De prisión a puesto público

Lydia Cacho / Plan B

Un día la SIEDO y el Ejército se los lleva y asegura que se les arresta por nexos con el narcotráfico. Unos meses después esos mismos ex funcionarios de seguridad arrestados y encarcelados son jefes policíacos en otra ciudad. ¿Quién es responsable de esta descomposición y confusión en el país?

Dos casos notables de norte a sur nos muestran cómo se trazan las rutas operativas de los cárteles y sus vínculos con jefes policíacos, la opacidad de ambos casos deja a la sociedad con la clara sensación de que los policías corruptos son intocables. El 2 de septiembre de 2009 Salvador Rocha, entonces secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, fue arrestado y arraigado por la SIEDO junto con el jefe de la Policía Turística de Cancún, el delegado y subdelegado de la PGR. Rocha fue acusado de dar protección a la delincuencia organizada. Denuncias anónimas previas de colaboradores de Rocha se fortalecieron con el video de “Matazetas” en que lo señalaban como cómplice.

Cuando fue detenido ya pendían sobre él acusaciones de que usaba las instalaciones del C4 para torturar a detenidos sin orden de aprehensión, que amenazaba a quienes le exigían cordura ante detenciones ilegales y violaciones a los derechos humanos de inocentes, que bajo su mando crecieron las extorsiones policíacas a turistas como nunca en la historia de Cancún y Playa del Carmen. Sin embargo, el entonces procurador estatal Bello Melchor Rodríguez, salió a la defensa de Rocha diciendo que era su amigo y que seguro podría demostrar su inocencia; aprovechó para anunciar que a Salvador Rocha lo defendían los mismos abogados de Mario Villanueva (ex gobernador de Quintana Roo hoy preso en EU por vínculos con el narco). Todo el equipo del entonces gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, oriundo de Cozumel como Rocha y sus protectores, defendió al ex secretario policíaco. En ese entonces un colaborador de Rocha aseguró ante Siedo que éste mantenía a raya a muchos servidores públicos con el manejo de su centro de espionaje telefónico.

El 11 de diciembre del 2010 luego de 15 meses, Rocha fue liberado del penal de El Rincón, en Nayarit y volvió a Cozumel.

El 11 de abril del 2011 llega a Quintana Roo el famoso general retirado Bibiano Villa (quien en entrevista con Sanjuana Martínez confesara asesinar a quienes él creía sospechosos), nombró subsecretario al coronel Manuel Jesús Cícero, otro militar en retiro que trabajó con él en Coahuila. Ocho meses después, luego de conducir ebrio, chocar y enfrascarse en una golpiza entre su escolta y los municipales, Cícero fue despedido. El historial de violencia que había dejado en Saltillo era ya notable. Hace días fue arrestado por SIEDO, acusado de vínculos y protección de la ruta del narco desde Coahuila hasta Quintana Roo. Protección que comenzó, según la ex colega que lo señala, desde que él fue jefe de la Policía Operativa de la Fiscalía General de Coahuila en el gobierno de Humberto Moreira. En su lugar ni tardo ni perezoso, el gobernador Roberto Borge y Bibiano Villa decidieron suplirlo, por nada más y nada menos que Salvador Rocha.

El Sistema Nacional de Acreditación y Control de Confianza hace agua, y el reciclaje de mandos policíacos y ex militares llevados de un estado al otro lo demuestran.

Y es que la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en su inciso X del artículo 108 dice que entre sus atribuciones está solicitar el seguimiento individual de los Integrantes de las Instituciones de Seguridad Pública evaluados, en los que se identifiquen factores de riesgo que interfieran o pongan en riesgo el desempeño de sus funciones. ¿Será factor de riesgo ser señalado por colegas y narcos además de pasar 15 meses en una prisión de alta seguridad? La ambigüedad en la ley no lo aclara.

Los cozumeleños amigos de Rocha están felices; quienes lo denunciaron viven aterrados. Mientras tanto Manuel Cícero es acusado de formar parte de una narconómina, misma que involucra a funcionarios de todos los niveles de la PGR y las policías federal, estatal y municipales en Coahuila.

¿Quién dijo que ser ex militar es signo de honestidad?, y ¿por qué el afán del gobernador de Quintana Roo y su predecesor para restituir a Rocha? Cuando Calderón, García Luna y los gobernadores nos aseguran que sus Sistemas de Control funcionan estupendamente, nos remitimos a la evidencia y por eso no confiamos en la policía.

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