Fausto Pretelín
Los jóvenes quieren zapear con la política como lo hacen con los Smartphone, los canales de televisión y las(os) novias(os). Los matrimonios ideológicos forman parte del museo del horror y a la lealtad se le asocia con un Nespresso y no con el voto duro. Los ciclos de vida de los paradigmas han sido “torturados” por gente innovadora como Lady Gaga y Steve Jobs, es más, los paradigmas hace rato que murieron; cambiar con sentido es encontrarle sentido a la vida. Los jóvenes brincan de trabajo en trabajo; no se adaptan; no les gusta la autoridad; no soportan a sus compañeros; quieren libertad para decidir y ser tomados en cuenta.
Los salones de clase son fotografías representativas de la transición juvenil y del rezago del sistema pedagógico; los estudiantes tienen un claro perfil multitask: tuitean, escriben correos, observan videos, dibujan y medio atienden a sus profesores. Por su parte, los profesores creen que sus alumnos no tuitean, no escriben correos, no observan videos, no dibujan, y claro, siempre le ponen atención. Algo peor, los profesores preparan sus clases como primates del PowerPoint: presentaciones con las líneas generales que soportan su choro.
Faltan pocos años para que la arquitectura de las universidades atienda a las necesidades pedagógicas de los multitask, pero sobre todo, a los imperativos del conocimiento.
Los salones serán algo más que un espacio amueblado por sillas y pizarrón; serán parecidos a las salas de estar o a los parques temáticos tipo Starbucks donde los profesores se conviertan en facilitadores de ideas y no suban, como lo hacen ahora, un escalón para demostrar que saben más que los alumnos.
Por su parte, la política es el habitáculo más anquilosado de la modernidad, o si se prefiere, en la política permanece la tribu que no logra comprender a la transmodernidad.
En efecto, la política ha perdido su ornamento sexy. En países como Francia, la Ecole nationale d’adminstration se convirtió, durante el siglo XX, en la obsesión de estudiantes que deseaban llegar a la cima de la política, la presidencia de la república. En pocas palabras, quienes ingresaban a la famosa universidad, prácticamente tenían asegurado su futuro político.
Hoy los estudiantes franceses se sorprenden al escuchar los discursos ultraderechistas de Marine Le Pen. Saben que la señora es una entretenedora pública y cazacrisis cuya base electoral, la del Frente Nacional, la conforman los nostálgicos de la bandera y la Marianne; los xenófobos y los eurófobos; los que odian al vecino por leer el Corán en lugar de ver las películas de Gerard Depardieu.
Quien no quiere leer el censo está condenado a vivir en la ficción.
El zapeo en SKY es más bondadoso que el zapeo en la política. En Estados Unidos el Tea Party le aporta acentos conservadores al Partido Republicano mientras que a los demócratas les cuesta trabajo romper con el etnocentrismo que, en Estados Unidos, es una religión.
En Argentina, el peronismo nutre a todos los partidos sin distinción de ideología; en España los partidos son proclives a incentivar una especie de referéndum de la Guerra Civil con escalas en el franquismo; en Italia los partidos son una fiesta; en México, un desastre.
A continuación un zapping por partidos políticos:
Zapping del Movimiento Obsoleto Revolucionario Enquistado de Nacionalismo Absurdo (Morena)
Canal dedicado al amor en tiempos de cinismo. En efecto, el discurso mentiroso pero amoroso de su conductor tratará de convencer a los jóvenes, que continúan comprando monografías de Juárez en la papelería más cercana a sus casas, de permanecer en el canal (votar por él). El único problema es que el programa es dedicado a los abuelos. El gabinete (los actores), promete el conductor, superará a los sesenta años de edad porque, piensa, experiencia mata esperanza.
Zapping de la Pantalla Activa Normalizada (PAN)
A la actiz le gusta trabajar su imagen estética sin entender la estética sórdida del país. Maquillaje, reflectores y una retórica cursi serán los principales protagonistas del programa. El problema es que los televidentes que lleguen a éste canal a través del zapping, se encontrarán con una serie de programas sólo aptos para mujeres. En efecto, el discurso de género, como le sucede al buen salvaje, prima sobre la inteligencia.
Zapping del Programa Rico de Invenciones (PRI)
El programa es joven pero viejo. Sus imágenes tampoco son dirigidas a los jóvenes porque el actor aparece en blanco y negro. ¿Fallas en la programación? El efecto multitask no aplica en el actor. Leer, hablar inglés, tuitear, poner atención y gobernar no es complejo.
En efecto, quien no quiera leer y entender el censo, está condenado a vivir en la ficción. A la clase política global le resulta difícil innovar ofertas para el segmento juvenil, sin embargo, no todo está perdido. Los partidos temáticos (como canales de televisión) se mueven en busca de audiencias. Alemania es un caso emblemático. El Partido Verde (que sí es verde y no como en México que es puro desmadre) y el Partido Pirata, se convierten en verdaderos competidores para los clásicos partidos social demócrata y demócrata cristiano.
Los jóvenes quieren zapear con la política como lo hacen con los Smartphone, los canales de televisión y las(os) novias(os). Los matrimonios ideológicos forman parte del museo del horror y a la lealtad se le asocia con un Nespresso y no con el voto duro. Los ciclos de vida de los paradigmas han sido “torturados” por gente innovadora como Lady Gaga y Steve Jobs, es más, los paradigmas hace rato que murieron; cambiar con sentido es encontrarle sentido a la vida. Los jóvenes brincan de trabajo en trabajo; no se adaptan; no les gusta la autoridad; no soportan a sus compañeros; quieren libertad para decidir y ser tomados en cuenta.
Los salones de clase son fotografías representativas de la transición juvenil y del rezago del sistema pedagógico; los estudiantes tienen un claro perfil multitask: tuitean, escriben correos, observan videos, dibujan y medio atienden a sus profesores. Por su parte, los profesores creen que sus alumnos no tuitean, no escriben correos, no observan videos, no dibujan, y claro, siempre le ponen atención. Algo peor, los profesores preparan sus clases como primates del PowerPoint: presentaciones con las líneas generales que soportan su choro.
Faltan pocos años para que la arquitectura de las universidades atienda a las necesidades pedagógicas de los multitask, pero sobre todo, a los imperativos del conocimiento.
Los salones serán algo más que un espacio amueblado por sillas y pizarrón; serán parecidos a las salas de estar o a los parques temáticos tipo Starbucks donde los profesores se conviertan en facilitadores de ideas y no suban, como lo hacen ahora, un escalón para demostrar que saben más que los alumnos.
Por su parte, la política es el habitáculo más anquilosado de la modernidad, o si se prefiere, en la política permanece la tribu que no logra comprender a la transmodernidad.
En efecto, la política ha perdido su ornamento sexy. En países como Francia, la Ecole nationale d’adminstration se convirtió, durante el siglo XX, en la obsesión de estudiantes que deseaban llegar a la cima de la política, la presidencia de la república. En pocas palabras, quienes ingresaban a la famosa universidad, prácticamente tenían asegurado su futuro político.
Hoy los estudiantes franceses se sorprenden al escuchar los discursos ultraderechistas de Marine Le Pen. Saben que la señora es una entretenedora pública y cazacrisis cuya base electoral, la del Frente Nacional, la conforman los nostálgicos de la bandera y la Marianne; los xenófobos y los eurófobos; los que odian al vecino por leer el Corán en lugar de ver las películas de Gerard Depardieu.
Quien no quiere leer el censo está condenado a vivir en la ficción.
El zapeo en SKY es más bondadoso que el zapeo en la política. En Estados Unidos el Tea Party le aporta acentos conservadores al Partido Republicano mientras que a los demócratas les cuesta trabajo romper con el etnocentrismo que, en Estados Unidos, es una religión.
En Argentina, el peronismo nutre a todos los partidos sin distinción de ideología; en España los partidos son proclives a incentivar una especie de referéndum de la Guerra Civil con escalas en el franquismo; en Italia los partidos son una fiesta; en México, un desastre.
A continuación un zapping por partidos políticos:
Zapping del Movimiento Obsoleto Revolucionario Enquistado de Nacionalismo Absurdo (Morena)
Canal dedicado al amor en tiempos de cinismo. En efecto, el discurso mentiroso pero amoroso de su conductor tratará de convencer a los jóvenes, que continúan comprando monografías de Juárez en la papelería más cercana a sus casas, de permanecer en el canal (votar por él). El único problema es que el programa es dedicado a los abuelos. El gabinete (los actores), promete el conductor, superará a los sesenta años de edad porque, piensa, experiencia mata esperanza.
Zapping de la Pantalla Activa Normalizada (PAN)
A la actiz le gusta trabajar su imagen estética sin entender la estética sórdida del país. Maquillaje, reflectores y una retórica cursi serán los principales protagonistas del programa. El problema es que los televidentes que lleguen a éste canal a través del zapping, se encontrarán con una serie de programas sólo aptos para mujeres. En efecto, el discurso de género, como le sucede al buen salvaje, prima sobre la inteligencia.
Zapping del Programa Rico de Invenciones (PRI)
El programa es joven pero viejo. Sus imágenes tampoco son dirigidas a los jóvenes porque el actor aparece en blanco y negro. ¿Fallas en la programación? El efecto multitask no aplica en el actor. Leer, hablar inglés, tuitear, poner atención y gobernar no es complejo.
En efecto, quien no quiera leer y entender el censo, está condenado a vivir en la ficción. A la clase política global le resulta difícil innovar ofertas para el segmento juvenil, sin embargo, no todo está perdido. Los partidos temáticos (como canales de televisión) se mueven en busca de audiencias. Alemania es un caso emblemático. El Partido Verde (que sí es verde y no como en México que es puro desmadre) y el Partido Pirata, se convierten en verdaderos competidores para los clásicos partidos social demócrata y demócrata cristiano.
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