Claudia Rodríguez
En su gira de trabajo por el estado de Zacatecas esta misma semana, el señor Felipe Calderón aseveró que ninguna persona afectada por la sequía de 2011 morirá por falta de alimento o de abasto de agua, ya que su administración en el orden federal se encargará de suministrar los insumos necesarios a todas aquellas comunidades carentes de los mismos.
Demagogia es la única verdad que encierra la aseveración anterior del señor Calderón.
Si al residente de Los Pinos le interesa sólo paliar los problemas consecuencia de la sequía en los terrenos agrícola y ganadero del país, sólo del año pasado, se olvida que este asunto tiene décadas de presentarse y de agravarse con el paso del tiempo.
Suministrar los alimentos y el abasto de agua a comunidades con carencias de los mismos, es un paliativo pero no la solución. Está bien atender la premura con despensas y con pipas de agua potable pero ¿y después? No existe un verdadero apoyo a las comunidades para reactivar la productividad de sus tierras y tampoco para renovar su ganado y mantenerlo en condiciones de rendimiento duradero.
Respecto a lo anterior, sólo habría que anotar la visión –y la omisión--, de quienes han tutelado la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), como el panista Alberto Cárdenas Jiménez quien hoy preside la Comisión de Agricultura en el Senado de la República, y en días recientes aseguró que todavía no ve una situación de emergencia en el país por la sequía, por las heladas o las inundaciones.
Para abonar a su visión gobiernista, Cárdenas Jiménez acotó: "Hasta ahora no hay ningún faltante de alimentos en los anaqueles del país, en ningún mercado de México hay escasez. No hay señales de alerta que indiquen que falta algún producto en el mercado". Y ante esto último, mi pregunta es si son o se hacen nuestras autoridades.
Basta ver cómo la canasta básica ha aumentado en los últimos meses. El frijol, el arroz y el maíz han aumentado en más de treinta por ciento su precio de un año a la fecha. Los productos provenientes de la ganadería y la industria avícola como la carne y sus derivados, cada vez están más fuera del alcance del bolsillo de la generalidad de las familias mexicanas. ¿Sabrá el panista Cárdenas –ex gobernador de Jalisco-- que eso es un indicador de la falta de producción y el desbasto en los centros de comercialización?
Pero lo peor, es el espíritu reduccionista del señor Felipe Calderón al afirmar que no habrá muertos por carencia de alimentos o desabasto de agua. Y yo afirmó lo contrario: Por carencia de alimentos y recursos ya ha habido muertos y por la inacción gubernamental parece que habrá más.
Son cientos los mexicanos que por falta de oportunidades y posibilidad de proveer a sus familias de lo básico y mínimo, han tenido que delinquir e incorporarse a las filas del crimen organizado, ése mismo que Calderón dice combatir con visión y estrategia. Cómo hacerlo si su enfoque para cada problema nacional es tan reduccionista.
Más queda claro. Somos un país en donde todo se enmascara en las cifras y el discurso para mostrarse en el extranjero como la panacea y el producto del trabajo gubernamental, pese a que en sus raíces, el país se está muriendo.
Acta Divina… En gira de trabajo por el Estado de Zacatecas, el presidente Felipe Calderón no aceptó contestar a todas las personas que le hacían patente alguna necesidad ya que dijo que su visita obedecía a analizar los efectos de la sequía y por ello no se saldría del tema.
En su gira de trabajo por el estado de Zacatecas esta misma semana, el señor Felipe Calderón aseveró que ninguna persona afectada por la sequía de 2011 morirá por falta de alimento o de abasto de agua, ya que su administración en el orden federal se encargará de suministrar los insumos necesarios a todas aquellas comunidades carentes de los mismos.
Demagogia es la única verdad que encierra la aseveración anterior del señor Calderón.
Si al residente de Los Pinos le interesa sólo paliar los problemas consecuencia de la sequía en los terrenos agrícola y ganadero del país, sólo del año pasado, se olvida que este asunto tiene décadas de presentarse y de agravarse con el paso del tiempo.
Suministrar los alimentos y el abasto de agua a comunidades con carencias de los mismos, es un paliativo pero no la solución. Está bien atender la premura con despensas y con pipas de agua potable pero ¿y después? No existe un verdadero apoyo a las comunidades para reactivar la productividad de sus tierras y tampoco para renovar su ganado y mantenerlo en condiciones de rendimiento duradero.
Respecto a lo anterior, sólo habría que anotar la visión –y la omisión--, de quienes han tutelado la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), como el panista Alberto Cárdenas Jiménez quien hoy preside la Comisión de Agricultura en el Senado de la República, y en días recientes aseguró que todavía no ve una situación de emergencia en el país por la sequía, por las heladas o las inundaciones.
Para abonar a su visión gobiernista, Cárdenas Jiménez acotó: "Hasta ahora no hay ningún faltante de alimentos en los anaqueles del país, en ningún mercado de México hay escasez. No hay señales de alerta que indiquen que falta algún producto en el mercado". Y ante esto último, mi pregunta es si son o se hacen nuestras autoridades.
Basta ver cómo la canasta básica ha aumentado en los últimos meses. El frijol, el arroz y el maíz han aumentado en más de treinta por ciento su precio de un año a la fecha. Los productos provenientes de la ganadería y la industria avícola como la carne y sus derivados, cada vez están más fuera del alcance del bolsillo de la generalidad de las familias mexicanas. ¿Sabrá el panista Cárdenas –ex gobernador de Jalisco-- que eso es un indicador de la falta de producción y el desbasto en los centros de comercialización?
Pero lo peor, es el espíritu reduccionista del señor Felipe Calderón al afirmar que no habrá muertos por carencia de alimentos o desabasto de agua. Y yo afirmó lo contrario: Por carencia de alimentos y recursos ya ha habido muertos y por la inacción gubernamental parece que habrá más.
Son cientos los mexicanos que por falta de oportunidades y posibilidad de proveer a sus familias de lo básico y mínimo, han tenido que delinquir e incorporarse a las filas del crimen organizado, ése mismo que Calderón dice combatir con visión y estrategia. Cómo hacerlo si su enfoque para cada problema nacional es tan reduccionista.
Más queda claro. Somos un país en donde todo se enmascara en las cifras y el discurso para mostrarse en el extranjero como la panacea y el producto del trabajo gubernamental, pese a que en sus raíces, el país se está muriendo.
Acta Divina… En gira de trabajo por el Estado de Zacatecas, el presidente Felipe Calderón no aceptó contestar a todas las personas que le hacían patente alguna necesidad ya que dijo que su visita obedecía a analizar los efectos de la sequía y por ello no se saldría del tema.
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