Claudia Herrera Beltrán / Enviada / La Jornada
Enrique Peña Nieto fue arropado con miles de trabajadores estatales o de alcaldías apretujados en un mitin y con la advertencia del gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, a los opositores del PRI: No nos piquen la cresta. Por cada ataque, por cada calumnia que reciba nuestro paisano, habrá millones de mexiquenses defendiéndolo.
La marea roja mexiquense se compuso de unas 50 mil personas reunidas en una cancha deportiva de un instituto tecnológico, ante quienes el virtual candidato del tricolor a la Presidencia reiteró que México no puede seguir por el camino de la violencia y de la confrontación. Y prometió tiempos de paz, orden y empleo, si es presidente.
Entre la bulla y los sonidos de las matracas, no hizo referencia a las indagaciones que lleva a cabo la Procuraduría General de la República (PGR) contra los ex gobernadores priístas de Tamaulipas Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández por tener supuestos nexos con el narcotráfico.
Promete paz y empleo
Quienes se encargaron de lanzar la ofensiva contra sus oponentes fueron el propio anfitrión y la secretaria general del PRI, Cristina Díaz, quien pareció enviar un mensaje a Josefina Vázquez Mota al afirmar que se equivocan quienes creen que esta elección es una cuestión de género o de recetas de cocina.
Los de enfrente ya perdieron su oportunidad, los gobiernos de la alternancia hasta aquí llegaron, remató quien acudió en representación del dirigente nacional, Pedro Joaquín Coldwell.
La toma de protesta de cientos de integrantes de la estructura territorial del PRI en el Edomex estaba programada para las 10 de la mañana, pero se inició hora y media después, una vez que la banda grupera K-Paz de la Sierra amenizó la larga espera.
Muchos llegaron de madrugada. Jorge González, empleado del municipio de Naucalpan, fue uno de los 100 que fueron citados en la alcaldía a las 4 de la mañana para acudir a Ecatepec, porque –dijo– si no iban les descontaban un día.
Peña Nieto y su esposa, la actriz Angélica Rivera, arribaron como a las 11 de la mañana y tardaron media hora en recorrer una larga valla de simpatizantes que se agolpaban para saludarlos, mientras los que se quedaron en las gradas se conformaban con verlos en las macropantallas.
Ya lo esperaban en el estrado legisladores como Francisco Rojas y Luis Videgaray, lo mismo que los ex gobernadores del estado de México Alfredo del Mazo González, Alfredo Baranda García, Ignacio Pichardo Pagaza, César Camacho Quiroz y Emilio Chuayffet Chemor. Más tarde los felicitó por dar muestra de unidad, de cohesión, de gran civilidad política, aunque como de costumbre faltaba el ex mandatario Arturo Montiel.
En cuanto el ex gobernador mexiquense (Peña Nieto) se trepó al templete, los guardias soltaron una cuerda y se hizo el tumulto. Los niños se hacían flaquitos y se colaban por las vallas metálicas al área de prensa, mientras una mamá gritaba: Dejen pasar a la niña, nos están apachurrando.
A María de los Angeles Ricaño, de 16 años de edad, la cargaron y trasladaron a esa zona para evitar que siguiera recibiendo empujones. Todo eso sucedía abajo, mientras el gobernador Ávila recibía a nuestro amigo y paisano y señalaba a sus opositores. Si bien los priístas jugamos limpio y sabemos ganar a la buena, tampoco nos vamos a dejar; que no nos piquen la cresta. Por cada ataque, por cada calumnia que reciba nuestro paisano, habrá millones de mexiquenses que habremos de estar con él hombro con hombro, apoyándolo, defendiéndolo. Amigo Enrique, no está solo.
Mientras se escuchaban estruendosas porras y el ulular de sirenas, añadió: Y que quede claro: aquí en el estado de México nos morimos en la raya con nuestro paisano.
Frente a los asistentes, que sostenían cientos de banderas y pancartas con siglas de la CNOP, el Frente Juvenil o el magisterio estatal, o que los identificaban como habitantes de alguno de los 125 municipios, Peña Nieto se mostró satisfecho de recargar pilas en su tierra e inició un diálogo inusitado con sus seguidores, al plantear algunas preguntas a los mexicanos.
–¿Creen ustedes que hoy el camino que ha seguido México es el correcto?
–Noooooo –gritaron a coro.
–¿Quieren seguir los próximos seis años en el camino que significa más de lo mismo?
–Nooooo.
–¿Estamos preparados para hacer un nuevo cambio, con rumbo y horizonte cierto?
–Siiiiií.
–¿Vamos a ser los brazos y los rostros que lleven a México a un mejor porvenir?
–Siiiiiií.
Secundó a Ávila al declarar que no están confiados, aun cuando van arriba en las encuestas, y prometió que el PRI recorrerá casa por casa, colonia por colonia, barrio por barrio, ciudad por ciudad, para que el hijo de esta tierra sea presidente.
Anunció que recorrerá el país para firmar y asumir compromisos, como lo hizo en el Edomex, “¡Sí se puede, sí se puede!’, remachó su arenga.
Al final, la calle Leona Vicario se convirtió en un río de gente que buscaba los camiones que la acarreó a Ecatepec. Algunos arrebataban botellas de agua o bolsitas con desayunos que contenían sándwich, jugo, chocolate y chicharrores que sobraron.
Ezequiel Medina, de Tonatitla, comenzó a gritar a sus compañeros, no se sabe si en broma o en serio: Vamos por los mil pesos que ofrecieron; somos más de 20, y una señora comentó molesta: A nosotros no nos ofrecieron nada; la otra vez nos iban a dar una despensa y se la clavaron.
Enrique Peña Nieto fue arropado con miles de trabajadores estatales o de alcaldías apretujados en un mitin y con la advertencia del gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, a los opositores del PRI: No nos piquen la cresta. Por cada ataque, por cada calumnia que reciba nuestro paisano, habrá millones de mexiquenses defendiéndolo.
La marea roja mexiquense se compuso de unas 50 mil personas reunidas en una cancha deportiva de un instituto tecnológico, ante quienes el virtual candidato del tricolor a la Presidencia reiteró que México no puede seguir por el camino de la violencia y de la confrontación. Y prometió tiempos de paz, orden y empleo, si es presidente.
Entre la bulla y los sonidos de las matracas, no hizo referencia a las indagaciones que lleva a cabo la Procuraduría General de la República (PGR) contra los ex gobernadores priístas de Tamaulipas Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández por tener supuestos nexos con el narcotráfico.
Promete paz y empleo
Quienes se encargaron de lanzar la ofensiva contra sus oponentes fueron el propio anfitrión y la secretaria general del PRI, Cristina Díaz, quien pareció enviar un mensaje a Josefina Vázquez Mota al afirmar que se equivocan quienes creen que esta elección es una cuestión de género o de recetas de cocina.
Los de enfrente ya perdieron su oportunidad, los gobiernos de la alternancia hasta aquí llegaron, remató quien acudió en representación del dirigente nacional, Pedro Joaquín Coldwell.
La toma de protesta de cientos de integrantes de la estructura territorial del PRI en el Edomex estaba programada para las 10 de la mañana, pero se inició hora y media después, una vez que la banda grupera K-Paz de la Sierra amenizó la larga espera.
Muchos llegaron de madrugada. Jorge González, empleado del municipio de Naucalpan, fue uno de los 100 que fueron citados en la alcaldía a las 4 de la mañana para acudir a Ecatepec, porque –dijo– si no iban les descontaban un día.
Peña Nieto y su esposa, la actriz Angélica Rivera, arribaron como a las 11 de la mañana y tardaron media hora en recorrer una larga valla de simpatizantes que se agolpaban para saludarlos, mientras los que se quedaron en las gradas se conformaban con verlos en las macropantallas.
Ya lo esperaban en el estrado legisladores como Francisco Rojas y Luis Videgaray, lo mismo que los ex gobernadores del estado de México Alfredo del Mazo González, Alfredo Baranda García, Ignacio Pichardo Pagaza, César Camacho Quiroz y Emilio Chuayffet Chemor. Más tarde los felicitó por dar muestra de unidad, de cohesión, de gran civilidad política, aunque como de costumbre faltaba el ex mandatario Arturo Montiel.
En cuanto el ex gobernador mexiquense (Peña Nieto) se trepó al templete, los guardias soltaron una cuerda y se hizo el tumulto. Los niños se hacían flaquitos y se colaban por las vallas metálicas al área de prensa, mientras una mamá gritaba: Dejen pasar a la niña, nos están apachurrando.
A María de los Angeles Ricaño, de 16 años de edad, la cargaron y trasladaron a esa zona para evitar que siguiera recibiendo empujones. Todo eso sucedía abajo, mientras el gobernador Ávila recibía a nuestro amigo y paisano y señalaba a sus opositores. Si bien los priístas jugamos limpio y sabemos ganar a la buena, tampoco nos vamos a dejar; que no nos piquen la cresta. Por cada ataque, por cada calumnia que reciba nuestro paisano, habrá millones de mexiquenses que habremos de estar con él hombro con hombro, apoyándolo, defendiéndolo. Amigo Enrique, no está solo.
Mientras se escuchaban estruendosas porras y el ulular de sirenas, añadió: Y que quede claro: aquí en el estado de México nos morimos en la raya con nuestro paisano.
Frente a los asistentes, que sostenían cientos de banderas y pancartas con siglas de la CNOP, el Frente Juvenil o el magisterio estatal, o que los identificaban como habitantes de alguno de los 125 municipios, Peña Nieto se mostró satisfecho de recargar pilas en su tierra e inició un diálogo inusitado con sus seguidores, al plantear algunas preguntas a los mexicanos.
–¿Creen ustedes que hoy el camino que ha seguido México es el correcto?
–Noooooo –gritaron a coro.
–¿Quieren seguir los próximos seis años en el camino que significa más de lo mismo?
–Nooooo.
–¿Estamos preparados para hacer un nuevo cambio, con rumbo y horizonte cierto?
–Siiiiií.
–¿Vamos a ser los brazos y los rostros que lleven a México a un mejor porvenir?
–Siiiiiií.
Secundó a Ávila al declarar que no están confiados, aun cuando van arriba en las encuestas, y prometió que el PRI recorrerá casa por casa, colonia por colonia, barrio por barrio, ciudad por ciudad, para que el hijo de esta tierra sea presidente.
Anunció que recorrerá el país para firmar y asumir compromisos, como lo hizo en el Edomex, “¡Sí se puede, sí se puede!’, remachó su arenga.
Al final, la calle Leona Vicario se convirtió en un río de gente que buscaba los camiones que la acarreó a Ecatepec. Algunos arrebataban botellas de agua o bolsitas con desayunos que contenían sándwich, jugo, chocolate y chicharrores que sobraron.
Ezequiel Medina, de Tonatitla, comenzó a gritar a sus compañeros, no se sabe si en broma o en serio: Vamos por los mil pesos que ofrecieron; somos más de 20, y una señora comentó molesta: A nosotros no nos ofrecieron nada; la otra vez nos iban a dar una despensa y se la clavaron.
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