Grecia/Europa: ¿incendio en etapas?

John Saxe-Fernández

El programa de ajuste estructural (PAE) impuesto a Grecia por el FMI y el BCE, con torpe endoso alemán, es una agresión políticamente insostenible a su pueblo, su patrimonio nacional y su soberanía, con profundas repercusiones que trascienden el ámbito nacional y regional. Le sigue algo más que el contagio hacia España, Portugal, Italia y Francia: el alto capital mundializa así la brutal guerra de clase que desató sobre América Latina desde los años 1980.

Fue Joseph Stiglitz, en calidad de ex economista en jefe del Banco Mundial (BM), quien reveló en 2001, en una memorable entrevista con Gregg Palast, aspectos cruciales de la ofensiva. Lo central de su interlocución con ese agudo periodista/analista merece especial atención cuando se somete a la población griega a un orden colonial con un recetario de saqueo, pro-cíclico y de alta explosividad social.

Stiglitz indica que los PAE del FMI-BM y sus country managers (que fungen como presidentes, secretarios de Estado, ministros o regentes) constan de cuatro etapas. Se empieza con la privatización de los bienes nacionales, facilitada por la corrupción a gran escala.

La venta de empresas públicas a precio vil (electricidad, petróleo, ferrocarriles etcétera) se agiliza con empréstitos que contemplan comisiones depositadas en cuentas bancarias que se pueden revisar en enero de cada año, bajo la discreción que ofrece Davos. Stiglitz dijo a Palast: podías ver cómo sus ojos se dilataban ante la posibilidad de las comisiones por rebajar unos cuantos miles de millones de dólares del precio de venta. Y el gobierno de EU lo sabía. Fue así como, bajo los PAE, en México nos quedamos sin banca, ferrocarriles y la entrega del petróleo, la electricidad, el frijol, el maíz, y la organización territorial, está en curso.

Sigue la liberalización del mercado de capitales, para que los especuladores hagan lo suyo bajo el libre mercado con tranquilidad, porque siempre está papi-Estado listo con algún rescate. Es el ciclo del capital caliente, cuando la inversión entra y sale con fluidez, pero a la menor provocación los nerviosos especuladores sacan todo a la velocidad de la luz y, como dice Stiglitz, en pocos días se agotan las reservas nacionales. Y cuando esto ocurre, para seducir a los especuladores para que le devuelvan a una nación sus propios fondos de capital, el FMI demanda que se eleven las tasas de interés a 30, 50 y 80 por ciento. El resultado (es) predecible: las altas tasas de interés destruyen el valor de la propiedad, desmantelan la producción industrial y agotan la reserva nacional.

En este punto el FMI arrastra a la nación asfixiada a la tercera etapa: alinear los precios según las fuerzas del mercado. Traducción: precipitar la guerra de clase aumentando los precios de alimentos, gasolinas etcétera, en medio de la flexibilización de salarios, contratos colectivos, pensiones. Esto conduce, paso a paso, al estadio tres-y-medio que Stiglitz llama la etapa de los estallidos sociales del FMI: cuando ya la nación está de rodillas, el FMI aprieta y aprieta más hasta sacar la última gota de sangre. Aumentan la presión hasta que todo explota.

Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Argentina, Indonesia, sin olvidar las huelgas bolivianas por los precios del agua (en 2000) o en febrero de 2001, las huelgas en Ecuador por el aumento, en los precios del gas para cocinar, impuesto por el BM.

Los estallidos estaban fríamente calculados. Palast, por su parte, lo comprobó ya que Newsnight consiguió documentos del BM como la Interim Country Assistance Strategy for Ecuador, 2000, donde se esperaba que los PAE generarían malestar social. El documento secreto, dice Palast, anota que el plan para dolarizar Ecuador lanzó a 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. Agrega que las protestas pacíficas fueron dispersadas a punta de bala, tanques y gases lacrimógenos causando nuevas fugas de capital y bancarrota oficial. “Este incendio económico tiene su lado brillante –para extranjeros–, ya que pueden comprar activos públicos a precios de ganga... los grandes ganadores serían los bancos occidentales y el (Departamento del) Tesoro de Estados Unidos.”

Se llega así a la cuarta etapa: el libre comercio pero bajo las reglas de la OMC y el BM. Se derrumban barreras arancelarias al tiempo que colocan barricadas para proteger sus propios mercados de la agricultura del Tercer Mundo.

Coda: en tiempos de los ocupa, a nadie escapa que a los aprendices de brujo del FMI-BM-BID y sus country managers esas recetas les estallaron en la cara. Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia, cuando sus pueblos decidieron ser naciones y no colonias.

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