Cordero, haiga de ser...
Yunes, las versiones
Neomaderismo amoroso
Julio Hernández López / Astillero
La mano dura del felipismo está moviéndose a toda velocidad para tratar de imponer a última hora a su desvaído delfín, Ernesto Cordero, como candidato oficial a la sucesión. Al ya clásico estilo del haiga sido como haiga sido, el aparato gubernamental federal está actuando abiertamente en el proceso de compra y condicionamiento de votos, en cumplimiento de la línea de avasallamiento dictada desde Los Pinos. Así fuera bajo presión o cohecho que los brazos de los otros contendientes se prestaran para aparentar este domingo una fotografía de unidad, el cochinero blanco y azul ha quedado a la vista y constituye un antecedente claro de lo que el calderonismo está dispuesto a hacer en las elecciones presidenciales para tratar de mantenerse en el poder.
De algunos de los actos delictivos realizados por funcionarios calderonistas para apoyar a Cordero ha dejado constancia el equipo de Josefina Vázquez Mota en la propia comisión de elecciones del PAN, y del tema específico del espionaje telefónico se presentó denuncia ante la procuraduría federal de justicia, pero está claro que en ninguna de esas instancias prosperarán las quejas de la diputada federal con licencia que en el momento más importante de su carrera política deberá decidir si se mantiene firme frente a la cargada organizada desde Los Pinos o se allanará a las pretensiones del felipismo para negociar alguna forma de supervivencia sexenal (se habla de que podría ser senadora y coordinadora de los panistas en esa cámara).
En el proceso de convalidación de suciedades podría tener un papel importante el personaje que de manera persistente ha ocupado el tercer lugar en la contienda panista. Santiago Creel representa los intereses de Vicente Fox, quien seis años atrás trató de imponerlo como candidato al relevo, y conforme a ese alineamiento habrá de moverse este domingo. Creel levantará la mano al impensado Cordero, si éste es declarado triunfador, siempre y cuando ya se hubieran arreglado las diferencias entre el desdeñoso Vicente y el vengativo Felipe (que ha mandado a los inmuebles guanajuatenses del esposo de la señora Marta a funcionarios de la PGR para indagar una acusación por enriquecimiento que evidentemente es usada ahora como forma de chantaje al deslenguado a quien le ha dado por apoyar hasta a priístas como Peña Nieto). Ya desde ahora se percibe una alianza informal entre los representantes de Vicente y de Calderón contra la empecinada Josefina, a la que no le tienen confianza ni afecto ninguno los equipos centrales de Fox o Felipe.
En el contexto de los hechos delictivos que están marcando la campaña interna de un partido que en sus décadas idealistas se enorgullecía de la calidad de sus contiendas, de la civilidad de sus debates y la respetabilidad de sus resultados (ahora bastaría con echar un ojo al padrón del partido para corroborar las malas artes de los jefes panistas a la hora de reclutar votos a cualquier costo), apareció ayer en el escenario un atentado en vísperas electorales, como sucedió en Michoacán con la hermana Cocoa que tomó como inmediata bandera de proselitismo el asesinato de un presidente municipal panista.
Según la versión oficial, el delegado de Oportunidades en Veracruz, y destacadísimo corderista, Miguel Ángel Yunes Márquez, sufrió un ataque de pistoleros que fracasaron en su intento homicida debido al blindaje de la camioneta en que se movía quien es hijo del ex director del Issste (envuelto en guerra de lodo hace tiempo con Elba Esther Gordillo) y ex candidato panista a gobernador, y también hermano de Fernando, actual diputado local y aspirante al Senado por el PAN. El grave incidente habrá de aclararse mediante procedimientos judiciales de lentitud habitual, pero por lo pronto el episodio desplaza de lo noticioso a las acusaciones del josefinismo e imbuye de fervor contestatario al corderismo en espera del milagro dominical.
En el Veracruz política y delictivamente tan activo se multiplican de manera natural las versiones y especulaciones. El perfil del jefe del clan ahora panista, Miguel Ángel Yunes Linares, ayuda a tejer múltiples sospechas, pues a lo largo de su carrera política se ha especializado en la guerra sucia, la turbiedad y la simulación. De aquella misma entidad provienen presuntas filtraciones que tratan de encontrar relación entre los millones de pesos en efectivo movidos por el duartismo y la campaña de Vázquez Mota. Según eso, el hilo conductor está en Antonio Macías Yaseguey, padre de Karime Macías Tubilla, esposa del gobernador Duarte. Macías es un litigante que ha tenido éxitos económicos importantes en discutibles casos relacionados con lo petrolero y en negocios con el gobierno de Fidel Herrera. Además, es paisano y pariente de la madre del ex secretario particular de Calderón, Roberto Gil, hoy coordinador de la campaña de Vázquez Mota.
Entre tanto desbarajuste, el neomaderismo amoroso se alista para escenificar un capítulo de reconciliaciones sin autocrítica ni perspectiva de fondo: López Obrador es el invitado principal de Cuauhtémoc Cárdenas para un acto de presentación de propuestas del michoacano para el momento político actual. El efectismo buscado se traducirá en espacios, candidaturas e influencia de la corriente del fundador del PRD, mientras que el tabasqueño irá juntando en derredor suyo a los muchos que antes obstruyeron su mayor oportunidad de llegar al poder y ahora lo apoyan con la misma firmeza con la que más delante lo podrán descalificar: Chuchos, Camacho, Cárdenas, foto de familia (nuevamente) feliz.
Y mientras esta columna lamenta profundamente la muerte de un hombre íntegro, profesor excepcional, articulista y ciudadano valiente y comprometido, Luis Javier Garrido, ¡hasta el próximo lunes, con la senadora recientemente ex priísta, María Elena Orantes, ahora aspirante a la candidatura chiapaneca de las izquierdas, responsabilizando al burbujeante Sabines de cualquier atentado en su contra!
Yunes, las versiones
Neomaderismo amoroso
Julio Hernández López / Astillero
La mano dura del felipismo está moviéndose a toda velocidad para tratar de imponer a última hora a su desvaído delfín, Ernesto Cordero, como candidato oficial a la sucesión. Al ya clásico estilo del haiga sido como haiga sido, el aparato gubernamental federal está actuando abiertamente en el proceso de compra y condicionamiento de votos, en cumplimiento de la línea de avasallamiento dictada desde Los Pinos. Así fuera bajo presión o cohecho que los brazos de los otros contendientes se prestaran para aparentar este domingo una fotografía de unidad, el cochinero blanco y azul ha quedado a la vista y constituye un antecedente claro de lo que el calderonismo está dispuesto a hacer en las elecciones presidenciales para tratar de mantenerse en el poder.
De algunos de los actos delictivos realizados por funcionarios calderonistas para apoyar a Cordero ha dejado constancia el equipo de Josefina Vázquez Mota en la propia comisión de elecciones del PAN, y del tema específico del espionaje telefónico se presentó denuncia ante la procuraduría federal de justicia, pero está claro que en ninguna de esas instancias prosperarán las quejas de la diputada federal con licencia que en el momento más importante de su carrera política deberá decidir si se mantiene firme frente a la cargada organizada desde Los Pinos o se allanará a las pretensiones del felipismo para negociar alguna forma de supervivencia sexenal (se habla de que podría ser senadora y coordinadora de los panistas en esa cámara).
En el proceso de convalidación de suciedades podría tener un papel importante el personaje que de manera persistente ha ocupado el tercer lugar en la contienda panista. Santiago Creel representa los intereses de Vicente Fox, quien seis años atrás trató de imponerlo como candidato al relevo, y conforme a ese alineamiento habrá de moverse este domingo. Creel levantará la mano al impensado Cordero, si éste es declarado triunfador, siempre y cuando ya se hubieran arreglado las diferencias entre el desdeñoso Vicente y el vengativo Felipe (que ha mandado a los inmuebles guanajuatenses del esposo de la señora Marta a funcionarios de la PGR para indagar una acusación por enriquecimiento que evidentemente es usada ahora como forma de chantaje al deslenguado a quien le ha dado por apoyar hasta a priístas como Peña Nieto). Ya desde ahora se percibe una alianza informal entre los representantes de Vicente y de Calderón contra la empecinada Josefina, a la que no le tienen confianza ni afecto ninguno los equipos centrales de Fox o Felipe.
En el contexto de los hechos delictivos que están marcando la campaña interna de un partido que en sus décadas idealistas se enorgullecía de la calidad de sus contiendas, de la civilidad de sus debates y la respetabilidad de sus resultados (ahora bastaría con echar un ojo al padrón del partido para corroborar las malas artes de los jefes panistas a la hora de reclutar votos a cualquier costo), apareció ayer en el escenario un atentado en vísperas electorales, como sucedió en Michoacán con la hermana Cocoa que tomó como inmediata bandera de proselitismo el asesinato de un presidente municipal panista.
Según la versión oficial, el delegado de Oportunidades en Veracruz, y destacadísimo corderista, Miguel Ángel Yunes Márquez, sufrió un ataque de pistoleros que fracasaron en su intento homicida debido al blindaje de la camioneta en que se movía quien es hijo del ex director del Issste (envuelto en guerra de lodo hace tiempo con Elba Esther Gordillo) y ex candidato panista a gobernador, y también hermano de Fernando, actual diputado local y aspirante al Senado por el PAN. El grave incidente habrá de aclararse mediante procedimientos judiciales de lentitud habitual, pero por lo pronto el episodio desplaza de lo noticioso a las acusaciones del josefinismo e imbuye de fervor contestatario al corderismo en espera del milagro dominical.
En el Veracruz política y delictivamente tan activo se multiplican de manera natural las versiones y especulaciones. El perfil del jefe del clan ahora panista, Miguel Ángel Yunes Linares, ayuda a tejer múltiples sospechas, pues a lo largo de su carrera política se ha especializado en la guerra sucia, la turbiedad y la simulación. De aquella misma entidad provienen presuntas filtraciones que tratan de encontrar relación entre los millones de pesos en efectivo movidos por el duartismo y la campaña de Vázquez Mota. Según eso, el hilo conductor está en Antonio Macías Yaseguey, padre de Karime Macías Tubilla, esposa del gobernador Duarte. Macías es un litigante que ha tenido éxitos económicos importantes en discutibles casos relacionados con lo petrolero y en negocios con el gobierno de Fidel Herrera. Además, es paisano y pariente de la madre del ex secretario particular de Calderón, Roberto Gil, hoy coordinador de la campaña de Vázquez Mota.
Entre tanto desbarajuste, el neomaderismo amoroso se alista para escenificar un capítulo de reconciliaciones sin autocrítica ni perspectiva de fondo: López Obrador es el invitado principal de Cuauhtémoc Cárdenas para un acto de presentación de propuestas del michoacano para el momento político actual. El efectismo buscado se traducirá en espacios, candidaturas e influencia de la corriente del fundador del PRD, mientras que el tabasqueño irá juntando en derredor suyo a los muchos que antes obstruyeron su mayor oportunidad de llegar al poder y ahora lo apoyan con la misma firmeza con la que más delante lo podrán descalificar: Chuchos, Camacho, Cárdenas, foto de familia (nuevamente) feliz.
Y mientras esta columna lamenta profundamente la muerte de un hombre íntegro, profesor excepcional, articulista y ciudadano valiente y comprometido, Luis Javier Garrido, ¡hasta el próximo lunes, con la senadora recientemente ex priísta, María Elena Orantes, ahora aspirante a la candidatura chiapaneca de las izquierdas, responsabilizando al burbujeante Sabines de cualquier atentado en su contra!
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