El PRI y la estrategia antiPAN

Jorge Fernández Menéndez

El PRI ha decidido, como le dijo Luis Vidergaray a Pascal Beltrán del Río, ser cauteloso, jugar, decíamos en este espacio, a la defensiva, cuidar el marcador para conservar la ventaja hasta el primero de julio. Pero de la misma forma que el PAN ha decidido centrar las baterías electorales en el priismo, dejando que López Obrador se mantenga en tercer lugar, el PRI ha comenzado a responder en el mismo sentido, tratando de bajar al panismo que, por lo que se percibe hoy, es su única amenaza electoral real.

La estrategia va por varias pistas. Por una parte, la tregua, veda o como se le quiera llamar, le viene de maravilla a Enrique Peña Nieto. El ex gobernador no aparecerá en estas semanas. Las listas de candidatos, por lo menos para el Senado, no se modificaron demasiado por las denuncias panistas y ahí siguen apareciendo muchos, demasiados, ex gobernadores o funcionarios, varios de ellos que de ninguna manera se pueden presentar como expresiones de un nuevo PRI, pero en una estrategia conservadora no hay demasiado espacio para las sorpresas.

La otra vía es el ataque al PAN por denuncias judiciales, aunque algunas suenen ya desfasadas, como la que presentó Pedro Joaquín Coldwell contra Luisa María Calderón por presunto mal uso de recursos en el proceso interno panista en Michoacán. La verdad no tiene demasiado sentido ni sustento, pero la idea es clara: se presenta la denuncia en la FEPADE, y con ello se “prueba” a la nueva fiscal Imelda Calvillo: si acepta la denuncia y la saca adelante para comprobar su “independencia” se le estará pegando al presidente Calderón en su propio entorno, en su familia. Si la fiscal Calvillo desecha la acusación se estará “comprobando” que el cambio en la FEPADE, dirá el PRI, fue para colocar a una fiscal a modo. Y todo se dará en un momento en el que los candidatos no pueden hacer apariciones públicas para debatir ese proceso. Lo harán sus escuderos.

Pero hay una tercera vía que es parte de la segunda. Se han repetido los contactos, ya confirmados, entre el ex presidente nacional del PAN, Manuel Espino, y el PRI. La estrategia de Espino parece ser venderse a partir de atacar a Calderón. Y como ya se mostró con el libro de Julio Scherer, el ataque será personal, porque se quiere deslegitimar la presencia presidencial en el proceso. No descarte usted que Espino pueda aparecer en el futuro en las listas del PRI. Tiene muy buenas relaciones en el tricolor y allí sería un arma muy útil.

Por cierto, en relación con ese libro y las declaraciones de Espino, me escribió Santiago Creel. El ex precandidato del PAN asegura que él no era la carta de Espino para 2006, sino Alberto Cárdenas, el entonces ex gobernador de Jalisco que ahora aparece como candidato del PAN a alcalde de Guadalajara.

Jalisco será uno de los capítulos clave en la lucha por la Presidencia. El PAN no acertó colocando como candidato a Fernando Guzmán, un hombre muy conservador, de las alas más extremas del PAN, y muy poco carismático, que enfrentará a Aristóteles Sandoval, un joven ex presidente municipal de Guadalajara, que no es un político con carrera, pero sí con gancho con la gente. En ese contexto apareció Alberto Cárdenas como alternativa en Guadalajara para tratar de fortalecer una candidatura que se ve endeble. Si como dice Creel, el candidato de Espino era Cárdenas y no él, el fichaje de Espino por el PRI sería doblemente útil. El priismo no tendría que desgastarse en atacar al PAN porque lo haría su ex presidente nacional.

Mientras tanto, las listas para el Senado del PAN han sido, hasta ahora, bastante sólidas, con la posibilidad de colocar en la Cámara alta un grupo de dirigentes que le pueden dar votos a Josefina Vázquez Mota en la carrera electoral. Ernesto Ruffo en Baja California (hablando de estrategias priistas: ayer mismo el tricolor pidió que se investigue a Ruffo por presuntas relaciones con el narcotráfico, durante su gobierno de 1989 a 1995, o sea, de hace 16 años… como el de Manuel Cavazos Lerma, con la diferencia de que Ruffo es casi un héroe para el panismo por haber sido el primer gobernador de la oposición); Diódoro Carrasco en Oaxaca; Rosy Orozco en el DF; Javier Lozano, que finalmente parece que irá como plurinominal para abrir espacios en Puebla; Xóchitl Gálvez en Hidalgo; Fernando Yunes en Veracruz, y la casi segura presencia de Ernesto Cordero como plurinominal, conforman, con pocas figuras controvertidas, parte de una lista que puede funcionar bien en campaña.

Hablando de listas, dice AMLO que él no tiene ninguna relación ni con René Bejarano ni con Dolores Padierna, ambos con posibilidades de llegar al Congreso por el sol azteca, uno a la Cámara de Diputados, la segunda al Senado, el primero, líder de la principal corriente interna del PRD en apoyo a López desde siempre y, la segunda, secretaria general del mismo PRD, colocada en esa posición por el lopezobradorismo. Y algunos bromeaban con la declaración de Gabriel Quadri de que no conocía personalmente a Elba Esther Gordillo.

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