Tocar a Cocoa
PRI contrataca
Desmemoria libresca
Julio Hernández López / Astillero
Felipe Calderón envenenó las elecciones michoacanas al permitir y promover que su hermana Luisa María compitiera desde una posición de ostentosa ventaja presupuestal, militar y mediática.
Habilitada como una especie de enviada imperial en uso plenipotenciario de los recursos de la administración federal, Cocoa, como es apodada la sicóloga egresada del ITESO, develó con su candidatura los propósitos personales de su hermano Felipe al desatar allí una guerra contra el narco que llevaba posdatada dedicatoria electoral fraterna y luego, en un lance que da visos de la conducta familiar previsible ante derrotas en las urnas como la que se augura para el calderonismo el próximo julio, esa misma candidata oficial privilegiada al extremo, usuaria sin recato de los fondos públicos federales para fines electorales propios, se ha dedicado a torpedear el proceso que le parecía sano cuando creía que le favorecía y a acusar con insistencia al gobernador priísta surgido de ese proceso de tener nexos con el narcotráfico y haberse beneficiado política y electoralmente de él.
El oscuro expediente de esos hermanos panistas en una nueva aventura electoral en Michoacán no descarga de responsabilidades ni al perredismo que malas cuentas entregó con Leonel Godoy (instantáneamente guarecido en el Senado por si hubiese tentación federal de someterlo a proceso penal por hechos sucedidos durante su lamentable paso por la gubernatura), ni al priísmo que puso en juego sus peores recursos para instalar a Fausto Vallejo en una gubernatura altamente precaria. En pocas ocasiones es posible observar con tal nitidez la decadencia estructural y las complicidades con ámbitos delictivos de los tres principales partidos como ha sucedido en Michoacán: guerra de cárteles, con capos ejecutivos peleando por el control territorial, el dominio mercantil y el manejo político de la plaza caliente.
Lo malo para la hermana en contienda es que los priístas han difundido una grabación en la que se pone en evidencia el uso de recursos públicos para sus propósitos partidistas. Esa acusación tiene amplias y reiteradas referencias previas, como la publicada aquí el 5 de agosto de 2011 (bit.ly/pFbPkv) en la que se exhibió la reunión pública de Cocoa, ya siendo candidata a gobernar, con el entonces secretario de salud, José Ángel Córdova, quien hizo un raro informe de labores y anunció que tenía dinero para apoyar con todo lo que se requiera a las unidades médicas en aquella entidad con urnas a la vista.
En lugar de concentrar sus baterías en demostrar la falsedad de esa acusación, la ya famosa Cocoa (a quien su hermano está a punto de imponer como candidata a senadora por la vía plurinominal, en los lugares de privilegio que corresponde asignar al comité nacional panista, es decir, a Los Pinos) pretende desviar la atención hacia un hecho que, en todo caso, es secundario: el espionaje telefónico que habría sufrido y del que incluso responsabiliza en primera instancia al propio dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell. El encargado formal de la presidencia del PAN, Gustavo Madero, ha hecho a su vez una memorable alabanza personal de la acusada en lugar de ir al fondo del asunto: el uso de recursos públicos del gobierno del hermano Felipe a favor de la campaña de la hermana Cocoa en la tierra natal de ambos.
La política de barandilla que están practicando los dos principales competidores, PRI y PAN, ambos dotados de una fuerza económica y operativa derivada de los gobiernos que controlan, puede fácilmente devenir en una guerra sin reglas ni horizonte previsible. CalNerón está dispuesto a incendiar el país si las perspectivas electorales (reales o manipuladas) no le garantizan que seguirá con el mando a través de la políticamente débil y aparentemente muy manipulable Josefina.
Los priístas, por su parte, ya han abierto fuego judicial contra la hermana consentida y contra dos ex gobernadores panistas de Baja California, a cuenta de los ataques contra el endeudador Moreira, las maletas millonarias de Javier Duarte, la alerta política contra tres ex gobernadores de Tamaulipas y las versiones de que los cuernos de chivo pintados de blanco y azul van contra otros distinguidos priístas en una acometida cuyo objetivo es debilitar al vulnerable Quique al que sus manejadores mantienen en silencio y guardadito, no sólo para evitar tropiezos declarativos previsibles, sino para evitar que alguna bala política perdida le llegue a alcanzar.
Astillas
Rodolfo Tuirán, el subsecretario encargado de la SEP, ha hecho saber que en México muchos que dicen leer no recuerdan el nombre del libro o del autor. Las palabras del funcionario de la administración federal panista han de llevar consuelo a un virtual candidato presidencial que en Guadalajara mostró plena identificación con esas tendencias de desmemoria e ignorancia… En Apodaca continuaban las turbulencias entre internos, luego de las decenas de muertos por un motín. El Estado mexicano ha perdido todo control real de lo que sucede en esas instalaciones en todo el país, y lo único que alcanza a esbozar son medidas efectistas, como cateos anunciados, traslados de reos de una cárcel a otra, declaraciones sonoras y promesas de investigaciones y justicia. Las cárceles mexicanas, un infierno específico dentro del gran infierno nacional… Sigue el carnaval de postulaciones a cargos de elección popular. En busca de votos al precio que sea, las candidaturas son una suerte de concurso de popularidad del que se busca transfiera algo de ese capital a los aspirantes presidenciales de cada partido. En la guerra, en el amor y en las candidaturas, todo se vale, haiga de ser como haiga de ser… Y, mientras la izquierda analiza con seriedad lo que está sucediendo políticamente en el país, más allá de lo electoral, ¡hasta mañana!
PRI contrataca
Desmemoria libresca
Julio Hernández López / Astillero
Felipe Calderón envenenó las elecciones michoacanas al permitir y promover que su hermana Luisa María compitiera desde una posición de ostentosa ventaja presupuestal, militar y mediática.
Habilitada como una especie de enviada imperial en uso plenipotenciario de los recursos de la administración federal, Cocoa, como es apodada la sicóloga egresada del ITESO, develó con su candidatura los propósitos personales de su hermano Felipe al desatar allí una guerra contra el narco que llevaba posdatada dedicatoria electoral fraterna y luego, en un lance que da visos de la conducta familiar previsible ante derrotas en las urnas como la que se augura para el calderonismo el próximo julio, esa misma candidata oficial privilegiada al extremo, usuaria sin recato de los fondos públicos federales para fines electorales propios, se ha dedicado a torpedear el proceso que le parecía sano cuando creía que le favorecía y a acusar con insistencia al gobernador priísta surgido de ese proceso de tener nexos con el narcotráfico y haberse beneficiado política y electoralmente de él.
El oscuro expediente de esos hermanos panistas en una nueva aventura electoral en Michoacán no descarga de responsabilidades ni al perredismo que malas cuentas entregó con Leonel Godoy (instantáneamente guarecido en el Senado por si hubiese tentación federal de someterlo a proceso penal por hechos sucedidos durante su lamentable paso por la gubernatura), ni al priísmo que puso en juego sus peores recursos para instalar a Fausto Vallejo en una gubernatura altamente precaria. En pocas ocasiones es posible observar con tal nitidez la decadencia estructural y las complicidades con ámbitos delictivos de los tres principales partidos como ha sucedido en Michoacán: guerra de cárteles, con capos ejecutivos peleando por el control territorial, el dominio mercantil y el manejo político de la plaza caliente.
Lo malo para la hermana en contienda es que los priístas han difundido una grabación en la que se pone en evidencia el uso de recursos públicos para sus propósitos partidistas. Esa acusación tiene amplias y reiteradas referencias previas, como la publicada aquí el 5 de agosto de 2011 (bit.ly/pFbPkv) en la que se exhibió la reunión pública de Cocoa, ya siendo candidata a gobernar, con el entonces secretario de salud, José Ángel Córdova, quien hizo un raro informe de labores y anunció que tenía dinero para apoyar con todo lo que se requiera a las unidades médicas en aquella entidad con urnas a la vista.
En lugar de concentrar sus baterías en demostrar la falsedad de esa acusación, la ya famosa Cocoa (a quien su hermano está a punto de imponer como candidata a senadora por la vía plurinominal, en los lugares de privilegio que corresponde asignar al comité nacional panista, es decir, a Los Pinos) pretende desviar la atención hacia un hecho que, en todo caso, es secundario: el espionaje telefónico que habría sufrido y del que incluso responsabiliza en primera instancia al propio dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell. El encargado formal de la presidencia del PAN, Gustavo Madero, ha hecho a su vez una memorable alabanza personal de la acusada en lugar de ir al fondo del asunto: el uso de recursos públicos del gobierno del hermano Felipe a favor de la campaña de la hermana Cocoa en la tierra natal de ambos.
La política de barandilla que están practicando los dos principales competidores, PRI y PAN, ambos dotados de una fuerza económica y operativa derivada de los gobiernos que controlan, puede fácilmente devenir en una guerra sin reglas ni horizonte previsible. CalNerón está dispuesto a incendiar el país si las perspectivas electorales (reales o manipuladas) no le garantizan que seguirá con el mando a través de la políticamente débil y aparentemente muy manipulable Josefina.
Los priístas, por su parte, ya han abierto fuego judicial contra la hermana consentida y contra dos ex gobernadores panistas de Baja California, a cuenta de los ataques contra el endeudador Moreira, las maletas millonarias de Javier Duarte, la alerta política contra tres ex gobernadores de Tamaulipas y las versiones de que los cuernos de chivo pintados de blanco y azul van contra otros distinguidos priístas en una acometida cuyo objetivo es debilitar al vulnerable Quique al que sus manejadores mantienen en silencio y guardadito, no sólo para evitar tropiezos declarativos previsibles, sino para evitar que alguna bala política perdida le llegue a alcanzar.
Astillas
Rodolfo Tuirán, el subsecretario encargado de la SEP, ha hecho saber que en México muchos que dicen leer no recuerdan el nombre del libro o del autor. Las palabras del funcionario de la administración federal panista han de llevar consuelo a un virtual candidato presidencial que en Guadalajara mostró plena identificación con esas tendencias de desmemoria e ignorancia… En Apodaca continuaban las turbulencias entre internos, luego de las decenas de muertos por un motín. El Estado mexicano ha perdido todo control real de lo que sucede en esas instalaciones en todo el país, y lo único que alcanza a esbozar son medidas efectistas, como cateos anunciados, traslados de reos de una cárcel a otra, declaraciones sonoras y promesas de investigaciones y justicia. Las cárceles mexicanas, un infierno específico dentro del gran infierno nacional… Sigue el carnaval de postulaciones a cargos de elección popular. En busca de votos al precio que sea, las candidaturas son una suerte de concurso de popularidad del que se busca transfiera algo de ese capital a los aspirantes presidenciales de cada partido. En la guerra, en el amor y en las candidaturas, todo se vale, haiga de ser como haiga de ser… Y, mientras la izquierda analiza con seriedad lo que está sucediendo políticamente en el país, más allá de lo electoral, ¡hasta mañana!
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