo XIX no tenían vida pública, como el caso de Ana María Duarte, cónyuge de Agustín de Iturbide, eternamente embarazada y quien pese a las infidelidades de su marido, tras 20 años de matrimonio y la muerte de Iturbide, honró la memoria y el amor del primer emperador del territorio mexicano.
En la primera mitad del siglo XIX, las esposas de presidentes continuaban siendo señoras de su casa, la de Vicente Guerrero, ni siquiera vivió en la Ciudad de México.

En la segunda mitad Concepción Miramón, esposa del general Miramón, dijo: “La política me lo robó”, sin embargo, en 8 años de matrimonio se construyó uno de los monumentos más grandes de amor junto al general Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano. Sobre Maximiliano y Carlota, sabemos que ella fue quien gobernó.

Regala dinero a una casa de partos ocultos y con ello la corte trae una nueva versión de beneficencia. Desde los tiempos de Juárez se utilizaba la modalidad de presidente legítimo y junto a Margarita Maza forman una pareja de ideales en común: “Tienen 12 hijos, que sin dinero, Margarita se encarga de cuidar y mantener, aun cuando Enrique Krauze señala en su análisis que Juárez nunca dejó de ser proveedor.

Cuando Conchita Miramón vio que la tumba de su esposo, el general Miramón, estaba frente a la de Juárez, lo hizo sacar para llevarlo al panteón de Puebla. Porfirio Díaz, llamado el segundo rey mexicano por sus 30 años en el reinado, no tuvo hijos con Carmelita la primera dama por antonomasia, según Carlos Monsiváis, regala casas para monjas y se trata de la consorte que acerca a la Iglesia con el Estado”. Mañana la continuación de esta historia. (Tomado de la Secretaría de Cultura del estado de Michoacán, de la conferencia de Sara Sefchovich)

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