La labor del PEN club

Marta Lamas

El lenguaje es lo que nos constituye como seres humanos. Mediante la palabra nos comunicamos con los demás habitantes del planeta, y una forma suprema de hacerlo es con la escritura. Sean poéticos o periodísticos, los escritos no sólo logran traspasar fronteras para transmitir ideas y sentimientos, sino que incluso, como lo ha demostrado el PEN Club, detienen injusticias y salvan vidas. Así sucedió con Arthur Koestler, arrestado en la España fascista de Franco y sentenciado a muerte, pero liberado luego de que el PEN Club hiciera presión. Y también el PEN Club salvó a Wole Soyinka, marcado para una ejecución inmediata, de una forma por demás chusca. En 1967 el PEN, que tenía como presidente al dramaturgo estadunidense Arthur Miller, envió una carta al jefe de Estado de Nigeria, el general Yakubu Gowon, solicitando el indulto para el poeta. Cuando el general vio quién firmaba, preguntó si era el mismo hombre que se había casado con Marilyn Monroe. Al comprobar que sí, Gowon liberó al prisionero, quien luego abandonó el país, siguió escribiendo y ganó el Premio Nobel de Literatura en 1986. Estas son sólo dos anécdotas, pero el PEN Club ha realizado todo tipo de intermediaciones y defensas. Cuando en España el dictador Primo de Rivera encarceló a Miguel de Unamuno, el Congreso del PEN creó el Comité para la Defensa de los Escritores en Prisión.

Más recientemente el PEN se ha interesado por la suerte de los periodistas, y ahora le tocó a México recibir a una importante delegación, encabezada por el actual presidente del PEN Club Internacional, John Ralston Saul, e integrada por Hori Takeaki, presidente del PEN Japón y secretario del PEN Internacional; Gillian Slovo, presidenta del PEN inglés; Emile Martel, presidente del PEN Quebec, y la exgobernadora de Canadá Adrienne Clarkson, entre otros. Lo nutrido y relevante de dicha delegación habla de la gran preocupación que hay a nivel mundial por lo que está pasando en nuestro país.

El PEN Club México organizó un acto por nuestros periodistas asesinados o secuestrados. El pasado domingo 29, en Casa Lamm, se dieron cita multitud de escritores de todos los géneros: poetas, periodistas, dramaturgos, novelistas, comunicadores. Las siglas PEN aluden tanto a la “pluma” con la que se escribe como a las iniciales de Poetas, Ensayistas y Novelistas. Creado en Londres en 1912 con el objetivo de luchar por la libertad de expresión, la paz y la amistad, su labor se ha ido fortaleciendo en la medida en que ha defendido a los escritores hostigados, perseguidos o encarcelados por sus palabras. Por eso el PEN Club deja una silla vacía en todos sus actos públicos como un símbolo que recuerda a los escritores presos o asesinados.

Es tal vez la organización defensora de los derechos humanos más antigua del mundo, y cuenta hoy con 145 representaciones alrededor del planeta. México ha tenido varios presidentes de ella, y hoy la encabeza una escritora: Jennifer Clement. En su discurso, Clement recordó que México fue uno de los primeros países en afiliarse al PEN Internacional, y señaló: “En México estamos enfrentando un nuevo orden en la censura: el acoso y la ejecución de periodistas por organizaciones criminales. La valentía de los periodistas locales e internacionales al cubrir estos asuntos es formidable”. Clement dio las gracias por la solidaridad de todos los centros PEN del mundo ante este grave problema.

Las cifras son realmente aterradoras: “Tan sólo en 2011 se registraron 17 homicidios en el gremio: 13 periodistas, dos trabajadores en áreas distintas a la Redacción, dos laborantes de talleres y aparte dos familiares, lo que sumado en los años de gobierno panista representa 101 asesinatos, que se desglosan así: 85 periodistas, ocho trabajadores de talleres, seis familiares de víctimas y dos amigos. Además, hay que sumar 14 desapariciones sin resolver”. La organización Artículo 19 reveló que del año 2000 al 2011 organizaciones criminales mataron violentamente a 77 periodistas en México. En meses recientes, estos grupos han asesinado a 15 reporteros, desaparecido a tres y atacado con armas de fuego o explosivos a 19 periódicos.

La agenda de la delegación del PEN no se redujo al acto en Casa Lamm. Tuvo una entrevista con el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y con representantes del Senado, de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República. El subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, Alejandro Ramos Flores, le dijo que “no se escatimarán esfuerzos para lograr el esclarecimiento de los crímenes cometidos contra periodistas en el país”. También comentó las medidas de protección a favor no sólo de periodistas y comunicadores, sino de todas aquellas personas cuya actividad está relacionada con la escritura en medios impresos y electrónicos.

El presidente del PEN Club Internacional destacó que cuando comenzaron los asesinatos y desapariciones de periodistas en nuestro país, en el PEN Club pensaron: “Es México, es una democracia, es una gran civilización, esto no va a durar”. Pero cuando vieron que la ola seguía y crecía, consideraron que se trataba de un patrón de comportamiento y que había que hacer algo. Muchas gracias, PEN Club, por la preocupación y la solidaridad. Las necesitamos.

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