Mario González
De no pasar algo extraordinario, este domingo 5 de febrero, todo parece indicar que Josefina Vázquez Mota se convertirá en la primera mujer en abanderar al Partido Acción Nacional en una elección presidencial. Vaya ironía que el partido más conservador del país sea el primero –de los tres grandes- en apostar por una mujer.
Muchos de los políticos con quienes he conversado, de todos los partidos, coinciden en que Vázquez Mota sería la candidata más competitiva del PAN, y en eso parecen coincidir los militantes que la mantienen arriba en las encuestas al interior del partido.
Hay que reconocer que la democracia en el PAN es un valor que se respeta y que tiene una tradición como no la tienen en otros partidos, en los que aún se sigue designado candidatos por la simple conveniencia de los grupos poderosos. En Acción Nacional, la militancia, por ejemplo, decidió en 2006 que su candidato no sería el oficial, Santiago Creel –considerado como el candidato del presidente Vicente Fox- y votó por Felipe Calderón como su abanderado. Más recientemente, en las elecciones para la dirigencia nacional, la militancia tampoco quiso seguir con la tendencia marcada desde Los Pinos.
En el caso de Josefina Vázquez Mota sucedería algo similar, si es que la militancia apuesta por ella y no por Ernesto Cordero, a quien se considera el candidato oficial.
Por supuesto que la situación aún están en el aire y todo puede pasar. Lo interesante será ver cómo una vez que el abanderado panista sea definido, el partido se unirá en torno a esa figura y la maquinaria blanquiazul, bien aceitada, comenzará a funcionar.
De no pasar algo extraordinario, este domingo 5 de febrero, todo parece indicar que Josefina Vázquez Mota se convertirá en la primera mujer en abanderar al Partido Acción Nacional en una elección presidencial. Vaya ironía que el partido más conservador del país sea el primero –de los tres grandes- en apostar por una mujer.
Muchos de los políticos con quienes he conversado, de todos los partidos, coinciden en que Vázquez Mota sería la candidata más competitiva del PAN, y en eso parecen coincidir los militantes que la mantienen arriba en las encuestas al interior del partido.
Hay que reconocer que la democracia en el PAN es un valor que se respeta y que tiene una tradición como no la tienen en otros partidos, en los que aún se sigue designado candidatos por la simple conveniencia de los grupos poderosos. En Acción Nacional, la militancia, por ejemplo, decidió en 2006 que su candidato no sería el oficial, Santiago Creel –considerado como el candidato del presidente Vicente Fox- y votó por Felipe Calderón como su abanderado. Más recientemente, en las elecciones para la dirigencia nacional, la militancia tampoco quiso seguir con la tendencia marcada desde Los Pinos.
En el caso de Josefina Vázquez Mota sucedería algo similar, si es que la militancia apuesta por ella y no por Ernesto Cordero, a quien se considera el candidato oficial.
Por supuesto que la situación aún están en el aire y todo puede pasar. Lo interesante será ver cómo una vez que el abanderado panista sea definido, el partido se unirá en torno a esa figura y la maquinaria blanquiazul, bien aceitada, comenzará a funcionar.
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