“Expedientes negros”, la apuesta de Calderón contra el PRI

Jesusa Cervantes

En este mismo espacio, desde abril de 2011, luego en la revista Proceso en diversos ediciones, se dio cuenta de cómo el gobierno estaba preparando los expedientes negros para usarlos en contra del PRI.

Se dijo que de ellos daría cuenta el tiempo, y así fue. Los embates en contra de exgobernadores priistas y sus presuntas ligas con el narcotráfico, lavado de dinero o por presunto enriquecimiento ilícito, se cumplieron.

Felipe Calderón empezó a utilizar como método el chantaje en contra del PRI. Primero, en abril de 2011 mandó con un grupo de generales el aviso de que se estaban confeccionando los expedientes negros en contra de exgobernadores.

La petición fue que el PRI aprobara la Ley de Seguridad Nacional a cambio de guardar en el cajón –para otra mejor ocasión– los expedientes comprometedores.

El priista coahuilense Humberto Moreira tomó dato del encuentro que tuvo con los generales, quienes le dijeron que la Defensa Nacional (Sedena) ofrece datos que tiene sobre el tema, la Procuraduría General de la República (PGR) elabora los documentos, y algunos funcionarios del Poder Judicial ayudan a sustentarlos.

La contundencia del mensaje llevó al PRI a palomear una semana más tarde los cambios a la Ley de Seguridad, e incluso impulsarla, pero finalmente ésta no prosperó en la Cámara de Diputados gracias al movimiento del poeta Javier Sicilia.

Aquí mismo se informó, al igual que en Proceso, que los expedientes alcanzarían al perredista Pablo Salazar Mendiguchía, a la administración de Humberto Moreira, al tamaulipeco Eugenio Hernández y al mexiquense Arturo Montiel, aunque este último acudió a Los Pinos y pidió tregua.

Hoy el exgobernador chiapaneco Salazar Mendiguchía está en la cárcel bajo el presunto delito de enriquecimiento ilícito; detenidos algunos colaboradores de Moreira, y también se espera que, en un par de meses, se formalice una denuncia en contra del propio exmandatario de Coahuila.

Además, ya se dieron a conocer las alertas en contra de los exgobernadores de Tamaulipas Eugenio Hernández, Manuel Cavazos Lerma y Tomás Yarrington.

De este último recientemente se dijo que protegía a Los Zetas y, aunque todos han negado las acusaciones, lo cierto es que en la PGR los expedientes se siguen formando para salir a la luz pública.

La apuesta de Calderón es seguir con los expedientes negros.

Ya demostró al PRI y a su virtual candidato presidencial Enrique Peña Nieto que nada lo detendrá para impedir que el
partido tricolor recupere la Presidencia, por eso el exgobernador mexiquense insiste en que todo es parte de una “guerra sucia”, pero el dirigente nacional priista, Pedro Joaquín Coldwell, hace la distinción de que, su partido, no defenderá a quien haya cometido algún ilícito.

Hasta donde se ha podido verificar, hay expedientes que podrían seguir saliendo y ya no serán de exgobernadores, sino de mandatarios en activo. Esto también, al tiempo…

Y no se trata aquí de defender a los priistas. No. El punto es denunciar el uso faccioso de quien está en la Presidencia, de quien tiene el poder político, para corromper, intimidar o mantener la impunidad sobre determinados actos.

El PAN en el poder no ha sido menos sucio que las administraciones priistas; también ha sido corrupto, abusivo, genocida, cínico y ratero. Ha usado el poder para presionar, abusar o cubrirse de sus propios errores. Y mientras la ciudadanía se mantenga impávida ante este tipo de actuaciones, los actos así continuarán.

¡Qué bueno que salgan los expedientes!, ¡qué bueno que se juzgue a quienes cometen ilícitos, a quienes incitan a la mediocridad, a quienes mantienen monopolios, a quienes matan o roban, a quien provoca la pobreza o la impunidad!
Lo que no se vale es que esto sólo se observe en tiempos electorales, y menos que sea parte del discurso de la virtual candidata panista a la Presidencia, de Josefina Vázquez Mota, quien acusa al priismo de corrupto cuando en los doce años de gobierno su partido, el PAN, ha demostrado que sabe muy bien cómo hacer lo mismo que los priistas.

Es momento de que la ciudadanía lea bien el discurso de los candidatos presidenciales y observe que aquello que dicen algunos atacar, es parte de lo que han vivido y bebido desde que gozan del poder. Hayan sido más de 70 o 12 años en el poder presidencial.

Alguien venía preguntando desde abril dónde estaban los expedientes negros. Y la PGR los sacó. Pero ese no es el punto, el tema es que en 2006 se pensó en que el enemigo a vencer era Andrés Manuel López Obrador, y primero se le intentó desaforar; luego se le denostó por ser “un peligro para México.

Seis años después, los mismos panistas consideran que el enemigo a vencer es el PRI, y pues al PRI había que sacarle los expedientes negros. Y, conforme se acerque el mes de julio, el embate irá tomando otras formas y otras direcciones. Al tiempo.

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