Fox, el rebelde
Premio a Cocoa y Cordero
EU: metido con popote
Julio Hernández López / Astillero
A Chente no le cuadra ahora la frasecita aquella que proponía no cambiar de jinete a mitad del río. Dice, con la guillotina de la PGR sobre su imperio guanajuatense sugestivamente enriquecido durante el sexenio con botas, que si a él le prometen electoralmente que las cosas van a seguir igual él no quiere “otros sesenta o setenta mil muertos (…) eso no puede seguir así, hay que resolverlo”. Fox persiste en oponerse a su hechura indeseada de seis años atrás, se opone a las marranadas de la ley electoral y el largo silencio previo a las campañas presidenciales, y se manifiesta molesto porque no habrá voces de los candidatos sino un mes y medio más escuchando los mismos temas del gobierno, repetitivos, de que la violencia tiene que seguir, de que el siguiente tiene que aceptar esto o no va a poder gobernar o no va a ser gobernante.
Ya nomás falta que el esposo de la señora Marta acabe declarando a Felipe Calderón un peligro para México y comience a usar peluquín con copetito tardío. Corresponsable en alto grado de la imposición del candidato que siempre le produjo menosprecio, Fox (y su escudero devaluado, Manuel Espino) grita y critica con la esperanza de que el muy cerrado calderonismo le conceda algunas cuotas de poder, amenazando con el petate del chaquetazo que le llevaría a apoyar a Peña Nieto si no le comparten algo del botín blanco y azul.
Pero las piezas del reparto en altamar corresponden a los conjurados: tripulación pirata que por méritos en campaña considera legítima la apropiación de la riqueza habida. Cocoa va como casi segura senadora porque así lo ha decidido el dedo fraterno, encajando a la ex candidata a gobernadora en los espacios de privilegio de que el comité nacional panista dispone. Por unanimidad y con aplausos es designada la hermana de Felipe en ese dócil comité, para dar seguimiento a la ya larga historia familiar de abordaje de las naves legislativas sólo mediante la cómoda vía del arreglo cupular y no de la batalla directa. Búsqueda de fuero para la hermana de los billetazos, bajo fuego priísta. Una variante que sugiere algo así como un moreirismo panista: un hermano impone a otro.
En otra decisión proveniente de Los Pinos se ha habilitado al diluido Ernesto Cordero para que encabece la lista nacional de aspirantes panistas al Senado. Discutible premio de consolación: si tanta hubiera sido la fuerza del ex secretario de Hacienda otra estaría siendo la boleta de canje en el Casino Real y no una candidatura decorosamente colocada en el escaparate pero que a fin de cuentas le reubicará en el nada pomposo segmento del montón, a donde llegará en diciembre próximo sin garantía de ser coordinador de la bancada panista, acaso como aquel todopoderoso de la corte de Los Pinos con Vicente Fox, el sicólogo Ramón Muñoz, que también fue sentado en un escaño y sanseacabó.
La tercia de nombramientos hechos por Los Pinos, a través del comité que teóricamente preside Gustavo Madero, se completó con el enfermo ex secretario de Educación, Alonso Lujambio, quien ha recibido tratamiento médico en el extranjero por instrucción gubernamental. Vale advertir que la tercia de probables senadores está formada por políticos que fracasaron: Cordero ante Vázquez Mota, Cocoa ante Fausto Vallejo y Lujambio ante Elba Esther Gordillo.
En otra pista del carnaval político, un boxeador es multado por haber llevado el emblema del PRI en su calzoncillo de combate en el extranjero. Casi 30 mil pesos de multa a Juan Manuel Márquez, más 350 mil al partido de tres colores por no haberse deslindado a tiempo de una decisión que los propios verdugos de ahora consideraron semanas atrás que no merecía castigo, y 686 mil pesos a Tv Azteca por difundir una pelea que se celebraba fuera del país y sin que nadie en México pudiera impedir o proponer cambios escenográficos y mucho menos la composición visual del pantalón corto del pugilista, que dijo haber incluido el emblema del Revolucionario Institucional porque le dio su libérrima gana. El IFE castigador de ayer había dejado sin sanción los mismos hechos, pero el tribunal electoral federal ordenó que el instituto se dejara de blandenguerías y montara algo más parecido a un patíbulo, aunque a fin de cuentas sigue quedando la impresión de un espectáculo de tortazos lanzados con mucha solemnidad.
Astillas
Estados Unidos está más que metido en la elección mexicana, apoyando a la misma facción entreguista que en 2006 se hizo del poder y que ha ido pagando en generosos abonos aquel respaldo en momentos difíciles (el pago más reciente se ha firmado con un popote). Desde luego, la diplomacia intervencionista juega a dos cartas y también respalda la opción de tres colores que a fin de cuentas, con Salinas de Gortari como acreditado aval, significaría más de lo mismo. Y, como seis años atrás, el candidato inaceptable es López Obrador, con todo y sus fintas amorosas. Ayer, un vocero del Departamento de Estado, William Ostick, elogió la gran evolución política y el cambio profundo vividos con el panismo, y sentenció (gulp) que los intereses y valores de Estados Unidos son los mismos que en México, es decir (doble gulp), una elección libre y justa decidida por el pueblo mexicano. Agregó el distinguido funcionario gringo que su gobierno espera continuar trabajando estrechamente con el gobierno mexicano, liderado por el partido político que escojan los mexicanos. A buen entendedor, pocos traductores… Isabel Miranda de Wallace va perdiéndose entre las nubosidades del partido que la postuló y la ha dejado sola. Beatriz Paredes se mantiene en un sólido segundo lugar y, al menos hasta ahora, la maquinaria perredista capitalina mantiene al ex procurador Mancera en la delantera… Y, mientras el Seguro Social ha entregado alrededor de 750 mil pesos a los padres de cada uno de los 47 niños que respiraron gases tóxicos durante el incendio de la guardería ABC que dejó 49 infantes muertos, ¡hasta mañana, con García Luna diciendo que las fugas carcelarias son por corrupción y no por sobrepoblación!
Premio a Cocoa y Cordero
EU: metido con popote
Julio Hernández López / Astillero
A Chente no le cuadra ahora la frasecita aquella que proponía no cambiar de jinete a mitad del río. Dice, con la guillotina de la PGR sobre su imperio guanajuatense sugestivamente enriquecido durante el sexenio con botas, que si a él le prometen electoralmente que las cosas van a seguir igual él no quiere “otros sesenta o setenta mil muertos (…) eso no puede seguir así, hay que resolverlo”. Fox persiste en oponerse a su hechura indeseada de seis años atrás, se opone a las marranadas de la ley electoral y el largo silencio previo a las campañas presidenciales, y se manifiesta molesto porque no habrá voces de los candidatos sino un mes y medio más escuchando los mismos temas del gobierno, repetitivos, de que la violencia tiene que seguir, de que el siguiente tiene que aceptar esto o no va a poder gobernar o no va a ser gobernante.
Ya nomás falta que el esposo de la señora Marta acabe declarando a Felipe Calderón un peligro para México y comience a usar peluquín con copetito tardío. Corresponsable en alto grado de la imposición del candidato que siempre le produjo menosprecio, Fox (y su escudero devaluado, Manuel Espino) grita y critica con la esperanza de que el muy cerrado calderonismo le conceda algunas cuotas de poder, amenazando con el petate del chaquetazo que le llevaría a apoyar a Peña Nieto si no le comparten algo del botín blanco y azul.
Pero las piezas del reparto en altamar corresponden a los conjurados: tripulación pirata que por méritos en campaña considera legítima la apropiación de la riqueza habida. Cocoa va como casi segura senadora porque así lo ha decidido el dedo fraterno, encajando a la ex candidata a gobernadora en los espacios de privilegio de que el comité nacional panista dispone. Por unanimidad y con aplausos es designada la hermana de Felipe en ese dócil comité, para dar seguimiento a la ya larga historia familiar de abordaje de las naves legislativas sólo mediante la cómoda vía del arreglo cupular y no de la batalla directa. Búsqueda de fuero para la hermana de los billetazos, bajo fuego priísta. Una variante que sugiere algo así como un moreirismo panista: un hermano impone a otro.
En otra decisión proveniente de Los Pinos se ha habilitado al diluido Ernesto Cordero para que encabece la lista nacional de aspirantes panistas al Senado. Discutible premio de consolación: si tanta hubiera sido la fuerza del ex secretario de Hacienda otra estaría siendo la boleta de canje en el Casino Real y no una candidatura decorosamente colocada en el escaparate pero que a fin de cuentas le reubicará en el nada pomposo segmento del montón, a donde llegará en diciembre próximo sin garantía de ser coordinador de la bancada panista, acaso como aquel todopoderoso de la corte de Los Pinos con Vicente Fox, el sicólogo Ramón Muñoz, que también fue sentado en un escaño y sanseacabó.
La tercia de nombramientos hechos por Los Pinos, a través del comité que teóricamente preside Gustavo Madero, se completó con el enfermo ex secretario de Educación, Alonso Lujambio, quien ha recibido tratamiento médico en el extranjero por instrucción gubernamental. Vale advertir que la tercia de probables senadores está formada por políticos que fracasaron: Cordero ante Vázquez Mota, Cocoa ante Fausto Vallejo y Lujambio ante Elba Esther Gordillo.
En otra pista del carnaval político, un boxeador es multado por haber llevado el emblema del PRI en su calzoncillo de combate en el extranjero. Casi 30 mil pesos de multa a Juan Manuel Márquez, más 350 mil al partido de tres colores por no haberse deslindado a tiempo de una decisión que los propios verdugos de ahora consideraron semanas atrás que no merecía castigo, y 686 mil pesos a Tv Azteca por difundir una pelea que se celebraba fuera del país y sin que nadie en México pudiera impedir o proponer cambios escenográficos y mucho menos la composición visual del pantalón corto del pugilista, que dijo haber incluido el emblema del Revolucionario Institucional porque le dio su libérrima gana. El IFE castigador de ayer había dejado sin sanción los mismos hechos, pero el tribunal electoral federal ordenó que el instituto se dejara de blandenguerías y montara algo más parecido a un patíbulo, aunque a fin de cuentas sigue quedando la impresión de un espectáculo de tortazos lanzados con mucha solemnidad.
Astillas
Estados Unidos está más que metido en la elección mexicana, apoyando a la misma facción entreguista que en 2006 se hizo del poder y que ha ido pagando en generosos abonos aquel respaldo en momentos difíciles (el pago más reciente se ha firmado con un popote). Desde luego, la diplomacia intervencionista juega a dos cartas y también respalda la opción de tres colores que a fin de cuentas, con Salinas de Gortari como acreditado aval, significaría más de lo mismo. Y, como seis años atrás, el candidato inaceptable es López Obrador, con todo y sus fintas amorosas. Ayer, un vocero del Departamento de Estado, William Ostick, elogió la gran evolución política y el cambio profundo vividos con el panismo, y sentenció (gulp) que los intereses y valores de Estados Unidos son los mismos que en México, es decir (doble gulp), una elección libre y justa decidida por el pueblo mexicano. Agregó el distinguido funcionario gringo que su gobierno espera continuar trabajando estrechamente con el gobierno mexicano, liderado por el partido político que escojan los mexicanos. A buen entendedor, pocos traductores… Isabel Miranda de Wallace va perdiéndose entre las nubosidades del partido que la postuló y la ha dejado sola. Beatriz Paredes se mantiene en un sólido segundo lugar y, al menos hasta ahora, la maquinaria perredista capitalina mantiene al ex procurador Mancera en la delantera… Y, mientras el Seguro Social ha entregado alrededor de 750 mil pesos a los padres de cada uno de los 47 niños que respiraron gases tóxicos durante el incendio de la guardería ABC que dejó 49 infantes muertos, ¡hasta mañana, con García Luna diciendo que las fugas carcelarias son por corrupción y no por sobrepoblación!
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