La sucesión de “Vicente Calderón”

Jorge Fernández Menéndez

El lapsus de Ernesto Cordero el martes pasado, en el debate panista, cuando habló del presidente “Vicente Calderón”, quedará en el terreno de la anécdota, sea cual sea el resultado de la votación interna del PAN de este domingo. Pero bromas aparte, el tema de la sucesión panista, luego de 12 años de mandato blanquiazul, no debería ser anecdótico.

No lo es porque se trata quizá de la decisión más importante que deberán tomar los militantes y adherentes de ese partido en muchos años y porque en términos estrictos tendría que ser una suerte de superación de los dos mandatarios anteriores, de Vicente (Fox) y de (Felipe) Calderón.

Algunos amigos panistas se molestan cuando quienes no pertenecemos a ese partido opinamos sobre quién sería el mejor candidato para el blanquiazul y repiten que esa es una decisión que sólo tomarán los del PAN. El argumento sirve para desestimar encuestas, percepciones, opiniones. Y me parece un grave error que ignora un punto que debería ser capital en esta decisión: los panistas tienen que elegir al que consideren mejor de entre ellos, pero también el que mejor sintonía tenga con la ciudadanía y la gente. Porque si a lo que se aspira es a ganar las elecciones, a quienes deben convencer es a los 60 millones que están en la lista nominal, no al millón afiliado al PAN.

Me parece ridículo que, por ejemplo, Santiago Creel diga que Josefina Vázquez Mota no representa correctamente al panismo porque en las dos secretarías que encabezó, la de Desarrollo Social y la de Educación Pública, tuvo sólo un subsecretario de filiación panista. A mí me parece un gran acierto que alguien no se fije solamente en sus cuates para gobernar: se debe hacer con los mejores y se debe abrir espacios, como lo hizo Vázquez Mota en esos puestos, a ciudadanos capacitados sin que tengan necesariamente filiación partidista (porque lo que no dijo Creel es que esos subsecretarios no eran miembros de otros partidos; no eran cuotas partidarias, sino solamente especialistas). No me llama la atención porque Santiago y sus más cercanos colaboradores en el DF fueron los menos entusiasmados con la candidatura de Isabel Miranda de Wallace, una mujer independiente, ciudadana apartidista y que ha sido un acierto del PAN el lanzarla para la candidatura en el DF, porque es la posibilidad de oxigenar a una de las estructuras panistas más anquilosadas del país, la de la capital.

No es la primera vez que opinamos en este espacio que Vázquez Mota es la mejor opción que tiene el panismo para el próximo primero de julio. Es la mejor porque así es observada por la ciudadanía; porque al contrario de lo que dice Creel y lo que señala Cordero, es la que tiene posiciones más abiertas a la gente, la más receptiva; por ende, la de mayor posibilidad de sacar acuerdos legislativos; la que tuvo experiencia en dos áreas que creo que serán clave en el futuro, como lo es la política social y la educación.

Se dirá al respecto que estoy equivocado, que lo importante en el futuro es la economía y la seguridad. En buena medida, sí, pero se olvida que para el manejo económico y de seguridad lo que se debe tener son buenos especialistas, que en México los hay (y, en el terreno económico, Agustín Carstens y Ernesto Cordero lo fueron este sexenio, como Genaro García Luna en la seguridad), pero lo que debe matizar ambos campos, lo que le da grises y perspectivas diferentes, es la política. Y encaminadas por una ruta correcta la economía y la seguridad (una ruta que estoy convencido que ni el PRI ni los sectores sensatos del PRD planean seriamente abandonar), la clave para el futuro está en la educación y la lucha contra la desigualdad, en los acuerdos más que en la confrontaciones y en la sensibilidad política tanto para gobernar como para ser oposición. Y creo que Josefina es la que cubre mucho mejor ese perfil en el PAN. Y según las encuestas, la que mejor puede enfrentar electoralmente a Peña y a López Obrador.

Además, porque debo reconocer que me gustaría que, finalmente, una mujer pudiera disputar, con posibilidades, la Presidencia de la República. Claro, es la opinión de un ciudadano que no votará el domingo porque no es militante del PAN. Y sabemos que para algunos esas opiniones no cuentan.

Los debates y el IFE

En el IFE tampoco les gusta que la gente y los comunicadores opinen. Las respuestas que dieron sobre el tema de los debates giran entre el galimatías y el ridículo, pasando por un absoluto desconocimiento del ejercicio periodístico. Lo que no quieren es que se debata, que se opine, que se tome partido, que se haga periodismo. Quieren que nos intoxiquemos con sus 43 millones de spots y elijamos con base en la publicidad. Es una lástima ver en qué se ha convertido el IFE.

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