Apro
El incendio que acabó con la vida de más de 350 personas fue provocado por un reo que quemó el colchón de su celda, confirmó el director del Sistema penitenciario, Daniel Orellana.
Las versiones que apuntaban a un posible amotinamiento fueron desmentidas por las autoridades, en las primeras horas de este día y también la de un posible corto circuito.
“De acuerdo con nuestras investigaciones, un reo habría causado el incendio al quemar su colchón. Algunos de sus compañeros de celda dijeron que él gritó: ‘Aquí nos moriremos todos’ y en cinco minutos todo ardió”, relató Orellana.
Esta versión fue corroborada por la gobernadora del departamento de Comayagua, Paola Castro, quien aseguró que recibió una llamada telefónica de un preso informándole que fue otro quien inició expresamente el incendio.
“Me dijo que otro reo había dicho: ‘voy a meter fuego a esto y nos vamos a morir todos. Y le metió fuego y nos estamos quemando, nos estamos muriendo todos’”, relató Castro a la agencia AFP.
La gobernadora refirió que durante años realizó trabajo social en la granja prisión que se incendio por lo que era conocida por muchos de los internos, razón por la que el interno la llamó directamente.
Castro dijo estar extrañada de lo sucedido porque era “un centro penal modelo. Hay programas de rehabilitación. Los internos siembran frijoles, maíz, tienen granja avícola y porcícola”.
Cientos de familiares se arremolinaron a las afueras del centro tras enterarse del incendio que se inició, según las primeras informaciones, a las 22:45 horas y que fue atendido por las autoridades 40 minutos después.
Según el Jefe del Cuerpo de Bomberos local, Leonel Silva, declaró que el rescate se retrasó, debido a que en la zona de siniestro se escuchaban varios disparos.
Al principio se habló de 100 muertos por asfixia o calcinados, en el penal que oficialmente tenía cupo para 400 reos pero que en realidad albergaba el doble.
Conforme avanzó la noche, la cifra de víctimas incrementó, lo mismo que la desesperación de los familiares por tener noticias de sus presos, algunos exigían que se les entregaran los cadáveres hoy mismo.
“Ando buscando a mi hermano, no sabemos qué pasa con él y no nos dejan entrar”, dijo Arlen Gómez a una estación de radio local, mientras buscaba información de su familiar con desesperación.
Varios de los familiares que exigían información de la situación al interior del penal lanzaron piedras hacia el edificio y los policías que lo custodiaban quienes respondieron lanzándoles gas lacrimógeno.
No obstante, rompieron los portones de la cárcel de y lograron entrar al patio frontal del penal, lo que provocó el repliegue de la policía que trataba de controlar la situación con disparos al aire.
Indignados, familiares de los presos se quejaron ante los medios presentes de la reacción tardía de los bomberos y del resto de las autoridades ante la tragedia.
En respuesta el ministro de Seguridad Pompeyo Bonilla señaló que “entendemos el dolor de los familiares, pero tenemos que seguir un proceso conforme la ley. Hacemos un llamado a la calma. Es una situación muy difícil”.
Josué García, vocero del cuerpo de Bomberos de la ciudad de Comayagua dijo, en declaraciones a la agencia EFE, que “muchos reos quedaron atrapados en sus celdas y gritaron al ser rodeados por el humo y las llamas.
“Aún hay muchos cuerpos apilados en el interior de los módulos que seguramente intentaban, pero no pudieron, escapar del fuego, son cosas que se pueden apreciar”, agregó.
La jefa de Medicina Forense del Ministerio Público, Lucy Marrder informó que cinco equipos trabajarán en la identificación de los cadáveres y que las autopsias se realizarán en Tegucigalpa.
De acuerdo con la fiscalía general de Honduras, al menos 356 hombres y una mujer habían fallecido en el siniestro pero medios locales hablaban de 402 entre muertos y desaparecidos y que muchos habían muerto calcinados en sus celdas.
“Escuchamos lamentos de la gente que estaba prendida en fuego. Reventamos las láminas de arriba para poder salir”, relató un reo que sobrevivió al incendio.
En tanto, en el Hospital estatal Santa Teresa, a donde fueron llevados unos 30 reos, una enfermera informó que los reos que ingresaron llevaban quemaduras de tercer y cuarto grado. Otro grupo de internos fue llevado al Hospital Escuela de Tegucigalpa.
Por la mañana la Policía Nacional difundió los nombres de 144 de los reos sobrevivientes. Señaló que en total había 857 reclusos en el penal y que cerca de 400 fueron confirmados muertos.
Según en comisionado nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, del resto de los reos todavía no se sabe si murieron o pudieron haber escapado. “La mayoría de ellos podría haber muerto, y otros resultaron con quemaduras, escaparon o sobrevivieron”, dijo a The Associated Press.
El de ayer por la noche, ya es considerado como el peor siniestro en un penal de que se tenga registro no solo en Honduras sino en América Latina.
Antes, el 17de mayo de 2004 en una cárcel de San Pedro Sula, la segunda mayor ciudad de Honduras, murieron 107 reos. El suceso fue atribuido a fallas estructurales de la prisión.
El 5 de abril de 2003, 66 reclusos y tres mujeres, incluida una menor de edad, que visitaban familiares en la Granja Penal de El Porvenir, cercana a la ciudad de La Ceiba, murieron en una matanza que se produjo entre reos miembros de pandillas y otros presos comunes.
Como en muchas cárceles de América Latina, la sobrepoblación ha sido una constante y en el caso de Honduras, sus penales fueron planeados para alojar a seis mil reos pero a la fecha cuenta con 12 mil 500, más del doble.
El incendio que acabó con la vida de más de 350 personas fue provocado por un reo que quemó el colchón de su celda, confirmó el director del Sistema penitenciario, Daniel Orellana.
Las versiones que apuntaban a un posible amotinamiento fueron desmentidas por las autoridades, en las primeras horas de este día y también la de un posible corto circuito.
“De acuerdo con nuestras investigaciones, un reo habría causado el incendio al quemar su colchón. Algunos de sus compañeros de celda dijeron que él gritó: ‘Aquí nos moriremos todos’ y en cinco minutos todo ardió”, relató Orellana.
Esta versión fue corroborada por la gobernadora del departamento de Comayagua, Paola Castro, quien aseguró que recibió una llamada telefónica de un preso informándole que fue otro quien inició expresamente el incendio.
“Me dijo que otro reo había dicho: ‘voy a meter fuego a esto y nos vamos a morir todos. Y le metió fuego y nos estamos quemando, nos estamos muriendo todos’”, relató Castro a la agencia AFP.
La gobernadora refirió que durante años realizó trabajo social en la granja prisión que se incendio por lo que era conocida por muchos de los internos, razón por la que el interno la llamó directamente.
Castro dijo estar extrañada de lo sucedido porque era “un centro penal modelo. Hay programas de rehabilitación. Los internos siembran frijoles, maíz, tienen granja avícola y porcícola”.
Cientos de familiares se arremolinaron a las afueras del centro tras enterarse del incendio que se inició, según las primeras informaciones, a las 22:45 horas y que fue atendido por las autoridades 40 minutos después.
Según el Jefe del Cuerpo de Bomberos local, Leonel Silva, declaró que el rescate se retrasó, debido a que en la zona de siniestro se escuchaban varios disparos.
Al principio se habló de 100 muertos por asfixia o calcinados, en el penal que oficialmente tenía cupo para 400 reos pero que en realidad albergaba el doble.
Conforme avanzó la noche, la cifra de víctimas incrementó, lo mismo que la desesperación de los familiares por tener noticias de sus presos, algunos exigían que se les entregaran los cadáveres hoy mismo.
“Ando buscando a mi hermano, no sabemos qué pasa con él y no nos dejan entrar”, dijo Arlen Gómez a una estación de radio local, mientras buscaba información de su familiar con desesperación.
Varios de los familiares que exigían información de la situación al interior del penal lanzaron piedras hacia el edificio y los policías que lo custodiaban quienes respondieron lanzándoles gas lacrimógeno.
No obstante, rompieron los portones de la cárcel de y lograron entrar al patio frontal del penal, lo que provocó el repliegue de la policía que trataba de controlar la situación con disparos al aire.
Indignados, familiares de los presos se quejaron ante los medios presentes de la reacción tardía de los bomberos y del resto de las autoridades ante la tragedia.
En respuesta el ministro de Seguridad Pompeyo Bonilla señaló que “entendemos el dolor de los familiares, pero tenemos que seguir un proceso conforme la ley. Hacemos un llamado a la calma. Es una situación muy difícil”.
Josué García, vocero del cuerpo de Bomberos de la ciudad de Comayagua dijo, en declaraciones a la agencia EFE, que “muchos reos quedaron atrapados en sus celdas y gritaron al ser rodeados por el humo y las llamas.
“Aún hay muchos cuerpos apilados en el interior de los módulos que seguramente intentaban, pero no pudieron, escapar del fuego, son cosas que se pueden apreciar”, agregó.
La jefa de Medicina Forense del Ministerio Público, Lucy Marrder informó que cinco equipos trabajarán en la identificación de los cadáveres y que las autopsias se realizarán en Tegucigalpa.
De acuerdo con la fiscalía general de Honduras, al menos 356 hombres y una mujer habían fallecido en el siniestro pero medios locales hablaban de 402 entre muertos y desaparecidos y que muchos habían muerto calcinados en sus celdas.
“Escuchamos lamentos de la gente que estaba prendida en fuego. Reventamos las láminas de arriba para poder salir”, relató un reo que sobrevivió al incendio.
En tanto, en el Hospital estatal Santa Teresa, a donde fueron llevados unos 30 reos, una enfermera informó que los reos que ingresaron llevaban quemaduras de tercer y cuarto grado. Otro grupo de internos fue llevado al Hospital Escuela de Tegucigalpa.
Por la mañana la Policía Nacional difundió los nombres de 144 de los reos sobrevivientes. Señaló que en total había 857 reclusos en el penal y que cerca de 400 fueron confirmados muertos.
Según en comisionado nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, del resto de los reos todavía no se sabe si murieron o pudieron haber escapado. “La mayoría de ellos podría haber muerto, y otros resultaron con quemaduras, escaparon o sobrevivieron”, dijo a The Associated Press.
El de ayer por la noche, ya es considerado como el peor siniestro en un penal de que se tenga registro no solo en Honduras sino en América Latina.
Antes, el 17de mayo de 2004 en una cárcel de San Pedro Sula, la segunda mayor ciudad de Honduras, murieron 107 reos. El suceso fue atribuido a fallas estructurales de la prisión.
El 5 de abril de 2003, 66 reclusos y tres mujeres, incluida una menor de edad, que visitaban familiares en la Granja Penal de El Porvenir, cercana a la ciudad de La Ceiba, murieron en una matanza que se produjo entre reos miembros de pandillas y otros presos comunes.
Como en muchas cárceles de América Latina, la sobrepoblación ha sido una constante y en el caso de Honduras, sus penales fueron planeados para alojar a seis mil reos pero a la fecha cuenta con 12 mil 500, más del doble.
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