Guerra sucia hay en todos lados, como lo han atestiguado la líder de la Asamblea de Representantes Alejandra Barrales, y el ex procurador Miguel Mancera, los marcelistas que encabezan las preferencias electorales para ser abanderados de izquierda al gobierno del Distrito Federal. Documentos que sugieren actos de corrupción ha circulado en los últimos días para desacreditarlos, aunque no necesariamente son sólidos y mucho menos que representen ilegalidades. Dicen los que saben que en el caso de Barrales se trata de unos cheques por un total de 400 mil pesos que tuvieron como destinatarios los grupos parlamentarios en la ALDF, mientras que en el caso de Mancera, son papeles que muestran una adjudicación directa para la compra de una camioneta a tres veces su valor, un par de semanas antes de que renunciara.
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