José Agustín Ortiz Pinchetti / El despertar
Es frecuente en esta temporada de conflicto político toparse con conservadores recalcitrantes que pueden ser más o menos inteligentes (¡que faltan usarse en conservadores ilustres!), pero sobre todo beligerantes. Es sano poder identificarlos y saber cómo tratarlos. Casi todos son criollos. Aunque hay aspiracionistas morenos y hasta renegridos. Las mujeres son más apasionadas que los hombres, absorben con gusto la influencia estadunidense, algunos hablan spanglish. Si uno escarba un poco aparecerá su racismo. Aunque muchos son católicos y las jerarquías católicas tienden a alimentarlos, la falange incluye agnósticos, evangelistas, esotéricos, practicantes de yoga, de la astrología y del trote.
Sus convicciones son simples y duras como la roca. Consideran que los cambios son buenos siempre y cuando garanticen la inmovilidad. Si de veras fueran estadunidenses votarían por los republicanos y muchos se incorporarían al Tea Party. Desconfían de Obama y esperan que los estadunidenses impidan que llegue el comunismo a México. Sienten simpatía por Díaz Ordaz y aunque admiten que Salinas no fue un espejo de honestidad, reconocen que no todo lo hizo mal. La posibilidad de un giro a la izquierda, un gobierno popular, los descompone. Imaginan multitudes de desarrapados invadiendo Ciudad Satélite, incendiando Polanco, saqueando Interlomas.
Votan por el PAN y votarán por Vázquez Mota, pese a que como secretaria de Desarrollo Social aumentó la miseria y como titular de Educación, la ignorancia. Si creen que el PAN no puede ganar votarán por el PRI, porque les aseguran que de haber cambios serán para llevar al país 40 años atrás.
Defienden a Calderón aunque no les es fácil. Atribuyen sus fracasos a que sus adversarios no lo han dejado trabajar ni hacer las reformas estructurales. Explican 12 años de deterioro por la crisis mundial y justifican que los 60 mil muertos de la guerrita son culpa de la complicidad de los priístas con el narco.
Para ellos AMLO es un peligro latente. Lo han dado por muerto muchas veces pero parece tener la capacidad diabólica de resurgir, es rijoso, no sabe perder, está rodeado de rateros, tiene mansiones en Puebla, Tabasco, Bosques de las Lomas y su hijo usa tenis de 10 mil pesos. No han leído su proyecto y no creen en su credo pacifista y amoroso. Les parece cursi. Los reaccionarios son fáciles de identificar. Lo peor que uno puede hacer con ellos es tratar de convencerlos. Esos ridículos combates de esgrima verbal son inútiles y desgastantes. Mejor hablarles de viajes, restaurantes o futbol. Merecen respeto y tranquilidad espiritual. Recordemos que Juárez dijo: los reaccionarios también son mexicanos.
Es frecuente en esta temporada de conflicto político toparse con conservadores recalcitrantes que pueden ser más o menos inteligentes (¡que faltan usarse en conservadores ilustres!), pero sobre todo beligerantes. Es sano poder identificarlos y saber cómo tratarlos. Casi todos son criollos. Aunque hay aspiracionistas morenos y hasta renegridos. Las mujeres son más apasionadas que los hombres, absorben con gusto la influencia estadunidense, algunos hablan spanglish. Si uno escarba un poco aparecerá su racismo. Aunque muchos son católicos y las jerarquías católicas tienden a alimentarlos, la falange incluye agnósticos, evangelistas, esotéricos, practicantes de yoga, de la astrología y del trote.
Sus convicciones son simples y duras como la roca. Consideran que los cambios son buenos siempre y cuando garanticen la inmovilidad. Si de veras fueran estadunidenses votarían por los republicanos y muchos se incorporarían al Tea Party. Desconfían de Obama y esperan que los estadunidenses impidan que llegue el comunismo a México. Sienten simpatía por Díaz Ordaz y aunque admiten que Salinas no fue un espejo de honestidad, reconocen que no todo lo hizo mal. La posibilidad de un giro a la izquierda, un gobierno popular, los descompone. Imaginan multitudes de desarrapados invadiendo Ciudad Satélite, incendiando Polanco, saqueando Interlomas.
Votan por el PAN y votarán por Vázquez Mota, pese a que como secretaria de Desarrollo Social aumentó la miseria y como titular de Educación, la ignorancia. Si creen que el PAN no puede ganar votarán por el PRI, porque les aseguran que de haber cambios serán para llevar al país 40 años atrás.
Defienden a Calderón aunque no les es fácil. Atribuyen sus fracasos a que sus adversarios no lo han dejado trabajar ni hacer las reformas estructurales. Explican 12 años de deterioro por la crisis mundial y justifican que los 60 mil muertos de la guerrita son culpa de la complicidad de los priístas con el narco.
Para ellos AMLO es un peligro latente. Lo han dado por muerto muchas veces pero parece tener la capacidad diabólica de resurgir, es rijoso, no sabe perder, está rodeado de rateros, tiene mansiones en Puebla, Tabasco, Bosques de las Lomas y su hijo usa tenis de 10 mil pesos. No han leído su proyecto y no creen en su credo pacifista y amoroso. Les parece cursi. Los reaccionarios son fáciles de identificar. Lo peor que uno puede hacer con ellos es tratar de convencerlos. Esos ridículos combates de esgrima verbal son inútiles y desgastantes. Mejor hablarles de viajes, restaurantes o futbol. Merecen respeto y tranquilidad espiritual. Recordemos que Juárez dijo: los reaccionarios también son mexicanos.
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