Elección de Estado

Ricardo Alemán

Todos saben que el candidato presidencial Enrique Peña Nieto ha denunciado que el Gobierno federal prepara una elección de Estado, al tiempo que acusa directamente al presidente Calderón de iniciar una persecución judicial contra ex gobernadores del PRI.

A su vez, el candidato de las llamadas izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, denunció que una vez que el PAN eligió como candidata presidencial a Josefina Vázquez Mota, el PAN anuncia más de lo mismo y prepara una elección de Estado.

Por su parte, luego de tomar posesión como precandidata única del PRI al gobierno capitalino, Beatriz Paredes denunció que en el Distrito Federal, los partidos opositores enfrentarán una elección de Estado que prepara el gobierno de Marcelo Ebrard.

Y si no fuera suficiente, en los gobiernos estatales en manos del PRI, panistas y perredistas se quejan de elecciones de Estado, en tanto que en las administraciones en manos del PAN, priístas y perredistas formulan similares acusaciones, pero contra los gobiernos azules.

Pero más allá de dimes y diretes –y que los tres más importantes partidos se acusan mutuamente de usar el poder del Estado y dinero público para ganar elecciones–, lo cierto es que todos los partidos y todos los gobernantes incurren en esa irregularidad –en cada uno de sus centros de poder– para garantizar la victoria de sus respectivos partidos en elecciones municipales, estatales o la elección federal.

Incluso, las trampas se llevan a cabo en las elecciones internas de los tres partidos, sean del PAN, del PRI o de las llamadas izquierdas. Y el mejor ejemplo de que las trampas también son parte de las propias estructuras de los partidos, es que el PRD y el PRI han recurrido a las encuestas para evitar el derroche y la vergonzosa exhibición de los tramposos. Y si tienen dudas, van las evidencias.

¿Qué significa, por ejemplo, que en medio del proceso electoral que vivimos, el Gobierno federal inicie una persecución judicial y fiscal contra ex mandatarios del PRI? ¿Qué significa, por ejemplo, que el propio presidente Calderón haya iniciado un activismo inusual con la renovación de programas sociales por todo el país?

Está claro, par todo el que quiera verlo, que el PAN y el gobierno de Felipe Calderón recurren a todo aquello que ese mismo partido azul denunció cuando el PRI era gobierno. Es decir, el uso del peso de las instituciones del Estado y del dinero público para mantener el poder. ¿Qué no era ése uno de los grandes cambios que debía producir la alternancia y la transición democráticas?

En los dos casos –la persecución fiscal y judicial del PRI y las campañas sociales– asistimos a evidencias claras de que el gobierno de Felipe Calderón está dispuesto a todo lo que sea necesario para impedir que su partido, el PAN, pierda la contienda electoral de julio próximo, frente al PRI. Y para ello utiliza toda la fuerza del Estado. Igual que antaño lo hizo el PRI para mantenerse en el poder, igual que lo hace el PRI en las entidades estatales.

Pero no sólo el PAN utiliza la fuerza del Estado para tratar de retener el poder federal –y los poderes estatales como Guanajuato y Jalisco, entre otros–, sino que en el Distrito Federal, el PRD y las izquierdas también usan el dinero público y todo el peso del Estado para mantenerse en el control, sea del Gobierno capitalino, sea en sus 16 delegaciones o en la Asamblea Legislativa.

En este caso, tiene razón el PRI, respecto a las presuntas trampas que ya estrían en marcha por parte del gobierno de Marcelo Ebrard. Pero, a su vez, el PRI tampoco está libre de culpa. Resulta que desde los gobiernos estatales en manos del PRI –18 gobiernos locales en total–, los estrategas del partido tricolor mueven recursos políticos y económicos, especialistas y todo lo necesario, para ganar elecciones en otras entidades.

Y ése es el caso en el Distrito Federal. Resulta que los estrategas del PRI diseñaron una estrategia para ganar la capital del país, que consiste en dejar en manos de cada uno de los estados priístas cada una de las delegaciones políticas del DF.

¿Qué quiere decir eso? Que el PRI de cada uno de los 18 estados gobernados por el partido tricolor, se volcará para diseñar estrategias, mover recursos políticos y económicos, y especialistas, a cada delegación política del DF. Y en una de ésas ganan la elección. Por eso la pregunta. ¿Quién prepara una elección de Estado? Todos, PAN, PRD y PRI. Al tiempo.

EN EL CAMINO.

El PRI vetó al candidato envenenador de Guerrero. Por lo menos se vieron sensibles.

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