Jorge Fernández Menéndez
El presidente Calderón está desarrollando una actividad frenética antes de que las leyes le prohíban, cuando ya comience formalmente la campaña, hacer giras y proclamas importantes. Por lo pronto, regresó de Davos con dos anuncios que en otras circunstancias y momentos hubieran podido ser mucho mejor explotados: la inversión de dos mil 500 millones de dólares de una empresa automotriz y de mil millones de dólares de una refresquera, además de la próxima presidencia del G20, de un reconocimiento como estadista mundial y una sesión con Bill Gates que, por lo menos, le levantaría la autoestima a cualquiera.
Decía el propio presidente Calderón, en Davos, que había varios puntos de su administración de los que estaba satisfecho: la cobertura nacional en salud, el manejo de la economía, el haber decidido enfrentar a los grupos criminales. No lo terminamos de ver internamente porque el tema de la violencia, con toda razón, nos ha cegado para observar otras cosas y porque nuestra política, la de todos los partidos, termina siendo, casi siempre, mucho más tercermundista que el país.
En México, el presidente Calderón seguirá con recorridos de todo tipo en el país, tratando de imponer una agenda y colocar sus marcas antes del inicio formal de la campaña. Está muy bien, salvo por una cosa: mientras su partido no tenga candidato, todo eso no se traduce, en términos políticos, en nada. Primero, porque no hay una conexión directa con quien debería tomar en sus manos ese activismo, y segundo, relacionado con lo anterior, porque en el panismo están mucho más ocupados hoy en golpearse internamente que en consolidar una candidatura.
Las encuestas siguen dando números contundentes pero no pasa nada, la competencia interna sigue. Mañana habrá un debate que la comisión de elecciones del PAN decidió que, ahora sí, será sin reglas, o sea que los precandidatos podrán atacarse a placer. No estaría mal si no fuera por que, unos días después, los panistas tendrán que elegir a su candidato/a y se supone que los que queden en segundo y tercer lugar se deberían sumar al ganador. Para el PAN es muy importante terminar este proceso en su primera vuelta, este domingo, para evitar un desgaste mayor y, entre otras cosas, para aprovechar, lo que sería lógico y legítimo, ese intenso activismo presidencial.
En lo personal creo, lo hemos escrito aquí en muchas oportunidades, que esa candidatura debería ser para Josefina Vázquez Mota: es la mejor posicionada, la que genera expectativas de continuidad sin continuismo, la que me parece que tiene un equilibrio mayor en su preparación profesional de los tres aspirantes, y también, y no es un dato menor, porque nuestro país ya se merece también que una mujer pueda competir por la Presidencia de la República con posibilidades reales de ganar.
Serán los panistas quienes tendrán que decidir quién encabezará sus listas, pero deberían hacerlo de una vez el 5 de febrero, porque, de otra manera, el tiempo pasa y sus adversarios continúan haciendo, para bien o para mal, su tarea. Esta semana será decisiva para el proceso interno panista: sería un despilfarro de tiempo y espacio tomarse un mes más para definir qué querrán hacer en una campaña en la que los tiempos se acaban.
Mientras tanto, sus rivales, como decíamos, trabajan. Enrique Peña Nieto se fue a Davos y mantuvo, según sus envíos de Twitter, 35 reuniones en un par de días; todo un récord. El testimonio lo tuvimos por fotos enviadas también por la red: ¿por qué si Peña Nieto viajó al célebre poblado suizo con una comitiva de más de 30 personas, no llevó prensa y nos tuvimos que enterar de sus actividades por la red social? Alguien nos dijo que pensaba que lo cubrirían con la fuente presidencial, pero eso implicaría un doble error: primero porque la fuente presidencial no fue a ese viaje, y segundo, aunque hubiera ido, porque la “fuente” cubre las actividades del Presidente y muy raramente de otros actores. Me parece que, una vez más, en el equipo de Peña Nieto desperdiciaron una buena oportunidad de marcar agenda: el candidato priista dicen, porque no lo vimos, que presentó su propuesta económica en Davos, misma que no se divulgó en México, al tiempo que la nota más destacada fue la relacionada, una vez más, con su vida personal.
En el PRD, por lo menos en el DF, están haciendo, mientras tanto, bien las cosas: Miguel Mancera se ha dedicado a los amarres internos y ya casi no le quedan disidencias. Atención a la designación de Joel Ortega como coordinador de campaña: el mensaje es claro, ninguno de los dos es militante del sol azteca. Súmele la candidatura ciudadana de Isabel Miranda en el PAN y comprenderá por qué en el PRI están tan preocupados por dar una imagen tan partidaria con Beatriz Paredes.
PD: murió Aurora Berdejo, una comunicadora con luces y sombras, pionera en el periodismo político en el país. Era aún muy joven; merecía estar mucho más con nosotros. Un abrazo a Aurora en el más allá.
El presidente Calderón está desarrollando una actividad frenética antes de que las leyes le prohíban, cuando ya comience formalmente la campaña, hacer giras y proclamas importantes. Por lo pronto, regresó de Davos con dos anuncios que en otras circunstancias y momentos hubieran podido ser mucho mejor explotados: la inversión de dos mil 500 millones de dólares de una empresa automotriz y de mil millones de dólares de una refresquera, además de la próxima presidencia del G20, de un reconocimiento como estadista mundial y una sesión con Bill Gates que, por lo menos, le levantaría la autoestima a cualquiera.
Decía el propio presidente Calderón, en Davos, que había varios puntos de su administración de los que estaba satisfecho: la cobertura nacional en salud, el manejo de la economía, el haber decidido enfrentar a los grupos criminales. No lo terminamos de ver internamente porque el tema de la violencia, con toda razón, nos ha cegado para observar otras cosas y porque nuestra política, la de todos los partidos, termina siendo, casi siempre, mucho más tercermundista que el país.
En México, el presidente Calderón seguirá con recorridos de todo tipo en el país, tratando de imponer una agenda y colocar sus marcas antes del inicio formal de la campaña. Está muy bien, salvo por una cosa: mientras su partido no tenga candidato, todo eso no se traduce, en términos políticos, en nada. Primero, porque no hay una conexión directa con quien debería tomar en sus manos ese activismo, y segundo, relacionado con lo anterior, porque en el panismo están mucho más ocupados hoy en golpearse internamente que en consolidar una candidatura.
Las encuestas siguen dando números contundentes pero no pasa nada, la competencia interna sigue. Mañana habrá un debate que la comisión de elecciones del PAN decidió que, ahora sí, será sin reglas, o sea que los precandidatos podrán atacarse a placer. No estaría mal si no fuera por que, unos días después, los panistas tendrán que elegir a su candidato/a y se supone que los que queden en segundo y tercer lugar se deberían sumar al ganador. Para el PAN es muy importante terminar este proceso en su primera vuelta, este domingo, para evitar un desgaste mayor y, entre otras cosas, para aprovechar, lo que sería lógico y legítimo, ese intenso activismo presidencial.
En lo personal creo, lo hemos escrito aquí en muchas oportunidades, que esa candidatura debería ser para Josefina Vázquez Mota: es la mejor posicionada, la que genera expectativas de continuidad sin continuismo, la que me parece que tiene un equilibrio mayor en su preparación profesional de los tres aspirantes, y también, y no es un dato menor, porque nuestro país ya se merece también que una mujer pueda competir por la Presidencia de la República con posibilidades reales de ganar.
Serán los panistas quienes tendrán que decidir quién encabezará sus listas, pero deberían hacerlo de una vez el 5 de febrero, porque, de otra manera, el tiempo pasa y sus adversarios continúan haciendo, para bien o para mal, su tarea. Esta semana será decisiva para el proceso interno panista: sería un despilfarro de tiempo y espacio tomarse un mes más para definir qué querrán hacer en una campaña en la que los tiempos se acaban.
Mientras tanto, sus rivales, como decíamos, trabajan. Enrique Peña Nieto se fue a Davos y mantuvo, según sus envíos de Twitter, 35 reuniones en un par de días; todo un récord. El testimonio lo tuvimos por fotos enviadas también por la red: ¿por qué si Peña Nieto viajó al célebre poblado suizo con una comitiva de más de 30 personas, no llevó prensa y nos tuvimos que enterar de sus actividades por la red social? Alguien nos dijo que pensaba que lo cubrirían con la fuente presidencial, pero eso implicaría un doble error: primero porque la fuente presidencial no fue a ese viaje, y segundo, aunque hubiera ido, porque la “fuente” cubre las actividades del Presidente y muy raramente de otros actores. Me parece que, una vez más, en el equipo de Peña Nieto desperdiciaron una buena oportunidad de marcar agenda: el candidato priista dicen, porque no lo vimos, que presentó su propuesta económica en Davos, misma que no se divulgó en México, al tiempo que la nota más destacada fue la relacionada, una vez más, con su vida personal.
En el PRD, por lo menos en el DF, están haciendo, mientras tanto, bien las cosas: Miguel Mancera se ha dedicado a los amarres internos y ya casi no le quedan disidencias. Atención a la designación de Joel Ortega como coordinador de campaña: el mensaje es claro, ninguno de los dos es militante del sol azteca. Súmele la candidatura ciudadana de Isabel Miranda en el PAN y comprenderá por qué en el PRI están tan preocupados por dar una imagen tan partidaria con Beatriz Paredes.
PD: murió Aurora Berdejo, una comunicadora con luces y sombras, pionera en el periodismo político en el país. Era aún muy joven; merecía estar mucho más con nosotros. Un abrazo a Aurora en el más allá.
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